Llevaba no mucho desde que estaba viviendo en ese pequeño e incómodo cuarto como la mierda, era sofocante, podías casi sentir a través de las paredes, la humedad que desprendía el lugar era irritable, el perro de la vecina todas las noches ladraba y botaba mierda por todo lado, apestándolo todo a su paso, era un perro del demonio, y el desagüe del patio apestaba aún más a alcantarillado y mierda, mierda y más mierda, era un hedor putrefacto el que amenaba por mucho tiempo. Gracias a eso ya había hecho una que otra travesura de la que no me arrepiento realmente.
Por otro lado, ya habían pasado dos ocasiones desde que la anciana arrendataria me llamaba a su casa para arreglar su ducha o la luz de su sótano, ¿Para qué carajo quería una luz ahí? No me interesaba, evitaba meterme lo más que podía en chismes innecesarios, pero era algo tan intrigante, a mi gusto. Un día por poco pregunto, pero sólo me di cuenta de lo que parecía ser lo más demente, la astuta anciana ahí mantenía encerrado a su esposo, un viejo arrugado y barbudo que tenía encerrado en una celdilla, el hombre se veía que llevaba años sin probar la luz del sol, un baño parecía ser una de ellas también, me sorprendí.
La anciana me contó el porqué; el esposo se había acostado con una mujer a la que le rentó un cuarto. Era un viejo verdoso años atrás. Se asustó, me preguntó si iba a decir algo, pero sólo negué, diciéndole que eran muy sus asuntos de esquizofrénica demente, válgame la rebundancia, y que realmente me importaba mucha mierda su miserable vida de anciana arrugada y con un viejo matrimonio de infidelidad. Me hartaba, tal vez por demente su esposo la engañó, alguien más guapa y con un cuerpo muy maduro y bueno para descargar cualquier porquería que no podría con uno arrugado y molido.
Un martes, había llegado realmente exhausto del trabajo, ese día, muchas llamadas para arreglar cables de luz por la zona habían acaparado el horario, chorreaba sudor por el calor del carajo que estaba haciendo, y se iba de una dirección a otra en la camioneta. Había llegado a su cuarto cargado de un insensato cansancio, con su espalda molida y manos mayugadas y rasposas de tanto pelar cables, no iba a poner cabeza ante ningún llamado que le hicieran, al menos quince minutos de su día descansando se habían ido mucho al carajo, la anciana tocaba desesperada la puerta de su cuarto, la puerta siete estaba siendo bruscamente golpeada, y por fuera una voz femenina gritaba su nombre repetidas veces, hasta no dar más.
—¡¡Seok, maldita sea, sal del cuarto, te necesito en casa muchacho!!" unos cuantos más golpes frenéticos en su puerta bastaron para despertarlo de malas y abrir de un brusco movimiento su puerta. La anciana se asustó pero pronto le sonrió, le pidió llevar sus herramientas y lo llevó hasta su casa.
"La luz del sótano está empezando a dejar de funcionar de nuevo... La porquería de focos baratos ni siquiera funcionan aparte, stk" La anciana le expresaba disgusto en su rostro. Seok rodó los ojos, y subió al banquillo que había allí, girando el foco para quitarlo, y revisándolo, antes de bajarse para tomar el alicate, notó que el foco simplemente estaba desprendido, intencionalmente.
"Dime, ¿No te gustaría una taza de té? Me imagino que has de venir de un día de trabajo cansado..." Arqueó sus cejas levemente, en confusión de lo que la anciana le acababa de decir, pronunció un no, y bajó del banquillo con la intención de irse, ya sabía por dónde iba todo esto. La anciana lo detuvo y momento seguido empezó a alegar cosas sin sentido; " Sólo un rato a descansar, ya oscureció, quédate a tomar algo anda".
¿Qué mierda?"Gracias pero no" Iba a ignorar cualquier otra cosa que la anciana le fuese a decir, pero antes de ello, la escuchó decir algo que lo dejó helado.
"Deberías de hacerme caso... a menos que quieras que Byungil sepa dónde está su perro"»
aquello pudo haberse evitado, ¿Pero cómo? Volteó a verla, y esta tenía una sonrisa pícara en su feo rostro, quién se creía para amenazarlo, todo sentado de cansancio o estrés se esfumó al instante, denotaba preocupación en sus ojos, su flujo sudoroso lo hizo calentarse y estaba preocupado ¿Cómo lo supo? ¿Cuándo lo vió?Se relajó y le sonrió, aceptó quedarse, subieron juntos a la planta de arriba, la mujer vieja sonrió y fue en busca del té a la cocina, se sentó en la sala, y curioseando en las paredes las fotografías que tenía, la mesita de noche con una fotografía familiar, a su lado, había una manzana cortada ya negra y una navajilla. La anciana llegó con el té, le sirvió una taza y comenzó a cuestionarle su vida, farsas y más faras le decía, poca verdad en la mayoría, preguntas vagas que se iban acercando a coqueteos mal hechos, y un intento de seducción absurdo, la anciana estaba vuelta aceite intentando atrapar a un hombre joven y guapo. Seok se burló mentalmente de aquella estupidez, pero sólo pensaba que ahora esa cancerígena anciana sabía lo que él había hecho, y cómo lo iba a resolver ahora.
En la mesilla ya no estaba la navajilla, y en la manzana rondaban hormigas. Veía al ciprés pensante, volteó a verla al rostro, y le sonrió gentilmente, se acercó a ella y tomó su rostro, chocó sus labios con los de ella, y sin previo intento metió su lengua, la anciana se separó y pronto después de sonreír embobada, una arcada inmediata le provocó la fría navaja enterrada en su yugular interna, el filo se resbalaba lenta y con facilidad hacia afuera, un intenso chorro rojo empezó a ahogarla, taparse era en vano a ese punto, pero esa parecía ser su única reacción en el momento, su expresión aterrada era cómica totalmente, Seok se puso de pie, cerró la puerta de la casa con seguro, la dejó agonizar sin más.
Recogió todo, y limpio todo, llevó a la anciana hasta el sótano, había ahí un pozo tapado, el cual contenía aguas podridas, lo destapó a tropiezos por lo pesado de la tapa y aventó a la anciana hasta el fondo, podía escuchar a su esposo gritar hasta dolerle su garganta de ver cómo su esposa muerta era aventada a un pozo de aguas malas, así porque sí. Honestamente no sabía que hacer con el hombre, pero darle muchas vueltas al asunto lo tenía borracho, Tomó un destornillador de su caja de herramientas, y con un napoleón quebró el candado de la celdilla en la que estaba el hombre, asustado retrocedía sin querer aceptar su destino, gritaba exasperado, rogando y jurando no hablar de lo recién visto, tomó del mango del destornillador y sin pensarlo dos veces apuñaló al hombre sin misericordia.
Limpió las sangres salpicadas, y lo que hizo con la mujer, lo hizo con el hombre también, recogió sus herramientas y al salir dejó intacto todo, parecía que habían abandonado la casa de la noche a la mañana, vió la hora, y ya era de madrugada, trabajaba dentro de pocas horas y no había dormido nada.
En su cuartillo, se despojó de sus ropas sucias y tomó un baño, se recostó con el asiento del cansancio encima, mientras fumaba de un cigarrillo y sacudía sus cabellos.
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𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐎𝐅 𝐌𝐔𝐑𝐃𝐄𝐑 ©
Mystery / Thriller©® 살인의 기억 MEMORIES OF MURDER 20230109 un detective se encarga del caso de un asesino en potencia mientras trata de recopilar cada uno de los asesinatos que cometió, para poder atar cabos con el más reciente.