17

437 63 4
                                    

Yoongi

—¿Algún plan divertido para esta noche? —Jimin pregunta mientras estamos terminando el día. Es domingo, así que la tienda cierra a las cinco, lo que está bien, excepto porque esta noche Jeongguk tiene una especie de reunión de negocios, lo que significa que tendré que volver a una casa vacía.

—Voy a sentarme solo y esperar a que Jeongguk llegue a casa de una cena de negocios.

Se ilumina. —D... d... deberíamos pasar el rato juntos.

—¿Pasar el rato? —Repito. No soy estúpido, sé lo que significa, pero nunca nadie lo había usado para referirse a pasar tiempo conmigo. Bueno, una vez, pero resultó ser sólo una broma a mi costa. Me sacudo ese desagradable recuerdo.

—Sí, i... iré a esa mansión g... grande y pediremos p... pizza para comer en el caro sofá —dice, sonriendo y moviendo las cejas.

Me río y una sensación de confusión me invade. No quiero hacerme demasiadas ilusiones, pero siempre he querido tener un amigo.

—Sí, deberías venir.

—¡Sí! —Da una palmada y yo vuelvo a reírme.

Salimos juntos, y espero mientras él cierra, luego lo conduzco hasta donde Kane está estacionado y esperando.

—¿Tienes t... t... tu propio chófer? —jadea.

Arrugo la nariz. —Es raro; no sé si me gusta —confieso, lanzando una mirada de disculpa a Kane—. Lo siento.

Me sonríe. —Lo entiendo —me asegura—. El señor Jeon me paga tanto si te sientes incómodo como si no, así que todo está bien.

Cuando salimos del coche en la casa, Jimin se emociona de nuevo. —Santa m...m... mierda. Tu Papi es un l... legítimo Sugar Daddy.

—Eh, no creo que sea un Sugar Daddy si no me importa el dinero. —Digo con inseguridad. Honestamente, no sabría exactamente, pero Sugar Daddy suena como si yo fuera un vividor. Jimin se encoge de hombros. Le hago un recorrido completo y, sin sorprenderme, está tan emocionado por la biblioteca como yo el primer día.

—¡Mira todos estos l... l... libros! —dice, arrastrando cariñosamente su dedo por una hilera de lomos, sus ojos brillan cuando saca uno de la estantería y lo lleva a la silla favorita de Jeongguk. Le sigo, me siento en la otra y subo las piernas—. S... s... siempre me ha gustado leer. Mi infancia fue, b... b... bueno, no importa, pero los l... l... libros eran mi escape.

Asiento con la cabeza. —A mí también. Sin embargo, no pude tener demasiados, y luego me retrasé un poco en el aprendizaje de la lectura y me sentí estúpido cuando era adolescente y leía libros para niños —confieso.

—¿P... por qué no pudiste conseguir libros? —pregunta, dejando el que tenía en la mano y subiendo también las piernas, poniéndose cómodo en su silla.

Un sentimiento cálido vuelve a llenar mi pecho. Somos dos amigos que hablan de su infancia como la gente. Intento no sonreír demasiado, por si acaso piensa que soy raro y cambia de opinión sobre lo de ser amigos.

—No teníamos dinero —respondo, decidiendo no dar demasiados detalles sobre los problemas de mi madre.

—¿No había b...b... biblioteca local? —pregunta, y yo niego con la cabeza.

—Mi pueblo era demasiado pequeño. Había una a unos cuantos pueblos, pero no tenía forma de llegar allá.

—Eso es muy t... triste. Debería ha... haber una forma de hacer llegar los libros a los niños; es como un derecho humano o algo así.

Me río. —Ojalá —estoy de acuerdo—. Como si la biblioteca pudiera venir a ti y traerte los libros a la puerta de tu casa.

Él tararea, asintiendo un segundo antes de levantar la cabeza y mirarme como si acabara de tener la idea de su vida.

—¡Bibliotecas móviles! —dice.

—¿Bibliotecas móviles? —Repito—. ¿Cómo en un coche?

—O en un b... b... bus, explica.

—Dios mío, ¿cómo un camión de helados, pero lleno de libros? —Jadeo, absolutamente enamorado de la idea en cuanto la entiendo.

—Exactamente.

—Vaya, ¿no sería eso algo increíble? – Musito, imaginando lo diferente que habría sido mi infancia si los libros hubieran llegado así a mi puerta.

—D... deberíamos hacerlo. —Jimin se ríe mientras lo dice.

Resoplo y sacudo la cabeza. —Bien, sacaré un montón de dinero de mi trasero... —Me quedo sin palabras, al darme cuenta de que yo no puedo gastar el dinero como si nada, pero Jeongguk sí puede. Es más, toda su vida consiste en invertir en causas dignas. ¿Creería que esto es lo suficientemente valioso?

—T... te ves c...c... como si hubieras tenido una idea.

—Puede que la tenga. —Compartimos una sonrisa.

Como prometimos, pedimos una pizza y nos la comemos en el caro sofá blanco del salón mientras vemos El día de los Muertos y nos reímos.

Cuando Jeongguk llega a casa, entra en el salón con una gran sonrisa y me da un beso. Le presento a Jimin y, después de charlar unos minutos, sube a ducharse y nos deja a los dos para que terminemos nuestro atracón de películas de zombis.

Cuando acompaño a Jimin a la puerta principal un rato después, mi corazón se siente tan ligero y lleno. Siempre me pareció que sería increíble tener un amigo, pero esto era incluso mejor de lo que imaginaba. Jimin me sorprende rodeándome con sus brazos y abrazándome con fuerza cuando llegamos a la puerta.

—Me alegro de que nos hayamos conocido, Yoongi. Me agradas de verdad —dice con toda la seriedad del mundo. Se me calienta la cara y se me aprieta la garganta, y le aprieto un poco más.

—Tú también me agradas, Jimin. Me alegro de que seamos amigos.

La forma en que sonríe cuando le suelto, me hace pensar que quizá no soy el único que necesitaba desesperadamente un amigo.

Veo cómo baja trotando los escalones exteriores y se sube al coche que Kane tiene esperando. Una vez que sale del camino de la entrada, subo las escaleras y encuentro a Jeongguk leyendo en la cama. Una sensación de calor me llena de pies a cabeza y me desnudo antes de agarrar una de sus camisetas de la cómoda y ponérmela. Me subo a la cama y pongo mi cabeza sobre el muslo de Papi, sus dedos se abren paso entre mi pelo y su voz fuerte y suave me inunda mientras empieza a leer.

¿Es así como se siente el amor? 

nu är han en manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora