[One-shot] II. "Paternidad"

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"Una tranquila noche con una bebé de un mes ft el blackquills".

- family fluff, ua moderno.

Sus párpados se caían por su propio peso, cerrándose inconscientemente por el cansancio, haciendo que su cabeza cayera levemente hacia atrás.

Empezó a divagar, pensando en retrospectiva. Cómo es que había llegando hasta dónde estaba en ese momento; si parecía que apenas ayer Peng le había propuesto matrimonio.

Una leve sonrisa boba adornó su rostro tapizado en cansancio, recordando como ese momento se convierte en uno de los más felices de su vida; se perdió recordando, adentrándose en lo más profundo de sus recuerdos al lado de Peng, otra sonrisa se adueñó de su semblante.

Un audible quejido hizo que se espabilara. Bajó la cabeza, admirando al pequeño bulto que estaba sosteniendo entre sus brazos. Apartó un poco la manta con la que estaba cubierta la bebé; acariciando con la punta del dedo el tibio moflete inchado, y sonrosado, de la pequeña.

Su hija había despertado, otra vez.

Buscó una posición más cómoda, inclinándose en el respaldo del sillón. Empezó un leve vaivén en el reclinable tratando de lograr que la niña volviera a cerrar los ojos. Sus esfuerzos no parecían hacerla dormir, ni siquiera logró tranquilizarla. La bebé comenzó a berrear con mayor intensidad, haciendo muecas de molestia mientras agitaba bruscamente sus brazos en una notable desesperación creciente. Macaque revisó el reloj, comprendiendo al instante el por que del mal genio de la niña.

Cuatro de la mañana, su hora de comer.

El lloriqueo de la bebé se estaba volviendo más audible conforme los segundos empezaban a pasar y ella no recibía su biberón. Macaque solo espero unos pocos segundos. Apenas las manecillas del reloj cambiaron; Peng entró en la habitación con un biberón en su mano derecha y una toalla pequeña en su izquierda. Macaque le sonrió aliviado, estirando una mano para recibir ambos objetos.

"Gracias, cielo". Peng asintió.

Tan rápido como pudo, Macaque levantó la cabeza de la niña sobre su antebrazo izquierdo, manteniendola un poco inclinada, asegurando el pequeño cuerpo con su misma mano (como una cuchara), para tener un mejor control sobre la bebé y evitar que se ahogara con la fórmula. Peng se quedó quieto frente al sillón, usando la cuna para recargarse.

No pasó ni medio segundo para que la bebé comenzará a succionar con rapidez la mamila, buscando desesperadamente saciar su hambre. Peng no puede evitar sonreír como tarado, admirando con inconmensurable alegría a su esposo e hija.

"Mi niña si que estaba hambrienta". Peng bromea. Macaque se ríe, dejando de lado el biberón ya vacío.

Con extremo cuidado acomoda a la bebé en su hombro, dejándola descansar sobre la toalla que Peng le había dado momentos antes, dándole suaves golpecitos en la espalda para sacarle el aire acumulado después de comer.

Esa se estaba convirtiendo en su rutina nocturna; después de que Macaque hubiera sido dado de alta en el hospital. Sus noches se estaban convirtiendo en un bucle que parecía no tener final. Ser padres primerizos no era una tarea fácil, apenas estaban adaptándose a un tercero en su rutina, después de un par años siendo solo dos. No era un completo infierno, pero si un fastidio adaptarse su nueva rutina.

Estaban muy conscientes de que la paternidad no iba a ser miel sobre ojuelas, pues sabían que los primeros años de vida de un bebé eran los más difíciles para las parejas primerizas, pues acostumbrarse a dormir a deshoras, a levantarse en la madrugada o no dormir siete horas seguidas no era fácil para nadie.

Segundos después de que Macaque estuviera seguro de que la bebé soltó el aire de su estómago, volvió a recostarla en sus brazo para tratar de dormirla.

"Si quieres yo la duermo, tú ve a descansar". Peng lo dice con un tono más bajo de lo normal, tratando de que su voz no molestara a la niña.

Macaque niega con la cabeza.

Eso dejó un poco confundido a Peng, era evidente el cansancio de Macaque. Su ojos cerrándose solos, y su semblante casi demacrado, lo dejaban en evidencia. Macaque solo le dedica una simple mirada para que su marido no se preocupe de más por el.

No tardó mucho tiempo en hacer que la bebé volviera a cerrar sus párpados. Peng se hizo a un lado para darle espacio a su marido. Con una delicadeza casi inhumana, dejó a la niña descansando en la cuna.

Macaque suspiro aliviado, dejando que su cuerpo cayera sobre el pecho de Peng. Peng lo atrajo más a él, acariciando la espalda de Macaque con cariño. Sus miradas se encontraron, haciendoles sonrier por la sensación que el contrario les producía. Un calor tan familiar en sus corazones que los hacia sentirse vivos.

Salieron en silencio de la habitación, asegurándose de que el radio estuviera encendido. Ambos suspiraron agotados, caminando en silencio hasta su propia habitación.

﹫ BLACKQUILLS .

cambié la dinámica d esto, me pareció mejor un solo libro para todos los one-shots.

𝗯𝗹𝗮𝗰𝗸𝗊𝗎𝗂𝗅𝗅𝗌 ──── Lego Monkie Kid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora