Verano Helado

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El joven acomodo la cámara de vídeo con el lente en dirección a la cama detrás del mismo, giro la pequeña pantalla al costado de la dicha camara, dejando a su vista toda la grabación. Se alejo para divisar el enfoque del vídeo y se sentó en la cama con las piernas cruzadas sobre el mueble

-hola, mi nombre es Michel- inhale y exhale fuerte -soy un mensajero como muchos, pero diferente- mire la cámara -, y está es mi historia-

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El joven de cabellos color negro oscuro, cual era llamado Michel, caminaba por las calles sonriendo, llevaba un bolso colgado de sus hombros, el cual iba hasta sus muslos y miraba su teléfono móvil debido al recibimiento de un mensaje anónimo cual le indicaba una ubicación, fecha y hora

-ahh...- me queje un poco molesto -estos tipos siempre con lo mismo- provoque la mirada de mi acompañante, seguido de su curiosidad

-¿Que sucede?- pregunto con intriga en su mirada Lucia -¿Estás bien?-

-no, para nada bien- guarde mi móvil -debo ir al centro- mencioné decepciónado

-¿Ahora mismo?- posó sus manos sobre su cintura burlonamente

-en media hora debo estar ahi- golpee una piedra con el pie -¿Me perdonas si me voy?-

-oh, vamos, siempre te marchas-

-es mi trabajo Luci- le mire a los ojos en busca del perdón cual sabía que no necesitaba buscar

-esta bien, pero me deberás un helado- se aprovechó de la situación mientras sacudía mi cabello, ella era evidentemente más alta

-oye- la mire con enojo fingido -no te aproveches, ni que ganará una fortuna-

Le di una leve sonrisa y me aleje en dirección a la calle central más cercana, la cual me llevaría al centro de firma directa

Al llegar a la calle central camine directamente al centro, llegando a este en quince minutos. Cansado por la caminata, me detuve en las paredes de un hotel, espere para recomponer mi respiración y busque al emisor del mensaje cual me ordenaba estar ahí

Tome el celular móvil, con la decisión de marcar al número -hola minino- su voz conocida me alarmo

-¿Tu que haces aquí?-

Me di vuelta observando a un chico alto, llegando al metro ochenta, vestía con un pantalón cargo oscuro y su abdomen descubierto como de costumbre

Me acerco un sobre amarillo -lleva esto al casino, debes entregarlo a un guardia- dijo para luego sonreír, no me sorprendió la escasa información del destino, así era siempre y además era el único casino dónde podía llevar recados

Me despedí del chico, guarde el sobre dentro de la sutil mochila cual siempre llevaba bajo mis prendas -una de las pocas obligaciones de mi trabajo- y avance rumbo a la playa, pasando junto a un antiguo cuartel militar de la época de colonización

Mientras caminaba, desenrolle mis audífonos de color blanco, los conecte a mi móvil y active la música, escuchando música electrónica aleatoria, la cual me ayudaría a movilizarme con tranquilidad

Caminaba por el asfalto, tranquilo y alegre, prestaba atención a las miradas de las personas, siempre me preguntaba que pasaría por sus mentes, algunas personas se veían alegres, quisas producto de un buen día y otras, todo lo contrario, tristes, desanimados e incluso enojados, podía intuir que se debía a un mal día -no los culpo, yo también lo estaría- también, rumbo a mi destino, veía niños y mascotas jugando, los veía con sueños a retomar dicha etapa de la vida, una etapa sin preocupaciones en vida comunes, pero no en mi vida

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