JungMin caminó despacio hasta el buzón de la calle vieja del North. Era una calle de mala muerte rodeada de tiendecillas baratas y cafeterías con olor a cucaracha. Era una zona horrible en las afueras de la ciudad, pero bastante bulliciosa como para que pasara desapercibido quien así lo quería.
El buzón era amarillo, desvalijado y hasta parecía que lo había chocado un auto por un costado. Grande y feo como cualquier otro buzón. Metió el sobre color mostaza que llevaba en la mano y se alejó, dio vuelta en la siguiente esquina y se quedó vigilando. El resto de su equipo de cinco hombres también lo hacía, JungMin no había dejado que fuera nadie más.
Estaban esperando que alguien se acercara al buzón, pero definitivamente no esperaban que alguien saliera de él. El niño debía tener alrededor de diez años, pateo la puerta desde adentro y salió corriendo con el sobre en la mano.
"¿Lo tienes?"
Preguntó JungMin en su auricular."Lo tengo, jefe. Está bajando".
Respondió el francotirador que tenía apostado en una de las azoteas cercanas.JungMin corrió hacia allí por una calle adyacente mientras el agentr le iba dando indicaciones y se le aceleró el corazón cuando vio al chico doblar la esquina y desaparecer en un callejón detrás de una pequeña cafetería. JungMin empujó la puerta en silencio para encontrarse una cocina donde trabajaban varios cocineros, sudados por el calor.
Todos se detuvieron al verlo, pero él les hizo una señal para que siguieran con lo suyo. Se dirigió hacia el fondo de la cafetería, donde había una puerta cerrada. Observó por el ojo de buey de cristal y estaba a punto de abrirla cuando vio al niño acercarse a una mujer sentada en una mesa. El chico le entregó el sobre y ella a cambio puso un par de billetes en su mano, luego JungMin lo vio desaparecer corriendo.
No tardó ni un segundo en reconocer a aquella mujer, era Lee HaeSook. Ella sonrió y abrió el sobre mientras JungMin se acercaba despacio para no llamar la atención, pero en cuanto vio la expresión de su rostro cambiar se dejó caer en la silla frente a ella, sobresaltándola. En el sobre había una única hoja de papel y no contenía claves ni números de cuenta, en cambio solo tenía dos palabras: "Te atrapé"
"Levanta las manos y ponlas donde pueda verlas".
Siseo y frente a él HaeSook apretó los dientes."Solo soy una pobre anciana...".
"No eres una anciana, tienes cincuenta años, pero es cierto que estás más cerca de la tumba de lo que cualquiera imagina".
Replicó JungMin."Eso es cierto, pero te apuesto a que, si pude convencer al idiota de mi yerno, puedo convencer a cualquier juez de que soy una pobre mujer desvalida a la que tú estás acusando injustamente".
Dijo con una sonrisa llena de maldad y JungMin asintió."La cuestión es... ¿qué te hace pensar que te dejaré llegar ante un juez? ¡Ah, sí! ¡Que no sabes quién soy! Levántate HaeSook, y pon las manos donde pueda verlas porque la brutalidad policial es una de mis mejores cualidades y no te conviene conocerla".
JungMin puso la pistola encima de la mesa sin importarle que estaban rodeados de gente y HaeSook perdió la sonrisa. Se levantó despacio y JungMin le esposó las manos a la espalda antes de empujarla fuera.
"¿A la estación?"
Preguntó uno de sus hombres cuando él la echó en el asiento trasero de una de las camionetas."Tú sí, necesito que vayas a buscar a Kim KyuJong. Nosotros nos vamos un poco más al norte, te mandaré las coordenadas del Black Hole en el que vamos a estar".
Sentenció JungMin subiéndose y conduciendo él mismo.
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Voy a conquistarte.
FanfictionKim Kyu Jong no era un playboy empedernido, pero estaba bastante seguro de que un compromiso a largo plazo no era lo suyo. Quizás por eso encontrarse con Lee HongKi, un patinador profesional que tampoco quería nada serio, fue la respuesta correcta p...