Capítulo 1

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La alarma sonó a las cinco de la mañana, me levante de la cama para hacer mi rutina mañanera y desayunar algo antes de irme a Vogue para la entrevista de trabajo que me harían. Estaba emocionada, este era el sueño de toda mi vida y estaba a punto de conseguirlo, solo tenía que llevar mis mejores fotografías y obtendría todo lo que ahora deseo.
Me puse mis lentes y me hice una coleta dejando mi flequillo al aire, estaba nerviosa y aún con la comida en la boca, salí de la casa. No tenía muchos amigos, en la universidad no era la más popular de todos y no me empeñé en buscar amistades, solo encontré a mi compañera de piso Caitlin, quien era todo una modelo y mi conejillo de indias. Caitlin siempre fue la chica que deseé ser, ella era linda y conseguía todo lo que quisiese, sin embargo yo batallaba muchísimo, pero con trabajo conseguía lo mejor que pudiera. Ahora conseguí una entrevista en Vogue para ser una de sus fotógrafas.
El edificio era enorme, completamente gigante y al entrar pude ver cuadros y moda por todas partes, yo sobraba en este lugar. Todas tenían faldas, blusas y tacones de diseñador junto con un cabello de un gran estilista, yo solo tenía pantalones comprados en un centro comercial cualquiera y un cabello con puntas abiertas agarrado en una coleta. Me reí de mi misma, no es posible que yo venga aquí a buscar un puesto, espero que sea mi experiencia la que cuente y no mi ropa.

-buenos días -dije a la secretaria- vengo por la entrevista de trabajo para fotógrafa -mi voz era apenas audible, estaba nerviosa e intimidada-
-claro -habló firme- pasé al elevador y suba al último piso, allí la atenderán -me sonrió, parecía ser una amable persona-
-gracias -sonreí un poco más tranquila-

Subí al elevador y presioné el botón que me llevaba al último piso del edificio, de aquí se veía la ciudad entera, era impresionante. Las puertas se abrieron y una bola de hombres y mujeres trajeados me miraron de arriba a abajo aunque terminaron por sonreírme, hice lo mismo y salí inmediatamente de allí para que ellos pudieran entrar, encontré otra mujer tras un escritorio haciendo varias llamadas, suponiendo que era a ella a quien tenía que pedirle información, no quería que me siguieran viendo como un bicho raro y sin clase, pero de verdad quiero ese maldito puesto.

-hola, buenos días -ella me miró con una sonrisa- vengo por la entrevista de trabajo a fotógrafa.
-claro, ¿podría darme su nombre? -dijo empezando a ojear su gran lista de nombres en la computadora, todas esas personas fueron llamadas, como yo, y ahora están entre los posibles-
-Katherine Anne Hilton -comenzó a ojear en una lista en su computadora-
-aquí estás, Katherine Anne Hilton, 22 años, buenas notas... ¿recién graduada? -levantó una ceja-
-espero no sea inconveniente -me mordí un labio nerviosa, ella rió-
-espero lo mismo, muchas personas ya saben de fotografía, pero a todos se les dará oportunidad -me guiñó un ojo cómplice, es una chica amigable-. En un momento pasarán todos a la sala de juntas, por último, ¿tendrás alguna fotografía que hayas tomado?
-todas están en mi cámara
-¿no imprimiste alguna? -estaba sorprendida con cara de "esto es malo". ¡Maldita sea!-
-no, ¡rayos!
-mira, ven aquí -me acerqué a ella- si gustas puedes darme tu cámara y puedo imprimirte alguna, me caes bien, ya después yo la meteré en tu folder y estará todo listo, al salir, tu tienes tu cámara
-¿harías eso, en serio? -asintió sonriéndo- no juegues conmigo
-no lo hago -rió- ¿te parece? -asentí y le di mi cámara- sientate y no te preocupes

Me senté con los demás que esperaban el trabajo, eran casi veinte personas aparte de mí, unos con mi mismo atuendo, otros mejor arreglados y todos esperando que dijeran que era hora de entrar a la sala de juntas, me sentí intimidada, algunos chicos que estudiaban fotografía, como yo, estaban aquí. Ellos no me conocían, yo si a ellos, siempre era eso. La misma chica que estaba en el escritorio me entregó mi cámara y se sentó de nuevo, lo único que todos en la sala escuchamos fue:

-ya están todos, señorita Kyle
-diles que pasen -se escuchó del otro lado del comunicador-

La chica se paró del asiento y nos permitió entrar de inmediato a la sala de juntas, estaba maravillada, la sala era demasiado grande, adornada con cuadros de modelos en las portadas de Vogue, las fotos eran increíbles y estaban tomados desde un ángulo correcto que hacía ver que la modelo expresara deseo y pudiera captar la atención de toda persona que la viera. Era increíble.
Me senté en una de las sillas disponibles y comencé a ver a la tal señorita Kyle viendo cada uno de las casi veinte carpetas en su mesa, la chica del escritorio estaba allí esperando que esa mujer de casi cuarenta años empezara a hablar.

7 DÍAS PARA AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora