Taking One Clumsy Shower (Tomando una Torpe Ducha).

Capítulo 2

—Bien. Está bien. — Beatrice la miró. —Sube a la cama y pon una toalla debajo de ti yo conseguiré lo demás.

Beatrice entro al baño y tomo la navaja y la crema de afeitar de Ava. Le tomo bastante tiempo llenar un recipiente con agua tibia tratando de encontrar la temperatura perfecta, tratando de tardar el más tiempo posible. Se apoyo en el lavamanos con ambas manos, mirándose al espejo se dijo : "Tú puedes hacer esto. Esto no tiene nada que ver con que quieras tocarla, estar cerca de su parte íntima. Es solo una misión para eliminar cualquier duda sobre tus sentimientos." Ella no podría sobrevivir si Ava cambiaba solo porque se dió cuenta de que Bea estaba excitada por ella.  ¿Estar excitada por ella? ¿Estás en los quince? ¿De dónde sacaste ese vocabulario?

Cuando se dió cuenta, el agua se estaba desbordando del recipiente. Rápidamente tiro el exceso de agua en el lavabo y salió del baño.

Ava estaba acostada de espaldas con las rodillas dobladas al borde de la cama, cubierta con una sábana delgada, eso era casi demasiado para la tímida y la conservadora Beatrice.

Caminó lentamente hacia la cama y se sentó en la pequeña silla que había junto a ella, evitando siempre la mirada de Ava. Después de poner el recipiente y la navaja de afeitar en la cama, Beatrice levantó la sábana hasta la cintura de Ava, dejándola allí para que ella estuviera un poco cubierta. Y así la sábana haría una barrera visual entre las dos.

—¿Estás lista?. —Pregunto Beatrice con una voz  tranquila y seria, según ella.

—Si.— Respondió Ava con un susurro casi inaudible.

Fue la primera vez que Bea se permitió ver a Ava, mirar la parte que más anhelaba de Ava. Su ingle izquierda era suave, al contrario del resto de la zona, que estaba cubierta de pelo corto. Beatrice respiró hondo para calmarse y luego puso la crema de afeitar en su mano. Mientras cubría la ingle izquierda de Ava con la crema, podía sentir a la otra chica estremecerse. No pudo evitar sentir cómo la piel del muslo interior era suave y blando. Tan pronto como ella movió la navaja, Ava se volvió a estremecer.

—No te muevas o te podré cortar.

Ava murmuró algo en respuesta y Beatrice continuó afeitando la ingle derecha. Después de terminar, no pudo evitar pasar su mano, sintiendo una piel suave y caliente bajo las yemas de sus dedos.
Ella estaba esforzándose mucho por no pensar en nada en ese momento, así que puso más crema de afeitar en la mano para esparcirla sobre el resto de la zona de Ava... que había que atender.

Tan pronto como comenzó a esparcir la crema por todo el vello púbico de Ava, no pudo evitar notar que algo brillaba entre sus labios internos. Bien, supongo que es una noche calurosa y sensual, pensó para sí misma, permitiendo que un pequeño pensamiento malvado entrará en su mente. Ava afortunadamente no podía verla debido a la sábana sobre su cintura, porque una pequeña sonrisa malvada se asomo en los labios de Bea.

Después de esparcir la crema continuo afeitandola. Abrió un poco más las piernas de Ava, puso la navaja sobre la piel y la movio con un ligero y cuidadoso trazo. Luego tocó la parte afeitada con su mano izquierda y estiró la piel para que pudiera afeitar mejor. Un trazo más hacia arriba. Uno más y otro. Beatrice movió su mano izquierda al siguiente lugar y estiró la piel. Ella podía escuchar como la respiración de Ava se volvía más fuerte. Ella movió la navaja una vez más, dos veces, tres veces más.

Beatrice empapó un pequeña toalla en agua caliente, la presionó y quitó el exceso de crema. Y fue cuando lo vio. Ava estaba completamente mojada. Sus pliegues no estaban brillando estaban empapados.

Y luego, de repente, algo cambió.

Beatrice ya no podía soportar más. Ya no podía seguir fingiendo. Ya no podía reprimirse más. Recordaba sentirse terriblemente triste cuando Ava salía. Recordaba estar acostada en la cama sola, tratando de no llorar, y después de fracasar en eso, trataba de parar de llorar antes de que Ava llegará. Recordaba vividamente las noches en las que su deseo era demasiado y tenía que hacer algo. Recuerda llevar su mano entre sus piernas, moviendo las caderas, tratando de obtener ese alivio. Recordaba fingir que dormía cuando Ava llegaba tratando de ser silenciosa al cerrar la puerta y tomar un baño, ignorando el peso de su cuerpo al acostarse junto a ella y el olor a alcohol y sudor, esa era la peor parte.

Y ahora, Ava estaba allí mojada frente a sus ojos, excitada mientras su estúpida, y tonta amiga Bea la ayudaba a prepararse para su día de sexo. Beatrice pensó que había pasado su peor momento hace 15 minutos, pero ahora era peor.

Ella decidió que no iba a ser... Lo que sea como se llame su nivel de estupidez en este momento, por qué ahora estaba tan furiosa y tan enojada que no sabía que pensar.

—¿Con quién saldrás esta noche? — pregunto Beatrice después de un momento, moviendo su índice entre los pliegues de Ava.

—Co..con nadie.— Susurro Ava.

—¿Con quién saldrás?— Pregunto de nuevo Beatrice, moviendo su dedo entre sus pliegues casi tocando su clítoris.

—Yo...con unos amigos.— Respondió Ava tomando una bocanada de aire.

—¿Vas a tener sexo con uno de ellos?— Continuo Beatrice con una voz tranquila, teniendo la punta de su dedo en la entrada de Ava.

— Q... no. Si. No lo sé, talvez.— Hablo Ava temblorosamente.

—¿Que amigos?— Bea la estaba tocando, en el lugar que más quería.

— Yo...con la chica del café.— Un pequeño gemido salió de los labios de Ava.

Beatrice no estaba segura de si estaba sorprendida por toda esta situación y su repentino coraje, o excitada. Podía sentir el hormigueo familiar entre sus propias piernas, y que no podía ser reprimido tan fácil. Y cuando entendió lo que Ava acababa de decir se estremeció.

—¿Es la chica con la que bromeamos que se parece un poco a mi?

Ava se quedó quieta, sin responder.

—Te pregunté algo.— Beatrice sopló sobre el clítoris de Ava, sorprendiendose así misma por la acción.

—S...S...Si, si ella. Ah, Dios.— Ava se movía debajo de la sábana,  tratando de tocar la mano de Beatrice para tener al un poco de presión sobre su zona.

—¿Porqué?

—P... Por favor Bea.

—Pregunte por qué.

—Sabes porque.

—No...No lo sé. Dime.

—Por que es la mejor manera de imaginar que eres tú.