El Privilegio De Una Transmigrante / Novela Pt 2

🌺Una Respuesta A La Verdad🌺

C115

Parecía que faltaba el poder de entrega de las noticias, así que hablé con más claridad.

“Quiero reemplazar los deberes ineficientes con los derechos que tiene el Santo. Enviar a un talento como yo a la retaguardia es una gran pérdida. Estaré a cargo de la primera línea, así que dejaré las actividades externas a otros santos”.

"E-no hay otros santos".

“Sucederá pronto. Solo espera.

“……”

Habiendo señalado mazmorras no descubiertas, mis comentarios eran creíbles. Ojos de confianza me atravesaron por todos lados mostrando cuánto creían realmente en mí.

['El Inspector Spoiler' da una fuerte advertencia.]

Se me puso la piel de gallina por todo el cuerpo.

También era peligroso hablar de un futuro que aún no ha sucedido. Cambié de tema para que los cardenales no tuvieran tiempo de entrometerse.

"En lugar de eso, me gustaría contarte sobre la próxima mazmorra a cerrar".

Los rostros de los cardenales, que estaban henchidos de esperanza por el nacimiento de un santo digno y bien portado, se enturbiaron.

Decal preguntó de vuelta, estallando en un sudor frío.

“Yo-Su Gracia. Lamento preguntar así, pero no vas a decirnos el nombre del área de nuevo, ¿verdad……?

"Por supuesto que no. Creo que la capacidad del Equipo Scout del Vaticano se ha confirmado plenamente. Si está dispuesto a aprobar la subyugación, le diré la ubicación exacta”.

Vesalius salió rápidamente.

"¿Esta mazmorra está ubicada dentro del Vaticano o en algún otro Terreno Sagrado?"

"Sí. Así es."

No era algo que estaba tratando de ocultar.

No querrían que sucediera un calabozo en medio del Vaticano, como sucedió hace 10 años, porque sin querer dejaron un calabozo abierto sin saber dónde estaba.

"Permiso concedido."

"Lo apruebo."

Ahora era mi turno de descomprimir la información.

“La próxima mazmorra es la 'Biblioteca de Todas las Cosas' ubicada en el Almacén de Libros Prohibidos del Vaticano. Iré directamente, mañana por la mañana.

Capítulo 22. Una respuesta a la verdad

Temprano en la mañana, dentro de una de las numerosas capillas del Vaticano.

La vidriera, de la que la iglesia estaba orgullosa, no ostentaba su belleza, porque gruesas cortinas de terciopelo bloqueaban todas las ventanas del piso al techo que daban al este. Esto se arregló para adaptarse al gusto del VIP.

Sururú.

Una figura humana mezclada con la oscuridad.

La persona que apareció sin más que una señal en la desolada capilla era un hombre con cabello largo y negro. Su altura dibujó una sombra oscura en el aire mientras se dirigía al rincón más alejado de la capilla.

Había un pequeño espacio donde se erigieron dos gabinetes de madera y se unieron entre sí. Era la sala de confesiones.

Hacer clic.

Reed entró y cerró la puerta. La persona que oficiaría el sacramento de la confesión ya había entrado y estaba esperando.

Debido a los tabiques de celosía y las gruesas cortinas que dividían el centro, era imposible ver a la otra persona. Sin embargo, no necesitaban procedimientos engorrosos como la verificación.