Nuestro Ícaro

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La vida no es más que una sucesión de recuerdos e historias. Estos van dejando marcas en nosotros, muchas de ellas son heridas y es nuestro trabajo aprender a cicatrizarlas.

Muchas veces la herida es tan profunda que somos incapaces de cicatrizar del todo, pero debemos aprender a vivir heridos. No es una vergüenza, no es una debilidad, es nuestra historia. Cada corte, cada marca, cada cicatriz. Nuestra historia.

Cada experiencia que vivimos y superamos, cada aprendizaje, es una pluma más para nuestras alas. Las construimos desde que nacemos, poco a poco, pluma a pluma, corte a corte. Nuestras alas.

Debemos aprender a volar, alzar el vuelo, ser fuertes, libres. Pero debemos esperar al momento adecuado, que nuestras alas sean suficientemente fuertes, y una vez en el aire... tener cuidado con el sol.

Muchas veces nuestro vuelo se ve precipitado por circunstancias que no podemos evitar. Muchas veces es volar o morir.

Si alzas el vuelo y te precipitas, o te quemas por no escuchar a tu Dédalo, vuélvete a levantar. Lame tus heridas. Construye tus alas. Vuelve a volar.

"-Pero, ¿y si caigo?
-Pero mi amor, ¿y si vuelas?"

Todos hemos sido Ícaro alguna vez en nuestras vidas, y como él, aunque el sol te consuma o las flechas te alcancen, vuélvete a poner de pie.

Vuela.

Vuela

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The rise of IcarusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora