-¿Cómo te sientes Hunter? Hace ya... Hace dos semanas que no nos vemos, cuéntame qué ha pasado en ese tiempo.
-No sé qué quiere que le cuente, no hay nada nuevo.
-¿Estás seguro?
Odiaba cuando hacía eso, el Dr. Miller siempre utilizaba ese tono condescendiente que me ponía tan nervioso. Siempre he sido incapaz de mirarle con sus estúpidas chaquetas de pana y sus gafas cuadradas de pasta negra a lo profesor novato de Harvard que intenta ser tu amigo, pero nada está más lejos de la realidad.
-SÍ, segurísimo -respondí con desgana-
-¿No has vuelto a autolesionarte?
-No
-¿Puedes enseñármelo?
Llevo dos años yendo a terapia con el Dr. Miller, tras mi intento de suicidio, como era menor, mis padres de acogida -¿he dicho que soy medio huérfano?- decidieron internarme en un hospital psiquiátrico para que me ayudaran, sin embargo, cuando salí de allí el dolor seguía siendo tan insoportable que necesitaba evadirlo de alguna manera, así que comencé a hacerme cortes en las piernas, a calentar las piedras de los mecheros y colocármelos sobre la piel... entre otras cosas, siempre intentaba hacerlo en lugares disimulados para que la gente no los viera, Thomas y Erika eran personas demasiado buenas y no se merecían tener un hijo tan desastroso como yo, pero poco después de salir del psiquiátrico, en uno de mis ataques olvidé cerrar la puerta de mi cuarto con cerrojo, así que Erika entró y me pilló haciéndome quemaduras en las piernas. Ahí fue donde tomaron la decisión de llevarme a terapia con Miller dos veces por semana.
-¿Es legal que un adolescente de diecisiete años se baje los pantalones en su consulta sin la supervisión de un adulto? ¿Es una especie de... pedófilo o algo así?
-Utilizar el humor para evitar situaciones incómodas, ¿otra vez de vuelta a los inicios Hunter?
-Sabe que el humor es lo último que se pierde Jo.
-¿Vas a enseñármelo o no? -enarca una ceja esperando a que reaccione. Suspiro.-
-No es para tanto. -Bajo un poco el elástico de mis vaqueros y le muestro un ligero redondel rojizo y violáceo-.
-¿Te sentiste mejor?
-¿Qué?
-Que si te sentiste mejor al hacerlo.
-Sí, por eso lo hago.
-Ya veo.
Nos quedamos unos minutos en silencio mirándonos el uno al otro sin saber que decir hasta que fue Jo quién rompió el silencio por los dos.
-Quedan veinte minutos de sesión, pero me gustaría hablar con tus padres antes de que os marchéis.
-No son mis padres -mascullé-
-Bueno, puedes decirles a Thomas y Erika que entren, ¿por favor?
Sin decir nada más fui a la sala de espera donde mis sustitutos estaban sentados en un par de sillones frente a la puerta de la consulta. La verdad es que la sala de espera es muy monótona. Tiene un gran ventanal con vistas a una calle comercial donde se ven paseando familias con carritos, parejas super enamoradas y ancianos paseando de la mano.
Las paredes de la consulta están pintadas de beige claro y los sillones son de cuero oscuro, algo incómodo para cuando sea verano, pero como no soy interiorista, mejor no opino.
-Quiere hablar con vosotros.
Lo dije sin referirme a nadie en concreto pero sabiendo hacia quién lo hacía porque los dos aludidos se levantaron de sus respectivos sillones y entraron en la consulta de Jo cerrando la puerta tras ellos.
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Soulmate
RomanceÉl luchaba día a día contra la depresión y el TLP. Ella se esforzaba día a día para ser la mejor bailarina del mundo de la danza. Hunter y Riley se cruzarán en el camino del otro para ayudarse a sanar mutuamente y darse cuenta de que las almas gemel...