2º 𝕌𝕟 𝕒𝕞𝕚

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Las noches sin dormir eran parte de su rutina, y no era la historia que tenía en puerta lo que le quitaba el sueño, daría todo lo que tenía porque así fuera, pero no...había algo más, como si hubiese un muerto acechándola desde la esquina del lujoso apartamento que llamaría hogar por las últimas dos semanas antes de partir a Bogotá. 

El ruido en sus oídos no dejaba que sus pensamientos se acomodaras –como si alguna vez hubiesen tenido orden– respiró profundamente el aire artificial, ese que le permitia que sus defensas no bajaran lo suficiente como para postrarla en cama una semana entera, aunque estando en su lugar hubiese sido mejor, recuperaría el sueño que no tendría en los próximos meses investigando en Colombia y ese que le faltaba gracias al Jet lag. 

El trabajo era agotador, ver a Marcus todos los días era doloroso, y en algún momento tendrían que hablar de como él tomo un vuelo a Turquía para cruzar la frontera con Siria, dejándola con la idea de recibir un anillo aquella navidad que pasarían en Ibiza con sus hijos. Lo perdonó, el universo sabía que no había manera de cargar algún tipo de rencor contra un hombre que le había dado demasiado, ya no había nada que hacer con aquella situación, y era porque no lo amaba completamente, no podía quitarse la espina de ese amor que no quería sentir más, que era tan agotador de cargar sola. 

El pecho le dolió, así intentó cerrar los ojos, aunque el ruido de la electricidad pasando por la casa le perseguía. «Recibe el paquete» fue lo primero que escuchó, parecía que hace un segundo había cerrado los ojos, pero la iluminación del lugar decía otra cosa, se había quedado dormida en un sillón de piel con la misma ropa, el cuerpo humano se acostumbra a condiciones precarias, se dijo casi a modo de regaño, pues aquel sillón lo sentía como una cama de un hotel de cinco estrellas. 

—¿Qué dices? — murmuró con la voz ronca. 

La voz de su hermana se escuchaba como un zumbido y lo único que detecto fue la palabra «paquete» entre sus carnosos labios rosas, su imagen desfigurada por la capa blanquecina de sus ojos pasó de un lado a otro hasta desaparecer por aquella puerta que se veía tan lejana como cualquier cosa en aquella ciudad. 

Se levantó con los ojos a medio cerrar, guiándose con las manos hasta su recamara, y así ducharse, al menos eso le funcionaba cuando quería descansar completamente, una técnica que le había enseñado Fatma, una mujer en Yemen, decía que el agua apagaba el fuego de la mente. Se tiró en la cama aun con la toalla en la cabeza, el aroma a jabón se mezcló con el del suavizante de sus sabanas. 

«Desearía soñar con Mads Mikkelsen» pensó tan fuerte dentro de su cabeza que los ojos le dolieron, dejó la idea de lado cuando recordó que no podría dormir hasta tarde, pues Camille le había encomendado tomar su paquete, de ser otra persona hubiese dejado que los vecinos lo robaran, pero conociendo a su hermana, era capaz de llamar a las fuerzas armadas para recuperar su pedido de Amazon. 

El tiempo es un hijo de puta, llegó a la conclusión cuando cumplió veinte años, el tiempo no es nada más que un psicópata que pasa lento en la infancia y demasiado rápido cuando se llega a adulto joven, después de los veinte llega un declive donde las enormes ráfagas de tiempo que se recibían en los primeros años no son más que dos corriente débiles, las horas no son tan largas, el día se hace corto y pasa tan rápido que en un instante estas soplando un número y al siguiente ya se le sumaron cinco. 

Estiró el cuerpo, el timbre seguía sonando como si fuese un campo de guerra, y ella estaba acostumbrada a despertar con ataques a la vuelta de la esquina, arrastró los pies y abrió la puerta mostrando el piso, no tenía humor de ser amable con algún repartidor, solo quería regresar a la cama. 

—¿Millie? — la voz del actor que conoció hace un par de días sonaba tan dulce y varonil. 

Abrió los ojos esperando no haber salido en ropa interior, no sabía lo que llevaba puesto, así que se echó un vistazo rápido, y se alivió de ver su vieja pijama. 

━━━━𝑻𝒓𝒐𝒖𝒗𝒂𝒊𝒍𝒍𝒆 || 𝙿𝚎𝚍𝚛𝚘 𝙿𝚊𝚜𝚌𝚊𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora