Capítulo 03.

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El estar con ella era simplemente... Magnífico, siempre siendo ella tan linda, amable, buena, inteligente, comprensiva, lo hacía sentir sumamente cómodo lo cual era raro porque casi nadie lograba eso en él, todo el amor y cariño que recibía de ella era para él, simplemente lo mejor del mundo. Y para su buena suerte la muchacha se sentía igual.

Estar en casa de Hikaru le hacía sentir en paz, cosa que consideraba de admirar por muchísimo, su casa era cálida, limpia y acogedora, no cabía duda de que era de ella. Era sábado y había “sido turno” de él de quedarse a dormir en casa de ella durante la noche, ese día ni él tendría partido, ni ella tenía que ir a su trabajo así que si querían podrían tomar todo ese día para ellos dos.

—Buenos días.—canturreó ella, entrando a su habitación viendo que Kiyoomi ya estaba despertando. Se recostó a un lado de él en la cama para estar más cerca suyo.—Ya está el desayuno, por si gustas ir a desayunar conmigo.—le dijo cariñosamente a él.

Él aprovechó para acercarla más a su cuerpo y abrazarla, repegando su nariz a su cabeza para oler su cabello al mismo tiempo que dejaba un tierno beso sobre ella, ella quiso voltear su cabeza hacia su rostro para dejar un beso en la mejilla de Kiyoomi. Luego de un rato dándose cariños se levantaron de la cama para que Kiyoomi se vistiera y aseara e ir a desayunar a la cocina rica avena, además de crepas con frutas y miel.

Kiyoomi decidió que quería ayudarle con la limpieza de su casa, ya que habían decidido pasar todo el día juntos, él pensaba que sería bueno comenzar por ahí, después se sentarían a ver una película o a hacer alguna otra cosa.

Tal y como ella se lo había imaginado, por más que intentó que no fuera así, quien acabó haciendo casi todo el trabajo fue él, al menos el lugar quedó muy limpio y pudieron sentarse a descansar.

Estaban en el cómodo sillón de la pequeña sala de estar, viendo una película que ella había visto muchas veces, pero que aun así le seguía gustando mucho, a él le mostraba muchas de las series y películas que veía, ya que en un pasado no pudo tomarse el tiempo de ver algo más que partidos de voleibol tanto de sus jugadores favoritos como de equipos de escuelas y uno que otro programa de “Discovery Home and Health” a ella le pareció buena idea enseñarle algo más que eso, para su buena suerte casi todas las películas y series que le había mostrado le habían agradado, incluso le prestaría el libro en el que se basaba la película que se encontraban viendo en ese justo momento para que pudiera leerlo después.

Decidieron después de que terminara la película, ver unos cuantos capítulos de una serie que ella le había recomendado sabiendo que le gustaría y terminaron jugando a armar uno de los rompecabezas que a él tanto le gustaban y que había llevado a casa de la chica para entretenerse con eso también, en aquella ocasión fue uno de quinientas piezas que tenía un fondo color beige con muchas líneas marrones muy delgadas atravesadas entre sí, ella luego de un tiempo dejó de armarlo junto a él para tomar un pequeño descanso mientras miraba como él seguía con mucho esfuerzo y dedicación buscando piezas que encajaran entre sí para terminar de armarlo, siempre le parecía que se veía más guapo de lo habitual cuando se concentraba en hacer cosas que le interesaban. Después de un rato lo terminó.

—¡Listo!—exclamó sobresaltando a la joven que ya empezaba a quedarse dormida luego de proceder a tomarse otro descanso.

—... Que bueno.—atinó a decir ella.—¿Lo vas a enmarcar o lo desarmarás en unos días?

—¿Qué quieres hacer tú?

—Lo que quieras tú, tú hiciste la mayor parte del trabajo, tú deberías decidir que hacer con él.

—Está bien.—hizo una pausa un momento para pensar.—Esta vez lo enmarcaré.—concluyó al final.

—¿De verdad? Que bueno.—le dijo y le dió un beso en la mejilla para después proceder a irse a la cocina a preparar algo para los dos.

Ya casi era hora de almorzar así que optó por preparar una rica sopa de verduras y para beber un delicioso té de jazmín, siendo en esa ocasión ella quien cocinaría ya que Kiyoomi había limpiando casi toda su casa. Cuando terminó sirvió para ambos y lo puso sobre la mesa.

Comieron ambos en paz y en medio de un silencio cómodo, luego de eso ambos limpiaron la cocina para poder seguir pasando tiempo juntos. Conversaron una vez volvieron a estar en la pequeña sala de estar de la casa de ella.

—Por cierto, ¿por qué te gusta tanto armar rompecabezas?

—Bueno, cuando era niño y pasaba mucho tiempo solo, ya que mis padres trabajaban mucho, estos solían comprarme rompecabezas y otro tipo de juegos porque “eran útiles para entrenar el cerebro” y de paso no los molestaría, como mis hermanos tampoco estaban mucho tiempo en casa dado que pasaban mucho tiempo ocupados estudiando también era una perfecta distracción de eso, luego mi primo Motoya se hizo amigo mío, aunque si te soy sincero creo que al principio sólo estaba conmigo porque sus padres se lo habían pedido, en fin, cuando iba a su casa o él iba a la mía casi siempre hacíamos esto, además de hablar de voleibol, a veces se nos unían sus hermanas y sus padres, podíamos pasar todo el día jugando, platicando, entre otras cosas. Tengo buenos recuerdos de eso, además también me gustan porque es entretenido armarlos y encontrar todas las piezas que encajen.

Escuchar aquello le hizo sentir una extraña mezcla de tristeza y ternura, a pesar de que ya se había enterado de como eran los padres de Kiyoomi, el también saber que el abandono de estos hacia él cuando era niño había llegado a tal punto de que otra familia tuvo que pedirle a su único hijo de su misma edad que pasara tiempo a su lado, a la vez que obviamente terminaron siendo ellos más una familia que las otras personas fue una sensación bastante horrible, por otra parte, le parecía lindo que de cierta forma atesorara lo que hacía con ellos y por eso siguiera haciendo esas cosas... Era como querer llorar de tristeza por culpa de lo que tuvo que pasar cuando era niño mientras le daba muchos abrazos y besos porque todo lo que hiciera y tuviera que ver con él le parecía extremadamente tierno.

No tenía palabras, temía que cualquier cosa que dijera acabara arruinando todo, se quedó un momento pensando en lo que podía hacer o decir, hasta que aún con miedo de estropear algo se acercó a él para abrazarlo dándole un beso en su frente, él correspondió a ese abrazo, pero al mismo tiempo le extrañó un poco.

—¿Por qué me abrazas?—cuestionó no con intenciones de hacer que ella se apartara de él, solamente tenía curiosidad.

—Es que te mereces todo el amor del mundo y yo te lo quiero dar.—respondió.

Love and sweetness.「Kiyoomi Sakusa.」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora