Capítulo 1

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Incheon, Corea del Sur.

Escucha bien, nada va a pasarte, aún no es de noche, debes tranquilizarte.

N-no puedo... Y-yo... Yo no debí involucrarme en esto...— sollozaba un hombre que casi corría por unos oscuros callejones mientras temblaba sosteniendo el teléfono.

—Solo apresurate y cuando llegues a casa cierra todo —la llamada terminó.

Debía empezar a correr, estaba oscureciendo y no podía arriesgarse a estar afuera completamente solo a esas horas. Era un detective algo necio, lo suficiente como para no notar que alguien lo observaba.

Estaba detrás de quien muchos conocían pero pocos se atrevían a indagar sobre él y sus negocios: El empresario Kim Namjoon, un evidente mafioso ante la ley, pero quien tenía mucho poder incluso sobre el gobierno.

Aquel hombre de baja estatura llegó después de largos minutos a su departamento, el lugar era un completo desastre, estaba casi en ruinas al igual que el vecindario. Torpemente metió la llave a la cerradura pero gracias a sus nervios éstas cayeron. Sintió algo detrás de él justo cuando iba a tomarlas, se tiró al suelo y rápidamente giró, pero no había nada.

Volvió a tomar las llaves y esta vez pudo entrar. Cerró igual de rápido que entró y observó el lugar.
Estaba todo en su lugar, hasta que sintió un aroma extraño. Había olor a tabaco, el no fumaba.

Se quedó estático en la puerta y observó a dónde sería la sala, al lado del ventanal había un sillón, todo estaba a oscuras debido a las gruesas cortinas, pero pudo divisar que desde allí provenía el humo.

Quiso tomar su arma, pero allí no había nada, estaba frito.

—Eres torpe, la dejaste caer hace unos instantes cuando estabas afuera —habló aquella persona.

—¿Q-quien eres? —soltó tartamudeando el detective.

Abrió lentamente una parte de la cortina y solo se podían ver unos borcegos negros.

—Quiero saber... Qué es lo que intenta hacer el bastardo de tu jefe. Sé que están metiendo sus narices en los negocios de Kim Namjoon. También sé que han intentado joder algunos tratos, pues ahora lo sabes, gracias a mí es que nada sale mal —habló con tono de superioridad y arrogancia el pelinegro.

—Eres tú, del que me advirtió... ¡Tu eres el que sale de noche! —subió el tono de voz— ¡Él está en camino!— mostró su teléfono, estaba realizando una llamada.

Vio como aquel hombre le arrojó una tablet, cuando vio lo que había en la pantalla su rostro se horrorizó. Corto rápidamente la llamada y tiro lejos el teléfono.

—¡No te atrevas a hacerles nada maldito infeliz! —empezó a llorar.

—¿Qué es eso de el que sale de noche? —miró incrédulo al hombre en el suelo y se puso de pie.

Por fin se dejó ver abriendo completamente la cortina, el pelinegro le arrebato la tablet y la guardo en uno de los bolsillos de su pantalón.

—Y-ya sabe... Han habido una serie de asesinatos, pero por alguna razón solo suceden de noche aunque en diferentes horarios y por eso no hemos dado con el... —trago saliva al ver qué se acercaba más— e-el asesino.

Encendió otro cigarrillo y se arrodilló junto al hombre que lloraba tirándole el humo en la cara.

—Vaya suposiciones de mierda —dijo éstas palabras mientras se ponía de pie y caminaba pensando en algo— ¿Debería cambiar mí horario? —se dijo para si mismo. Sacudió su cabeza alejando todo pensamiento y volvió al lado de aquel hombre.

PSYCHO [Historia Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora