LA MUJER DEL FARAÓN (TERMINADA)

Capítulo 11 (Dame un presente, dime un te amo para toda la vida)

Ahmet...

Me levanté temprano como todas las mañanas para tomar mi desayuno, al bajar las escaleras había una mujer sentada en la sala viendo unas fotos de cuando mi hermana y yo éramos pequeños, ¿Que está haciendo ella aquí? Jamila, ella fue en un tiempo mi novia.

La relación iba muy bien hasta pensé que ella podría ser mi Faraona pero todo no fue del todo color de rosa porque se convirtió en gris cuando ella me engañó con Alí, me volví loco cuando me di cuenta sobre esa traición, mis padres me dijeron que tenía que cortar con ella pero...yo no podía porque yo la amaba demasiado.

Hasta que lo ví con mis propios ojos cuando besó a el rey de los rojos, eso me enfureció hice un guerra con el y me gané su odio, que porque me lo gane porque el piensa que yo mate a su mujer, pero eso no es cierto, el que la mato fue Abdul su propio hermano.

Pero nunca me imaginé que Jamila estuviera aquí pidiéndome perdón y que quería regresar conmigo, las cosas se pusieron tensas porque ella se levantó del sillón donde estaba y se acercó a mi, subió sus piernas y se sentó en las mías me abrazó me sentía extraño, quité sus brazos de mi cuello pero lo que no me esperaba era ese beso y que mi Luna lo viera.

__ ¡No puedo creerlo de ti, Ahmet! Cómo pudiste besarla, estaba comenzando a sentir algo por ti pero esto me deja en claro que tú...no sientes lo mismo que yo, ya no quiero saber nada de ti, esta relación que teníamos se rompe.

__ Yo...yo no la besé ella fue la que lo hizo, perdóname por favor.

__ Pero querido, tu no querías parar este caliente beso que ambos nos dimos.

__ ¡Contesta Ahmet! No entiendo, se supone que yo era tu destinada y...todo se va al carajo por esta estúpida, y me pides perdón cuando ella te  está diciendo querido y que él beso fue caliente y que tú no querías pararlo, es terrible de tu parte.

__ Perdóname te lo suplico, yo no la besé ella fue quien lo hizo, no me dejes por favor.

__ Olvídame, me voy de Egipto, ya no tengo nada que hacer en este país, no quiero seguir aquí viéndote.

__ ¡No por favor, no te vayas! No me dejes yo te amo, tu eres mi destinada.

__ Si lo fuera, muy me hubieras engañado, pero el hubiera nunca a existido.

__ Ven conmigo Ahmet, ella ya no te ama, yo seré tu destinada y la próxima Faraona.

__ ¡Cállate Jamila! ¡Guardias, llevensela!. Por favor, no te vayas de mi lado.

__ No quiero saber nada de ti, me iré y jamás quiero volver a  verte.

Perdí a una gran mujer y la vi salir por la puerta, sin poder hacer nada quince hacerlo pero ella no me perdonaría, así que la deje ir.

Las noches para mí eran una pesadilla, no podía dormir bien porque extrañaba a Luna, hasta la comencé a imaginar me odiaba por no haberla detenido cuando se fue de mi castillo, me siento tan perdido.

Con lágrimas en mis ojos me quedé dormido y en mis sueños estaba mi hermosa Luna junto a mi reinando Egipto, me sentía tan feliz verla sonreír, me sentía amado por ella y fui un tonto por no seguirla y traerla conmigo y explicarle las cosas.

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Por la mañana... 

Me levantó y me dirijo a la habitación donde está Luna, quería verla y pedirle perdón pero lo que no me esperaba era que ella se fuera de la casa sin despedirse de su hermana no de mi, pero se a donde fue iré a México y te traeré de vuelta y ahora si tendremos un final felíz.

No quiero que mi reino me vea de esta forma y era mejor disimular las cosas, me dirijo hacía el pueblo en mi caballo y compro mis cosas que me faltan de comida en el castillo, si ya se que me van a decir que porque un rey compra sus cosas y no sus sirvientes, les contesto es porque no soy tan malo con mi gente y no quiero ser de esa forma porque mis padres me inculcaron valores y uno de ellos era respetar a los demás y por eso valoro a mi pueblo.

Termino mis compras y me siento felíz por haber ayudado a tanta gente aunque ellos me traicionaron haciendo un trato con el rey rojo, pero no me importa porque soy un Faraón y yo estoy para ayudarles en lo que necesiten aunque ellos me odien.

Llegó a mi castillo, dejo las compras en el refrigerador y después subo a mi alcoba me recuesto en la cama miro el techo me pongo a pensar si llegaría sana y salva Luna a México, porque los rojos la quieren ver muerta igual que a mi, bueno yo ya lo estoy, pero el proceso de inmortal está en camino.

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Luna...

Hoy era un día muy extraño, desde que me vine a México me han pasado cosas raras una de ellas fue que un loco me trató de apuñalar en el avión cuando venía para acá las azafatas lo tranquilizaron pero el estaba muy inquieto y quería matarme, otra fue en un centro comercial y llegó la policía y lo arrestaron.

Al salir de la universidad, caminé para mí trabajo en la cafetería y al llegar me encontré con Cintya ya esperándome, me puse mi uniforme y comencé a atender clientes.

La noche se llegó y era hora de la salida, pero yo no quería que se llegara porque a mí me tocaba cerrar la cafetería y hoy Cintya no me esperaría para irnos juntas a la casa porque ella tiene un asunto familiar que atender muy importante, así que me toca irme caminando a mi casa.

El callejón de siempre me esperaba, pasar por allí me daba miedo pero era obligatorio pasar por ese lugar, pero no me esperaba que unos hombre me atacarán y me apuñalaran y me dejarán desangrando me.

Con mis manos temblorosas tomé mi celular y llame al número de Cintya y le dije todo lo que me había pasado, ella vino rápido por mi pero yo ya me había desmayado, llamó a una ambulancia y me llevaron al hospital.

Ocuparía donadores, llamaron a mis padres y a mi hermana para que supiera pero yo no quería preocuparlos y mucho menos a mi hermana que ella estaba en Egipto y si le decía ella se vendría hasta acá y no quiero causar problemas, pero por lo que veo a Cintya no le importó y le llamo a ella y llegaría pronto.

Pero lo extraño fue que ya no necesité donadores porque había sanado la herida que me habían hecho, los doctores se sorprendieron por mi rápida sanación y hasta pensaron que todo lo que me había pasado era toda una mentira.

Ese mismo día me dieron de alta y me llevaron a mi casa, al llegar subí a mi habitación me recosté en la cama y me puse a pensar en lo que me paso le daba la lógica a como pide sanar tan rápido pero no la encontraba, con ese mismo pensamiento me quedé dormida esperando que mañana sea un día mejor no como el de hoy que fue muy extraño.