1 de junio de 1998. El asfalto de la ciudad desprendía calor, las ventanas de los edificios altos reflejaban el sol de media tarde. Mel se bajaba del bus en el centro de la ciudad para dirigirse hacia el cine. Era su cumpleaños.
Había escuchado en la radio que estrenaban Shakespeare in Love, y, como buena romántica, decidió acercarse a la ciudad a verla. En el pueblo donde ella vive no hay cine, no hay nada. Un mercado, una farmacia, un estanco, una gasolinera, un bar, algún comercio local, un colegio y un parque. Poco llamativo, pero era tranquilo y el alquiler barato, por lo que podía permitirse vivir en una casita con un jardín pequeño pagando la mitad con Daria.
La película terminó a las 22:00. Había un bus nocturno a las 0:00, así que, aprovechando que estaba ahí, entró en un bar y se pidió una cerveza. Sentada sola en la barra pensó en lo mucho que le apetecía un canuto de hachís. Sacó de su bolsillo una cajetilla de American Spirit. Solo quedaba un cigarro, y estaba roto. "Genial" pensó.
-Perdona - paró al chico que atendía la barra- por casualidad, no tendrás un papel de liar, ¿no?
-Lo siento. - el camarero negó con la cabeza. Y miró en sus manos el cigarro partido a la mitad. - Pero te puedo invitar a un chupito, si quieres.
Mel lo aceptó como regalo de cumpleaños, aunque realmente el camarero solo estaba intentando ligar con ella. Un paquete de tabaco vacío, un cigarro partido, una cerveza y un chupito de Fireball. "Tremenda fiesta" pensó.
-Felices 23, Mel. -se dijo a sí misma y se bebió la mitad del chupito. Cogió el cigarro y se lo acercó a la nariz para olerlo. Realmente se moría por fumarse algo.
-¿Sabes que para que la nicotina entre en tus pulmones debes prenderle fuego? -dijo un chico acercándose a ella. - Bueno, también puedes mascarlo, pero te pondrá los dientes amarillos más rápido, y luego negros, y luego, seguramente, se te caigan.
El chico le cogió el cigarro de las manos, invadiendo sin respeto su espacio personal. Mel le miró con desconfianza. Él cogió el vaso de chupito y, sin preguntar, se terminó lo que quedaba.
-¿Qué haces, tío? -dijo Mel enfadada.
-¿Qué? ¿Ibas a bebértelo? Pensé que estabas dejando el culín. Mucha gente hace eso, ¿sabes? Si te contase las veces que me pillé un pelotazo solo bebiéndome los culos de los vasos ajenos...
-Perdona, -le interrumpió- ¿quién coño eres tú? Es que no estoy entendiendo muy bien qué pretendes. -Mel estaba claramente molesta.
-La pregunta no es quién soy, la pregunta es ¿puedo ayudarte? -dijo apoyando su espalda en la barra para mirarla de frente.
Mel puso los ojos en blanco y empezó a guardar sus cosas en sus bolsillos para irse de allí. "Algún día existirá un hombre que sepa ligar sin dar puto asco." pensó.
-Y la respuesta es: sí. ¿A dónde vas? Espera, perdona. -dijo él viendo que su método no estaba funcionando. Mel no le miró y salió del bar. El chico miró su cerveza sin acabar y se bebió lo que quedaba de un gran trago; después, salió apurado tras ella.
-Ey, escucha, no quería molestarte, de verdad, dame un minuto para explicarme. -le dijo cuando la alcanzó. Mel se paró y le miró seria. -¿Te has ido sin pagar?
Mel volvió a rodar los ojos y siguió su camino.
-¡Era una broma! ¡Espera! -el chico volvió a alcanzarla y le agarró del brazo para detenerla.
-No me toques. -dijo Mel. -de verdad que ni hoy, ni nunca en realidad, es el día para que un extraño me vacile. ¿Qué coño quieres?
-Te explico -el chico sonrió al ver que había conseguido lo que quería- Hace unos 7 minutos aproximadamente estaba paseando por esta misma calle y me entraron las ganas de hacerme un canuto, así que busqué en mi bolsillo y me di cuenta de que me había dejado el tabaco en casa. Levanté la mirada y vi que estaba justo frente a la puerta de este bar encantador, así que entré para ver si tenían una máquina de tabaco. Para mi sorpresa, no tenían, así que pensé "Este negocio se va a ir al garete pronto como no pongan una máquina de tabaco". -hizo una pequeña pausa para comprobar si ella tenía algo que decir en lo que llevaba de monólogo. Sonrió al darse cuenta de que su historia le estaba resultando cautivadora. -Pues bien, ahora es cuándo se pone interesante. -Mel levantó las cejas - Ya habiendo abandonado todas las esperanzas de conseguir mi objetivo dentro de ese antro, en el proceso en el que me giraba para dirigirme a la puerta triste y desolado, visualicé una mano sujetando un cigarrillo partido a la mitad. Mi primer pensamiento fue "qué putada, sinceramente", pero enseguida me di cuenta de que el mundo me estaba mandando una señal. -paró un momento meter la mano en el bolsillo de sus pantalones apretados negros y sacar una roquita de hachís. - Verás, esta china de chocolate estaba predestinada a mezclarse con ese cigarro tuyo.
Mel se quedó en blanco. Ese tío le parecía un capullo integral, pero había cierta ternura en la historia, por no mencionar las ganas ya comentadas que tenía de ese porro.
-Te voy a ser sincera, no me fio del todo de ti. Has sido bastante intrusivo, admito que intrusivo original... Pero bueno, ahora mismo, voy a priorizar ese canuto. -dijo Mel sacando el cigarro que ya se había vaciado un poco de tanto meneo. El chico sonrió. Tenía una sonrisa bonita.
Lo lio en un segundo y se lo encendió con ansia. Mel le observaba replanteándose la situación. "Estamos en la calle, visibles y públicos, no puede hacerme nada aquí. Si me toca grito." pensó.
El chico le dio un par de caladas y se lo pasó. Mel cerró los ojos al soltar el humo. "Qué gusto" pensó.
-Pero en serio, no has pagado la cerveza, ¿verdad? -le volvió a preguntar. Mel no pudo contenerse y se rio negando con la cabeza. Él la miro detalladamente, ella también tenía una sonrisa bonita. -Soy Matty.
Mel le miró por primera vez sin juzgar su comportamiento anterior, con ternura.
-Mel.

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RATAS. matty healy
ФанфикMel conoce a Matty en un bar. El destino les une esa noche, comenzando así una historia de amor, drama y delincuencia. Con inspiración directa de canciones de The 1975.