08:Mamá

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El sentimiento de ser la segunda opción siempre ha sido algo lamentable que he tenido que soportar a lo largo de mi vida.

Desde que tengo memoria, nunca he sido la primera opción de nadie, ni siquiera de mis propios padres. Para ellos, siempre su trabajo ha sido lo primero, claro, antes de que mi papá muriera, porque después de eso, mi mamá se enfocó únicamente en sus novios.

Recuerdo claramente cuando tenía mis festivales en la escuela. Me preparaba todos los días para darles el mejor espectáculo a mis padres, buscaba que estuvieran orgullosos de mí. Pero cuando llegaba el gran día, asomaba al escenario con ilusión esperando verlos sentados en esas dos sillas. Sin embargo, solo encontraba esos asientos vacíos mientras el resto de los padres estaban emocionados esperando ver a sus hijos salir de esa gran cortina roja.

Ah, se me olvidó mencionar que en uno de esos festivales me tocó ser un maldito árbol de navidad, ya que Chrissy me robó el papel principal.

Además de ser la segunda opción para mis padres, también lo soy para mis amigos, para Jason, para Billy y ahora también para Eddie. Aunque creo que de alguna forma me lo merezco por lo que pasó aquella vez en el lago.

La verdad es que ya no quiero recordar todo esto, necesito despejar mi mente. Creo que debería darme una ducha.

Subí a mi habitación y al abrir la puerta, me di cuenta de que olía a él, a Eddie. No sé por qué, pero comencé a llorar... otra vez.

Caminé hacia mi baño mientras me quitaba la playera para ducharme. Tomé mi toalla y entré a la ducha. Las lágrimas saladas se mezclaban con el agua tibia que cubría mi cuerpo desnudo. El agua recorría cada parte de mí, algo que disfrutaba con los ojos cerrados. Abrí los ojos y tomé el shampoo para empezar a lavar mi cabello negro. La espuma se deslizaba por mi cuerpo y caía lentamente al suelo.

Mientras me enjabonaba, noté unos chupetones en mis senos que no había visto antes.

-Maldito Eddie-, susurré para mí misma. -Gracias a Dios nadie más los verá-.

Terminé de bañarme y me envolví en la toalla. Salí del baño y escuché unos ruidos extraños en la planta baja. Me acerqué lentamente a la puerta de mi habitación y la abrí.

Escuché unos pasos acercándose y justo cuando estaba a punto de preguntar quién era, vi a mi mamá subiendo las escaleras con un hombre alto, de unos 45 años y barba, que vestía como un abogado.

-Hola, linda-, el hombre me miró de arriba abajo, algo que no me dio buena espina.

-Hola-, fruncí el ceño al verlo.

-Chiss-, mi mamá me vio y luego lo vio a él poniendo su mano en su hombro. - Puedes esperar en mi habitación, necesito hablar con Delilah-.

-Claro, linda-, se dieron un beso y el hombre se fue al cuarto de mi mamá.

Mi mamá me miró furiosa. - ¿Cómo se te ocurre faltarle al respeto a la casa de esa manera?- me susurró furiosa, empujándome hacia mi habitación y cerrando la puerta de un portazo.

-¿De qué hablas? No entiendo-, la miré confundida.

Sentí una mano estrellarse en mi mejilla con fuerza, algo que me tomó por sorpresa.

-¿¡QUÉ TE PASA!?- puse mi mano en mi mejilla.

-¿¡QUÉ QUÉ ME PASA!?-exclamó. -Pasa que los vecinos vieron entrar a un drogadicto y se encerraron en la casa-.

-Pero no hicimos nada-.

-¿No hicieron nada? Delilah, los vecinos los escucharon. Mi casa no es un motel para que vengas y traigas hombres para acostarte con ellos como si fueras una puta-, esa palabra fue la que más me dolió y me hizo cuestionarme si realmente lo era.

-Pues eso mismo deberías decirte a ti misma", me atreví a decirle. -Ese señor no es el primero que metes aquí y créeme, no será el último-. Otra cachetada impactó en mi mejilla.

-¡No te permito que hables de mí de esa manera!- tenía los ojos bien abiertos.

-Lárgate de mi cuarto-, no se movió. -¡Vete!-finalmente se fue y cerré mi puerta.

Toda esta semana ha sido así, ya no quiero pelear más. Simplemente no puedo más.

Me puse mi pijama y me acosté en mi cama, sorprendentemente no lloré, no salieron lágrimas de mis ojos. Solo miré el techo de mi habitación en silencio, lo cual lamentablemente me permitió escuchar cómo mi mamá y su novio cogiam. Así fue hasta la madrugada, cuando finalmente pude dormir.

Al día siguiente me levanté un poco tarde y al bajar a desayunar, solo encontré una nota que decía:

"Fui a trabajar, prepárate lo que quieras, Chriss. Te amo. Con cariño: Sarah".

Arrugué la nota y la tiré a la basura mientras me servía un vaso de leche. Mientras la tomaba, escuché una voz masculina.

-Buenos días, Del-. Era el nuevo novio de mi mamá.

-Ah, hola-, lo ignoré.

-Creo que tenemos que llevarnos bien si vamos a vernos todos los días-, se acercó hacia mí.

-¿A qué te refieres con eso-, lo miré confundida.

-A que voy a vivir aquí-.

Solte una pequeña risa. -Veremos cuánto tiempo duras en esta casa-.

Sentí cómo se acercaba aún más a mí y empecé a sentirme incómoda. - Bueno, sabes, tengo que ir por algunas cosas. Adiós-.

Salí de la casa rumbo a ver a Robin.

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-Entonces, te drogaste, cogiste con Eddie, jugaron a ser novecientos por un par de horas, discuteron, lloraste, tu mamá te dijo puta, y su nuevo novio es medio sospechoso. Que gran fin de semana Del- Robin me resumio todo lo que le conte.

-Ya seeee- pase mis manos sobre mi cara- es que no sé, es muy complicado todo.

-Oye, solo dime una cosa- Robin se sento en su cama- ¿Quien la tiene más grande? Billy o Eddie.

-¡Robin!- Las dos nos reímos, yo estaba acostada en sus piernas- Pero si te soy sincera, Eddie la tiene más grande.

-Aay, Dios mio- me miro sorprendida- Necesito detalleees.

-Aaaash, bueno- la pelirroja chillo de emoción- es dominante, pero no dominante feo, si no que suuuuuper sexy.

Le conte a mi mejor amiga con lujo de detalle todo lo que paso con Eddie.
Pase toda la tarde con ella, incluso me quede a dormir. También ella me contó como va con su novia, Vicky.









HOLAAAA
VOLVÍ, PERDÍ LA CUENTA, PERO AQUÍ ESTAMOS DE NUEVO



||𝑇𝐻𝐸 𝑆𝑇𝐴𝑅𝑆|| 𝘌𝘥𝘥𝘪𝘦 𝘔𝘶𝘯𝘴𝘰𝘯 𝘺 𝘛𝘶́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora