capitulo 4. El dia maldito

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Lewis se había adentrado a mi habitación, como alma que lleva el diablo, ese dia le importo poco penetrarme, simplemente aseguro la puerta y quitandose su cinturon me pregunta de una forma altanera si me habian hecho algun examen y yo temerosa le respondi que no que no me habian sometido a ningun examen o analisis. El con mucha ira estiro su mano hasta mi cuello y pronuncio muy lentamente mientras que me estrangulaba que nadie podia tocarme excepto el, al terminar la accion solto mi debil cuerpo que quedo tendido en aquella sabana blanca la unica que presenciaba sus actos de maldad hacia mi.

Esa noche no hubo violacion pero si violencia tanto psicologíca como fisica, dejandome varios moretones en las piernas, gluteos y abdomen los cuales no se notarian, al menos no, hasta unas horas mas tarde cuando las sirvientas estuvieran ayudándome a colocarme el vestido.

Ya se acercaba el amanecer y yo seguia inundada en lagrimas, acompañada de mi unico y fiel amigo el señor conejo. Alguien toca a mi puerta pero no respondo, entran sin seguir insistiendo y una dulce voz me susurra, todo estara bien, pronto se acabara tu sufriento, solo as de elegir entre tu libertad o seguir a tus cadenas. Alicea.

Voltee rápidamente y no había nadie y la puerta se hallaba completamente cerrada, no segui tomandole mas importancia ya se habian hecho las 6 de la mañana y debia ir a ducharme para bajar a alistarme. Paso un buen rato el agua deslizándose por mi cabello mientras pensaba, ¿Libertad o caminar con mis cadenas?. Me levante y cerre la regadera. Tome una decision.

Las mucamas ya habían llegado a mi, secandome y vistiendome para lo que a todos era una hermosa boda, estaban todos los amigos sofisticados de Marcos, mis hermanos y hasta mi familia y los amigos de Lewis. Al terminar de vestirme baje para ojear un poco, pero tan rapido como baje subi a mi habitacion dejando caer algunas lagrimas sobre mi mejilla.

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