Choi JunYoung no aguanta al mejor amigo de su hermano.
Todo empezó gracias a una confusión con sus nombres.
✚Segundo libro de la serie "Lonely Boy"✚
✖Actualizaciones lentas
✚Pueden haber miembros de otros grupos
✖A TXT fanfic✖
✚Historia 100% mía
- E...
Todo comenzó un fatídico día en el que nada estaba de mi lado, desde el momento en el que abrí los ojos ante un nuevo amanecer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al mirar mi teléfono, vi todas las llamadas perdidas que mi padre me había hecho seguidas de un único mensaje de mi hermano pequeño que ponía "papá te llama"; típico de él pronunciarse una sola vez.
Como buena hija que era, llamé de vuelta para saber qué sucedió que requería tal urgencia.
― ¡JunYoung! ―exclamó papá, con cierto cariño en su tono de voz.
Bostecé a un volumen alto, restregando mis ojos― Buenos días, papá ―volví a bostezar―. ¿Qué pasó?
― Oh, tu madre, cariño ―resopló―. Me dijo que te comunicara que no te levantaras tarde ya que no podrá traeros. Le salió un imprevisto y llegará más tarde.
Llevé mi mano a mi cara, tapando mis ojos― Cierto ―suspiré con pesadez―, esta semana nos toca ir a tu casa, ¿no?
Y se rio― Veo que te estás despertando. Así es, cariño.
― Nos vemos en tu casa, entonces ―me puse en pie―. Primero debo atender la universidad, ¿sabes?
― ¡Por supuesto! Dile a San que le quiero.
Me crucé de brazos― Díselo tú ―abrí la puerta de mi habitación, yendo al cuarto de mi hermano pequeño e irrumpiendo sin cuidado alguno―. Queridísimo hermano mío, papá te quiere comentar algo ―y puse la llamada en altavoz.
― ¿Puedes tocar antes de entrar? ―hizo un puchero― Casi me pillas desnudo.
Rodé los ojos y le pasé mi teléfono― Habla, papá.
― ¿San?
Este sonrió, marcando sus hoyuelos― Buenos días, papá.
― Quería decirte que te qui-
Y San colgó, como de costumbre.
Papá volvió a llamar, a lo que este aceptó la llamada.
― ¿Por qué me cuel-
Y volvió a colgar. Ambos empezamos a reírnos sin control alguno.
Una vez más, papá llamó a mi teléfono y lo acepté poniéndolo en altavoz, siendo recibidos por sus gritos.
― ¡YA! ¡Mocosos! Os estáis riendo, a que sí. ¡Pues no tiene gracia! ¡Vuestro pobre padre está tratando de mostrar su amor por vosotros y lo que hacéis es colgar!
― Papá, es una bromita ―dije, riendo―. Sabes que te queremos mucho ―continué, consiguiendo calmar las carcajadas.
― Yo también te quiero, pa ―soltó San, poniéndose el suéter.
Papá suspiró, entre cansado por nuestras constantes bromas telefónicas y feliz por la confianza que nos tenemos― Nos vemos más tarde ―dijo, contento.