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Iba a superarlo. Era algo que Clay tenía claro desde el momento en el que envió esa última carta. George ya no quería saber nada de él por lo que tendría que superarlo por su cuenta.

Salió de la oficina de correos decidido y llegó a su casa sin siquiera abrir el buzón, sabía que estaría vacío después de todo.

Lo primero que pudo notar fue lo vacía que estaba su casa. Con las cartas de George guardadas bajo llave y sin contar con la distracción de la correspondencia, la casa se sentía mucho más grande de lo que realmente era.

Volvió a salir de casa una vez más cuando el silencio se tornó insoportable. Ya pensaría más tarde lo que hacer.

(...)

Llegó a casa de Karl y Niki con la idea de pasar el resto de la tarde con ellos, los cuales le recibieron con gusto y le ofrecieron algo de beber. Los tres se sentaron en el sofá del salón charlando sobre distintas cosas como la panadería de Niki o el trabajo de Karl, pero no tardó mucho en surgir el tema del que Clay había tratado de escapar tan desesperadamente.

–¿Y que hay del chico?– cuestionó Niki mirándole con curiosidad– ¿Has seguido hablando con él?

Clay sintió una gota de sudor frío correrle por la espalda ante la mención de George pero no quería responder distante cuando ambos habían sido tan amables con él. Dirigió la mirada a otro lugar de la habitación antes de responder con sinceridad.

–Le dije que estaba enamorado de él hace un par de semanas– los ojos de Niki se iluminaron al escucharlo.

–¿Ahora estáis juntos? ¿Nos lo vas a presentar, verdad?

–No, no, nada de eso– Niki volvió a mirarle y esta vez Karl también le observaba dubitativo.

–¿Ha ocurrido algo?– cuestionó Karl.

–Ha dejado de hablarme– Clay dirigió su mirada al suelo y dejó escapar un suspiro– Le dije por carta lo que sentía y nunca respondió.

–Clay, yo-, – la chica fue interrumpida por el rubio.

–No tienes que disculparte, entiendo que tal vez le haya resultado repugnante y fue egoísta de mi parte decírselo, de todas formas.

–No es repugnante– defendió Karl– No eres repugnante por ser quien eres, los humanos tienen sentimientos y tu no eres la excepción.

El silencio reinó en la sala durante unos largos segundos hasta que Clay volvió a hablar.

–Se está haciendo tarde, debería volver a casa. Muchas gracias por todo.

Sin dejar que los otros dos presentes se despidieran, Clay caminó a la puerta delantera y salió de la casa de camino a la suya propia.

(...)

Los días pasaban y Clay no parecía ir a olvidar a George, después de todo, el británico se había convertido en una de las personas más importantes para él.

Todos los días tras despertarse salía de casa y revisaba el buzón y todos los días regresaba al interior con las manos vacías y algo menos de esperanza de ir a recibir una respuesta.

Las semanas corrieron y un día más Clay salió de casa con la mirada baja. Ese sería el último día que revisaría el buzón. Estaba harto de encontrarlo vacío y eso no le estaba ayudando a superar a George de ninguna forma.

Al abrirlo miró su interior y antes de ir a cerrarlo se dió cuenta de que había algo en el interior. La esperanza se disparó en su interior al ver que se trataba de una carta. La sacó del buzón y leyó la dirección de la que había sido entregada pensando que tal vez era una carta de sus padres o de Nick.

Por correspondencia - DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora