Capítulo No.18

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Dos días antes.

HongKi despertó a su nueva realidad. Una liga sobre su brazo apretaba demasiado mientras sentía los golpes en el interior del codo.

El aire cargado estaba lleno de una sensación de desesperación. Abrió los ojos y vio a SongOh a su lado, comenzando a inyectarle aquel líquido viscoso en la vena. Era la tercera vez que le inyectaba algo y HongKi sentía que era demasiado.

"Por favor, no lo hagas".
La voz de HongKi brotó desde su garganta, al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero él lo ignoró y continuó con su tarea.

"Tengo que hacerlo, si no te despiertas no podremos entrenar, lindo".
Le sonrió como si una inyección de adrenalina para despertarlo fuera lo más normal del mundo.

HongKi sintió que su corazón comenzaba a latir con fuerza, acelerándose al punto de explotar. SongOh había terminado de inyectarle el líquido y seguía mirándolo mientras cada uno de sus músculos se tensaba.

HongKi pudo ver aquel deseo enfermizo en el fondo de su mirada y supo lo que él estaba a punto de hacerle.

"Ahora vamos a entrenarte". 
Dijo SongOh mientras se acercaba a él.

HongKi intentó moverse, pero no podía. Los primeros minutos después de la inyección su cuerpo siempre se engarrotaba como si acabaran de pasarle una corriente eléctrica.

"No me toques, infeliz".
Tuvo fuerzas para gruñir todavía.

Con un movimiento rápido, SongOh lo agarró y lo apretó contra su pecho. El ni siquiera trató de gritar. Era como si estuviera atrapado en una pesadilla que no podía controlar y sabía que nadie estaría escuchando.

SongOh le acarició el pelo y sus manos lo recorrieron despacio.

"Creo que nuestra rutina de siempre no está dando resultados, ¿verdad?"
Murmuró y HongKi sintió que su cuerpo temblaba. Estaba aterrorizado, pero sabía que tenía que hacer algo para escapar.

"No puedes hacer esto".
Gritó guturalmente, tratando de alejarse de él.

SongOh sonrió satisfecho y lo agarró con más fuerza.
"Ah, pero lo haré. Porque tú eres un niño malo que no quiere entrenar". 

SongOh se carcajeó y tiró del cabello de su nuca haciéndole levantar la cabeza.

"Tú no quieres levantar esas piernas y hacer el maldito split jump, así que te las voy a abrir de la forma que más te gusta. ¿No es verdad? ¡Zorro!"
HongKi se revolvió en un intento de escapar, pero su cuerpo no obedecía.

SongOh sonrió burlonamente mientras se quitaba el cinturón.
"Ni siquiera pudiste esperar por mí, ¿cierto? ¡Yo esperando con tanta paciencia, y tú acostándote con el cabroncito millonario! Pero la paciencia ya se me acabó. Te voy a follar hasta que tengas las piernas bien abiertas, junto con todo lo demás, y luego verás cómo eres capaz de hacer todos los split jump que te pida. ¿Qué dices?"

"¡Suéltame!"
Gruñó desesperado, pero el viejo solo sonrió con maldad.

"No te preocupes, solo vamos a subirte un poco para poner tu trasero a la altura correcta. Los niños malos deben tener su castigo, y tú hace mucho tiempo que vienes pidiendo el tuyo, ¿no es verdad?, ¡zorrito!"
Siseó dirigiéndose al anclaje.

Hizo fuerza para elevar a HongKi un poco más y vio el suelo alejarse al menos unos veinte centímetros.

El miedo se apoderó de él, pero su voluntad de resistirse solo creció. En aquel momento sabía que había perdido la batalla, sin embargo, no podía esperar a que SongOh acabara lo que había empezado.

Voy a conquistarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora