¿Si se metía en problemas? En problemas ya estaba y sin tener idea de cómo solucionarlos.
Llevaba sólo dos días en Corea, aunque hablaba perfectamente el idioma, ya que cuando descubrió los dramas coreanos fue un mundo maravilloso para ella y eso le hizo querer aprenderlo. Salió de su país huyendo de un hombre, pensando que allí podría tener una nueva vida, pero su vida sólo había durado dos días.
La había encontrado, él la había encontrado. Ahora debía volver a huir, pero ¿a dónde? ¿y cómo?. No tenía dinero, ni nadie que le ayudara. Lo había dejado todo en la habitación del hotel en el que se estaba quedando hasta que lo vio entrar al hotel cuando había salido a dar una vuelta, sin duda ya le habrían informado de que se hospedaba allí y habría montado guardia.- Supongo que este es tan buen sitio para dormir como cualquier otro – dijo en voz alto mirando alrededor.
Aunque Pedro no fuera de allí tenía suficiente poder y dinero para gastar en medios y encontrarla.
Al día siguiente estuvo casi todo el tiempo allí encondida, pero por la tarde ya no aguantó más y salió del lugar. Trató de buscar algún lugar donde pudiera conseguir algo de comer, por suerte salió con algo de dinero y esperaba poder comprar algo. Entró a un restaurante de un barrio y tras mirar el menú pidió un plato sencillo que pudiera pagar. Pero su mala suerte se volvió a hacer presente cuando vio entrar por la puerta a Pedro. Intento cubrirse la cara, pero no le funcionó, la vio y enseguida fue directo hacia ella.- Nos vamos – le dijo agarrándola del brazo fuertemente y tirando de ella hasta ponerla en pie.
- Suéltame, no tienes ningún derecho.
- Pronto tendré todos los derechos sobre ti.
- Señor, creo que debería calmarse – trató de meterse el dueño del sitio.
- Usted no se meta, ella es mi mujer y se va conmigo.
- No le crea, no es nada mío – le suplicó ella.
- Si se mete haré que mis hombres vengan a destruir este local – vio como el hombre se tensaba y daba un paso atrás. Pedro siguió arrastrándola unos pasos más.
- Si me ayuda Agust D se lo agradecerá.
No sabía por qué le había mencionado. La desesperación suponía. Seguro que no valdría de nada, ¿en qué iba ayudar mencionar el nombre de alguien? Pero entonces vio como el dueño del local se tensaba al oír ese nombre y miraba hacia un hombre que estaba sentado en una mesa sólo, justo a su lado derecho. Rebeca no se había fijado en él hasta ahora que se levantó.
- Señor será mejor que deje a la señorita – Dijo levantando despacio la cabeza.
Era un hombre alto, moreno y con un cuerpo musculoso apretado por una camiseta negra con una calavera blanca en el pecho y un pantalón de cuero negro. Completaba el conjunto con cadenas de plata, pendientes de aros en ambas orejas, varios aros en una de ellas en realidad. Era bastante guapo de cara, pero lo que más destacaban era su brazo casi completamente tatuado y unos ojos de bambi que no pegaban con su aspecto rudo.
- ¿Y usted por qué se mete?
- Porque la señorita sin duda no quiere ir – contestó mientras mandaba un mensaje por su teléfono.
- Eso no debe importarle hijo de puta – le espetó furioso al ver la tranquilidad del tipo.
- Pero me importa, al menos ahora me importa.
- ¿Ahora?
- Si, y le agradecería que no me haga tener que pelear por ella, acabo de comer y estoy muy lleno aún.
- Pero qué coño...
- Cierre la puerta hasta que él llegue – indicó al dueño del local que corriendo le hizo caso.
- ¿De quién está hablando? – Preguntó Pedro.
- Pronto lo sabrá. Mientras... ¿le gustaría tomar asiento? – preguntó mirando a Rebeca.
Ella tampoco entendía nada. ¿Quién era ese hombre? ¿A quién esperaban? Pero bueno, cualquier cosa era mejor que ser llevada a la fuerza por Pedro. Aprovechando que por la confusión había aflojado el agarre de su brazo se movió ligeramente y se sentó justo enfrente de su salvador.
- ¿Pero qué? – se sorprendió Pedro mirándola como se sentaba tranquilamente – Ya me harté, ¡ataquen a ese tipo! – les gritó a los 5 hombres que iban con él.
- Si me disculpa – pidió el salvador a Rebeca.
- Oh sí, por favor.
Entonces los 5 hombres se fueron a la vez a por su salvador, pero éste los dejó KO con una gran facilidad para el asombro de Rebeca. En el momento en que se levantaba de la silla uno de los tipos intentó pegarle una patada, él giro el cuerpo lo necesario para que el tipo se pasara y acabara estampándose contra el suelo tropezando con la silla. El segundo intentó atacarlo por la espalda, pero él se agachó fingiendo atarse el zapato y cuando tuvo al tipo encima intentando agarrarlo por detrás lo lanzó por encima de su cabeza contra el suelo. El tercero corrió hacia él gritando como si estuviera en una guerra, pero lo tiró al suelo levantando ágilmente una pierna de lado siendo golpeado con ella en el estómago debido a su propia carrera, cayó al suelo echando todo el aire que le quedaba por la boca.
El cuarto consiguió agarrarlo por detrás con sus brazos, pero él le pegó un cabezazo con la parte de atrás de su cabeza rompiéndole la nariz y haciendo que caiga al suelo intentando parar la hemorragia. El último lo intentó con los puños, pero está claro que fue una mala idea, porque parecía ser su especialidad y tras esquivar varios golpes del adversario le encajó un derechazo que lo dejó desorientado y sólo tuvo que darle un pequeño empujón para tirarlo al suelo. Rebeca lo observaba todo con fascinación, aunque todo ocurrió bastante rápido pudo fijarse en la habilidad de su salvador el cual se giró hacia Pedro.
- ¿Quiere probar suerte? – le preguntó
Rebeca pudo ver como Pedrose ponía nervioso, eso le gustó, le hubiera encantado verlo tirado en el suelopor esa persona. Pero no dio tiempo, ya que alguien fuera del local tocó lapuerta rompiendo la tensión del ambiente y haciendo que todos miraran hacia esa dirección.
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Te necesito en mi cama +18
RomanceMin Yoongi/Agust D, líder de una banda de mafiosos bastante conocida, que quiere averiguar quién asesinó hace años a su familia. Tras caer en una trampa y varias cosas extrañas que están pasando se da cuenta de que está cerca de averiguar algo... y...