𝗯𝗹𝗮𝗰𝗸𝗊𝗎𝗂𝗅𝗅𝗌 ──── Lego Monkie Kid.

[One-shot] VIII. "La mesa es para comer"

"─ Eemh, hermano, la mesa es para comer ─. Dijo Azure, arrugando el semblante en una mueca de confusión.

─ Y eso hago, comer ─. Dijo DaPeng. Embistió con fuerza, arrancando un sonoro gemido de los labios de Macaque.

Donde DaPeng prueba una nueva técnica divina para inducir a las personas a un estado de hipnosis y Macaque tiene la mala suerte de ser su conejillo de indias".

- unconsensual sex, trans Macaque

Habían pasado solo unos meses desde el fallido intento de derrocar al Emperador de Jade, la hermandad seguía enfocada en mejorar sus habilidades para poder ganar la próxima vez que se enfrentarán al reino celestial.

Cada uno optó por enfocarse en lo que eran buenos; Azure buscó mejorar sus técnicas con la espada, Yellow Tusk robo algunos pergaminos sagrados para mejorar sus sellos, Macaque también quiso mejorar su técnica con las sombras. Los tres se enfocaron en habilidades que ya sabían, pero DaPeng quiso ir por algo más.

DaPeng sabía lo mínimo de conjuros y técnicas, nunca se molestó en aprender del todo porque tenía a Yellow Tusk para encargarse de eso, pero con la reciente derrota pudo ver que la magia era útil para el combate. Los enfrentamientos cuerpo a cuerpo eran su fortaleza, no veía la necesidad de hacerse aún más experto en ellos.

La magia fue lo único que pasaba por su mente desde entonces, buscando entender todas las técnicas e hechizos que pudiera. No le tomo mucho tiempo aprenderse las técnicas divinas al pie de la letra; los consejos de Yellow Tusk combinados con los pergaminos robados, le ayudaron bastante a volverse casi un experto en la materia.

Con tan solo unos cuantos meses, ya era todo un erudito en las técnicas divinas, magia oculta y hechizos complicados. Aprendió en tiempo récord lo que a estudiosos de la época les había tomado años dominar. El águila dorada sonreía con altanería cuando sus hermanos mencionaban lo maravilloso que era.

DaPeng se sentía confiado, pues había escuchado de una nueva técnica que podía inducir a la hipnosis, una técnica para controlar la mente de la gente a voluntad del hechicero que la conjurara. Se oía tan maravilloso, y podía serlo, si lograba aprender el hechizo a la perfección; tendrían cierta ventaja en cuestión estratégica.

Buscó en cada una de las bibliotecas celestiales a las que pudo escabullirse, buscando el pergamino que contenía el hechizo escrito. Naturalmente lo encontró. Robo el rollo una madrugada y así regresó a la montaña de la hermandad con una sonrisa victoriosa, ansioso por aprender.

Aterrizó en el lugar donde estaba la mesa, moviendo sin cuidado los platos que estaban ahí. Desenvolvió el pergamino con impaciencia, buscando deshacerse de los hilos negros que envolvían el pergamino. El cilindro de color blanco tenía una apariencia vieja, con las hojas de un color amarillo que delataban la antigüedad del objeto; tenía detalles coloreados a mano de color dorado, resaltando los símbolos y especificaciones que seguramente eran sobre el hechizo.

Apenas se abrió por completo, destellos dorados emanaron del papel brillante, iluminando levemente su rostro. Ignoró por completo ese pequeño espectáculo de luces, llendo directamente a leer lo que estaba escrito.

La tinta negra se desprendió del rollo, flotando frente a su rostro, dejandole apreciar la escritura mágica. Leyó con atención, haciendo un sello sobre la mesa. Conjuro en voz alta, esperaba que hubiera alguna reacción. No hubo ruido o movió alguno. Bufo molesto, deshaciendo el que había dibujado en la madera.

Cuando estaba a punto de cerrar el pergamino y deshacer la magia en la tinta, alguien irrumpió en la pacífica soledad en la que había estado sumido alrededor de unos veinte minutos. DaPeng levantó el semblante, poniendo una mirada molesta a quien fuera que acababa de llegar a interrumpir su sesión de aprendizaje.