Capítulo 2

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El viaje a Los Ángeles es cansado y yo no me molestaba en sacar mi cámara y tomar fotos de todo lo que apareciera por la ventana. Acababa de graduarme y para ser apenas una recién graduada soy muy talentosa, siempre me gusto esto, para esto nací, y voy a luchar por las mejores fotografías. En el autobús se habían dividido las personas de acuerdo con su experiencia, tal vez, las personas con mas años en esto iban en la parte de atrás jurándose a si mismas que ganarían a todos por sus años en la fotografía, los recién graduados iban platicando unos con otros sin preocuparse de esto, pero yo iba aislada de todo con unos audífonos y con mi mirada a la ventana.

-hola -dijo un chico para que le hiciera caso, al voltear a verlo me di cuenta de inmediato que era gay, quería reír, siempre quise un amigo gay-
-hola -sonreí-
-¿disfrutas el viaje? -levantó una ceja, era increíble y vergonzoso ver que tenía su cutis más cuidado que el mío, incluso su propio cabello-
-en realidad, no. Solo estoy pensando. ¿Listo para el concurso? -le dije de repente-
-yo no concurso, soy maquillista y estilista de Vogue, siempre me traen a estos viajes -ahora entiendo su cuidada apariencia- soy Franco, yo trabajo con los hombres
-soy Kate, ¿a que te refieres con que trabajas con hombres? -empezaba a imaginarme lo peor, o no, en realidad no era lo peor, podría asegurar que al menos él tiene sexo, yo jamás-
-linda, en Vogue también modelan los hombres, yo me encargo de que se vean sexys y bien buenos -dijo guiñandome un ojo pícaro, eso me hizo reír, jamás había visto algo como esto-
-para ser sincera, yo solo he visto a las mujeres
-me doy cuenta, bonita, ¿y sabes de que más? De que una muchacha tan linda como tú está vestida con esos trapos de Walmart y peinada con lo primero que se le viene a la mente. Lucete, eres preciosa -me dijo rogándome-
-siempre eh sido así -me encogí de hombros-
-pues acabas de hacerte amiga de tu estilista personal -sonrió y levantó los brazos entusiasmado yo reí y eché mi cabeza hacia atrás recargándola en el asiento- no pienso dejar que tu belleza se valla a la mierda
-gracias -reí. Caitlin va a amarlo-

En lo que restaba del camino seguí hablando con Franco sobre peinados, fotografías y vestuarios, fue tanto así que no nos dimos cuenta de que ya estábamos fuera del hotel en que nos hospedaríamos. Un Holiday Inn, un hotel grandísimo y muy lujoso. No puedo creer que yo esté aquí en este momento, a cada uno nos dieron unas tarjetas de nuestros dormitorios, dos personas en cada habitación, Franco pidió dormir conmigo, se me hacía una buena idea ya que no hablo con nadie de aquí y él me ha insistido con esta idea.
Empezamos a desempacar mientras Franco se burlaba de mi reacción sobre estar aquí. Esto era nuevo para mí y si trabajo en Vogue se volvería algo normal, me parece fantástico. Franco tenía mas cosas que cualquier chica, parecía broma, sacó todas sus brochas, maquillaje y cremas para la cara para llenar el tocador. Me daba vergüenza estar con él, yo no me pongo nada de esas cosas.

-deberías comprar cremas para el cutis, bonita. Eso es lo primordial en una mujer -dijo mientras sacaba y acomodaba su ropa de diseñador junto a la mía-
-no sé nada de eso -me recosté en la cama y comencé a ver el televisor-
-lo sé, yo te ayudaré -estaba emocionado-
-gracias -sonreí y él hizo un puchero- ¿que te pasa?
-estoy aburrido, salgamos un poco -puso sus brazos en jarras-
-¿en serio? No tengo ganas -me estiré en la cama-
-tienes que disfrutar la vida, hermosa, y para hacerlo tienes que dejar eso -dijo quitándome el control de la televisión- vamos a divertirnos, disfruta de que por hoy no tienes que tomar fotos ni esas mierdas
-una amiga mía vendrá, no sé si se quedará conmigo o se irá a otro hotel -me senté en la cama cambiando de tema-
-cariño, Vogue solo se ocupará de ti, no de tu amiga
-lo sé -creo que lo logré-
-ven -o creo que no- vamos a divertirnos -me tomó de la mano para salir de la habitación, rápidamente agarré mi cámara- conozco esta ciudad como mi casa, disfrutemos un poco y comamos algo
-si no lo recuerdas, yo ahora dependo de Vogue -reí- no tengo dinero -golpeé los bolsillos de mi pantalón- y si voy a comer tiene que ser en el hotel
-yo pagó -me guiñó un ojo y salimos del lugar-

7 DÍAS PARA AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora