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MARCOS
No sé cuánto tiempo estuve dormido pero abrí los ojos y por la ventanilla solo podía ver terreno arenoso, desierto. Suspiré y me quité los auriculares. Mi padre estaba muy atento a la carretera, mientras Grace le daba conversación para que no se durmiera. Pero el no parecía estar escuchándola. Luke dormía plácidamente a mi lado. Me volví a poner los auriculares pero esta vez me puse una playlist de rap en español. Me ayudaba a pensar en mí mismo.
En Barcelona había dejado a varias personas y eso me afligía mucho. Mi mejor amigo de la infancia, David y su novia, Bea. Eran inseparables y adorables. Recuerdos y más recuerdos pasaron por mi mente y las lágrimas amenazaron en salir de mis ojos pero las contuve. No soportaba llorar en público. Luego, en mi nueva habitación. Ya tendría tiempo de desahogarme. Fijé mis ojos en el paisaje. Estábamos pasando por un pueblo. Las casas eran de piedra y con tejado. Siempre había querido vivir en la montaña, en algun pueblo perdido donde no hubiese cobertura, donde la gente no pasara sin parar, donde no hubiera tráfico ni ruidos molestos constantemente. Un sitio tranquilo y con pocos habitantes. Pero ese no era mi destino.
- Marcos, puedes pasarme el agua?-la voz de Grace me hizo volver a la realidad.

Cogí la botella y se la pasé sin pronunciar una palabra. La música seguía sonando en mis auriculares, Taylor Swift.
- Como estás?
- Bien, gracias. -respondi secamente sin ganas de conversar. Volví a mirar a Luke, que seguía dormido. Solté un suspiro. Pequeño...
Mi hermana era una persona muy "feliz", libros de autoayuda, sonreír todo el rato, tomarse la vida con humor siempre y eso me hacía considerarla fría y distante con todo. Porque claro que se puede estar bien, pero ni siquiera lloró ese día y eso me hizo pensar que no tenía sentimientos. Y no me apetecía que me hablara de lo bonita que es la vida, solía tener el mínimo contacto con ella, me hacía daño.
-Ya estamos llegando, despierta a tu hermano.
Mi padre miraba la carretera, David, se llamaba y era un hombre de negocios. Se tomaba muy enserio su trabajo y en mi opinión a veces demasiado.
Desperté a Luke, le acaricié el pelo susurrando:
-Peque, ya estamos en Almería. Vamos a la playa?
Inmediatamente abrió los ojos. Nunca iba a entender la energía que tenía, supongo que al ser un niño de 5 años, tenía mucha vitalidad. Pero no era capaz de entenderlo. Yo era todo el contrario, me costaba mucho despertarme y cuando me despertaban bruscamente me ponía de mal humor.
-¡Nene quiere playa! ¡Pelota, pelota!
-Allá vamos... -dije.
Al llegar, bajamos del coche. Me quedé alucinado. La casa era preciosa, de un tono blanco, con unas escaleras enormes y rodeada de un jardín lleno de flores de distintos colores, amarillas, rosas, púrpura...
Ayudé a papá a dejar las maletas delante de la puerta y Grace le acompañó al garage a aparcar el coche. Me quedé con Luke y admiré lo bonito que era todo eso. Mi futuro hogar... Lo que no sabía es que allí iban a pasar muchas cosas...

Blue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora