4 de mayo.

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Querido diario:

Hoy fue un día distinto y hermoso. Empezando porque el día comenzó genial, ya que no me sentía tan mareado ni con náuseas y pude desayunar en completa paz. Y aún más lindo fue cuando, camino a la escuela, comenzó a llover torrencialmente. No me importó para nada llegar empapado a la escuela o estar próspero a un resfriado o una gripe, fue hermoso mientras duró. La belleza del día siguió, cuando un adorable chico de ojos miel, que ha estado ocupando un gran espacio en mi cabeza y sueños durante los últimos días, golpeteó el asiento vacío a su lado, pidiéndome con una sonrisa que me siente a su lado. Y, siendo sinceros, ¿quién podría decirle que no a esa sonrisa? Sí fuera artista, amaría retractar su bello rostro en cada lienzo, papel, cuaderno, donde sea. O sí fuera escritor, escribiría sobre lo hermosos ojos que tiene, que brillan más que las estrellas en el cielo, mientras las observas en un campo oscuro. Y sobre la perfecta hilera de dientes brillantes que posee detrás de sus carnosos labios. Su sonrisa tan particular y especial, como una en un millón. Aunque de ese millón ninguna se compararía con esa, con su sonrisa. Me he perdido en el recuerdo de su rostro y me he ido de tema, muy notoriamente. Debo parecer un torpe enamorado, y ahí es donde mi mayor duda aparece. Agregando una más a la larga lista de dudas: ¿Estoy enamorado? ¿El chico de ojos miel me gusta, me atrae? Porque... Es hermoso, es perfecto. No he encontrado defecto alguno en su aspecto y, aunque no lo conozca mucho, tampoco en su personalidad. Pero... volviendo a la narración de mi día, el profesor de artes ha faltado y nos dedicamos a hablar sobre lo primero que se nos ocurriera. Me contó que le va muy mal en la escuela, que la detesta, y que me agradecía por haberlo abrazado aquella última vez. No pude evitar sonrojarme ante aquello último. Agregó que no supo qué contestarme, pero que me agradecía mucho. Entonces, como él lo hizo, le conté sobre mí. Le conté sobre mis padres separados pero a la vez juntos, le conté sobre lo solo que me siento y mi odio por las sopas. A lo que reímos bastante, casi por unos 5 minutos donde el aire nos hizo bastante falta. Y... ¡¿Sabes qué, querido diario?! ¡Sé su nombre! Me dijo que se llamaba Peter, Peter Wentz, pero prefería que le diga Pete. Y yo le he dicho mi nombre. Fue algo extraño como un "Patrick Stump, pero puedes decirme Patrick. Aunque es igual...". Otra ronda de carcajadas siguió después de eso y un reto de parte del profesor que nos cuidaba, para comenzar a reírnos más bajo. El chico de ojos miel, o mejor dicho Pete, resultaba ser alguien muy simpático, con una timidez aún más grande que la mía. Y hay que ser más tímido que yo... Pero me alegraba muchísimo y mi corazón aumentaba su ritmo cuando pensaba en lo afortunado que era de que él confiara en mí, de que sea así solamente conmigo y nadie más que conmigo. Me hacía sentir único en una extraña forma y feliz, hacía que todo mi corazón diera un vuelco y más cuando lo imaginaba sonreír de la forma que él lo hacía. Querido diario, sí esto es "gustar" de alguien, creo que no me está gustando la forma en la que mi cuerpo reacciona a eso, es algo extraño.

Y... Bueno. Ha sido un día hermoso, me ha acompañado a casa y nos hemos reído unos minutos más luego de eso. Dolió dejarlo ir pero el recuerdo de que mañana quizás vuelva a ser un día como este me sacudió, provocándome una gran sonrisa como nunca antes. Y cuando entré a casa, mamá y papá peleaban por motivos que desconocía, pero no me importó. Porque mañana será un día igual que este y no me había sentido solo en ningún momento del día y eso me gustaba. La vida cambia, lentamente. Y estoy preparado para lo que sea que venga. Quizás todo sí mejora después de la tormenta, aunque ya me estaba acostumbrando a estar bajo de ella.

Son más de las 10 y sí no quiero quedarme dormido mañana, debo irme ahora. Espero que estés feliz de que yo lo esté y espero volver a soñar con el chico de ojos miel. Deséame suerte.

-Patrick.

P.D.: ¿Puedes creer que tanto reír provoca dolores en el estómago? No lo sabía, hoy lo descubrí. Cada día se aprende algo nuevo, más con Pete.

P.D.2: ¿Crees que el chico de ojos miel se sienta así de extraño como yo con él? Sería bonito, ¿no?

P.D.3: Ahora sí me iré, hasta mañana.

Diario de un solitario enamorado | PeterickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora