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Chapter 16. Dojo


Me removí en mi lugar, apartando la pata de Kita de mi mejilla, dejando salir un leve quejido molesta, removiéndome en mi lugar para darle la espalda, escondiendo la cabeza bajo la manta.

—Levántate— dijo cansado, apoyando de golpe sus dos patas sobre mi pecho.

—Uhg— me quejé, girándome nuevamente para verlo—. Es hoy, ¿verdad?— dije cansada. Asintió, estirándose mientras bostezaba.

—Levántate antes de que venga a hacerlo. No querrás que te vean así, en pijama y toda despeinada.

—Me da igual— farfullé, acurrucándome nuevamente en las cálidas mantas—. Solo quiero dormir por horas.

No tenía ganas ni la motivación para salir de entre las mantas para enfrentarme al frío ambiente. Solo quería seguir durmiendo por unas horas más aunque no me hiciera falta.

—No quiero irme— murmuré somnolienta—. La cama es tan cómoda y blandita, no tengo que moverme de un lado a otro para comer, sin levantar sospechas y puedo tomarla en cualquier momento. Aunque no quiero seguir soportándolo, es uno de los peores tipos de seres humanos que he conocido.

—Te doy la razón en todo— dijo mientras volvía a dar un golpe en mi mejilla con su pata—. Pero si tengo que aguantar sus mandados un día más... te juro que le voy a arañar toda la cara hasta asegurarme de que le quede una horrible cicatriz.

—Ya, tranquilo, ya mismo me levanto— suspiré, incorporándome lentamente.

—Y tienes una promesa que cumplir— me recordó.

—Cierto.

Levantándome lentamente, cambiándome por un kimono bastante simple, con un bordado de flores en la parte baja que resaltaba que había sido cosido a mano y creado a medida. Colocando una vez más el broche en mi cabello, dando un resoplido hacia arriba, apartando y acomodando mi flequillo para que no molestaran mis ojos.

Caminando hacia la cocina, evitando encontrarme con otras personas, tomando una fruta para comer antes de dirigirme de vuelta a la habitación. Sentándome junto a la ventana con Kita a mi lado, esperando a que el magistrado o algún guardia viniera para darme las últimas instrucciones antes de dejarme marchar.

Alzando la mirada al escuchar la puerta abriéndose -sin molestarse antes en llamar-, mirándome severamente con los brazos cruzados.

Era el mismo guardia que me había traído a mí.

—Ya sabes lo que tienes que hacer— dijo con seriedad. Asentí, poniéndome frente a él, extendiendo la mano hacia él para tomar las dos bolsas de tela llenas de monedas de gran valor.

—Sí, tranquilo— dije con una sonrisa, escondiendo el dinero entre las telas del kimono para que no fueran tan evidentes—. No tengo que decirle a nadie que he estado aquí, tampoco comentar nada de lo que he visto y oído. Nunca he visto al magistrado, nunca me he relacionado con él— suspiré pesadamente.

Ahora si que estaba deseando irme de aquí.

—Ya sabes, si algo de lo que a ocurrido estos días sale a la luz, recuerda el castigo que vas a recibir. Márchate de la ciudad lo antes posible— asentí.

—Solo vámonos— dijo Kita mientras se subía a mi hombro.

Saliendo de la habitación para salir de allí lo antes posible. Bajando por una de las calles menos transcurridas hacia el centro de la ciudad para no encontrarme con demasiada gente.

Blood [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora