━━━━𝑻𝒓𝒐𝒖𝒗𝒂𝒊𝒍𝒍𝒆 || 𝙿𝚎𝚍𝚛𝚘 𝙿𝚊𝚜𝚌𝚊𝚕

1º 𝕃'𝕒𝕥𝕥𝕚𝕣𝕒𝕟𝕔𝕖

𝕃'𝕒𝕥𝕥𝕚𝕣𝕒𝕟𝕔𝕖|| Atracción

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Welcome to the jungle  empezó a sonar en los audífonos, una extraña coincidencia apenas el avión comenzó a descender en el ajetreado aeropuerto J.F. Kennedy de New York. 

Desde que tenía memoria, las películas hollywoodenses habían romantizado la idea de vivir en aquella ciudad que como decía la canción de Guns N' Roses, era una jungla, una en que cada día se tornaba sombría y decadente. Aprendiendo a vivir como un animal. 

La jungla de rascacielos que era la gran manzana, llena de personajes pintorescos y peligrosos, sangre y glamour, un paraíso o un infierno, como siempre les decía a las personas que creían que era el mejor destino para pasar unas vacaciones y descansar. Dejó que la canción la transportara, deseando que tal vez los atardeceres de dicha ciudad, fueran igual de hermosos como los hacia ver Richard Gere en aquella película que la había hecho llorar más veces de las que podía admitir. 

No odiaba la ciudad, porque había pasado demasiado tiempo en lugares tremendamente peligrosos, pero sí sentía apatía, una enorme apatía que se acrecentaba a medida que el taxi se movía sobre aquel puente desde donde podía verse la ciudad y el rio. Bufó por lo bajo antes de revisar su móvil, ya tenía por lo menos cinco mensajes de su hermana junto con dos llamadas perdidas de su madre, seguían viéndola como una chiquilla que necesitaba supervisión. 

Bloqueo la pantalla del teléfono para perderse en la vista, ojalá Richard Gere estuviese hablándole al oído, relatándole lo hermoso que era vivir en New York, que le invitara un café en Brooklyn para después cenar en algún lujoso restaurante de Manhattan. ¡Que hermosa fantasía!, la misma que terminaría en cuanto se toparan con la primera intersección para llegar al departamento de su hermana en la quinta avenida, demasiado cliché, demasiado Neoyorkino, demasiado Sex and de City. 

La vibración de su teléfono en la chaqueta la devolvió a la realidad antes de lo esperado, era un mensaje de su editor. Marcus. 

Había dejado la comodidad de las habitaciones de hoteles baratos, y el sobrevivir de comida rápida en algún país en conflicto por la oferta que el afamado Marcus Aldrich Crobber and Mayer había puesto en un hotel en Pakistán una noche de viernes. 

«Tengo un puesto para ti, un verdadero puesto, con escritorio y todo» reveló con una enorme sonrisa que se delineaba detrás de su barba entrecana, esa misma sonrisa a la cual nunca se pudo negar. 

Habían trabajado juntos en los conflictos de medio oriente por un par de años, Marcus le enseñó todo lo que sabía sobre cómo moverse en países en conflictos, como hablar con los grupos rebeldes o el mismo gobierno sin ser colgada de un puente o terminar "suicidada" en la habitación de su hotel. 

Se volvió corresponsal internacional de Le Monde gracias a él, y eso jamás lo iba a olvidar, en cierta forma le debía su carrera, así que la mejor manera de pagárselo era internarse en esa jungla llena de glamour y basura, sentarse detrás de un escritorio, teclear sin fin, y sobre todo vivir con su hermana hasta que consiguiera un apartamento propio. 

El señor sabía que era una tarea titánica en la ciudad, y que los pocos ahorros que tenían serían insuficientes para pagar una renta después de dos meses. «Cenemos para que conozcas al equipo» decía el mensaje que releyó un par de veces antes de contestar con un emoji que estaba segura Marcus no entendería, su edad no se lo permitía. 

El gélido viento de manhattan le golpeo el rostro después de pagar la tarifa de aquel taxi sacado de una película, hurgó entre sus bolsillos que estaban llenos de tickets de tiendas de aeropuertos, un par de envolturas de dulces de avión y servilletas usadas para plasmar alguna frase tonta que acoplaría a alguno de sus artículos.