𝐂𝐀𝐍𝐆𝐑𝐈𝐍𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈

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Capítulo 16

TURBIOS (PALACIO ESCANDINEVA)

En el norte, la Isla de mares Turbios se estaba empezando a sentir mucho mas fría indicando que la época de invierno estaba llegando y el cambio de clima señalaba que el príncipe Carsten debía empezar a arreglar su equipaje para volver a Southlandy y encontrarse de vuelta con el clima cálido de este lado de Nordhia.

Jaden y Carsten se encontraban en el patio de armas del palacio pasando un poco el tiempo, ambos príncipes practicaban con las lanzas, a ver quién tenía mejor lance y puntería.

Jaden llevaba puestos unos pantalones negros con botas de cuero negro; en su torso, el príncipe no tenía ningún tipo de camisón puesto, dejando ver algunas cicatrices visibles producto de su duro y constante entrenamiento, El primogénito de Valero Brandenhill portaba en ambas muñecas unos brazaletes gruesos de cuero que tenían el escudo de la casa Brandenhill; Ambos brazaletes estaban teñidos del color emblema de la casa, el cual era un bello rojo escarlata con una luna creciente blanca y una flor que a simple vista tenía aspecto de una estrella, los bordes de aquellos brazaletes eran dorados igual que los cordones con los que estaban sujetados y el príncipe gozaba de una cabellera roja típica en los miembros de la familia Brandenhill junto a un verde gris que coloreaba el iris de sus ojos, siendo este un rasgo típico de la familia Larris por su madre.

Jaden retaba a Carsten para ver quién de los dos lograba que la lanza llegara más lejos mientras el rubio yacía a un costado observando a su primo en medio de risas al estar siendo constantemente incitado por Jaden  para hacer que el Worwick tomara una lanza y comenzara a entrenar.

Carsten sí tomaba entrenamientos, pero no eran iguales al entrenamiento militar que tomaban sus hermanos. A pesar de lo esquivo que estaba Carsten, Jaden logró convencer a su primo de tomar una lanza entre sus manos para practicar.

El Worwick decidió retirar su camisón, quedando solo en sus pantalones negros y unas botas largas de cuero negras. Él amarró el camisón a su cintura dejando a la vista su marcado  torso, mientras que su larga cabellera lisa y rubia dorada era ondeada por el viento como si él mismo jugara con cada mechón y ambos príncipes empezaron a tirar de sus lanzas retándose entre sí.

El personal que recorría el patio de armas del palacio no evitó observar curioso a ambos príncipes entrenar, ya que los Worwick no vivían en Escandineva de forma permanente, las pocas veces que los príncipes visitaban el lugar jamás se ocuparon en entrenar; por este motivo era de esperarse que dicha escena llamara la atención no solo del personal, sino también de las jovencitas que conformaban la servidumbre.

En ese justo momento, Merrie salió al patio donde se encontraban los príncipes entrenando y se quedó observándolos por un breve instante. Una extraña corriente recorrió el cuerpo de Merrie al ver a Carsten confirmando así cuánto le gustaba aquel hombre tanto por dentro y por fuera.

En un punto, la mirada de Merrie se desvió, logrando ver cómo una jovencita de la servidumbre miraba fijamente a ambos príncipes. Aquella joven se percató de que estaba siendo observada por Merrie, y de inmediato bajó la cabeza y se retiró apenada del patio.

El príncipe fue informado sobre la presencia de Merrie en el patio de armas y de inmediato él se detuvo y volcó su atención en su prometida, la que solo le dio una linda sonrisa y se dio la vuelta para adentrarse al palacio.

Merrie se adentró a la sala privada para a esperar tranquilamente a Carsten quien había pedido hablar con la joven, y el príncipe no tardó mucho en llegar al salón, viéndose igual que cuando estaba en el patio de armas. Él simplemente no se preocupó en colocarse su camisón. Al entrar a la sala, ella se acercó a él y lo abrazó mientras él se adueñaba del delicado cuerpo de su prometida y sellaba aquel abrazo con un beso.

𝐕𝐀𝐋𝐊𝐎: 𝐋𝐎𝐒 𝐖𝐎𝐑𝐖𝐈𝐂𝐊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora