Capítulo III: Abrazos

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Esa mañana la reina Charlotte estaba recibiendo algunas audiencias solicitadas por parte de diferentes demonios (y uno que otro señor supremo), lo que le había llevado a una mañana muy improductiva y molesta para la fatigada reina, quien apenas podía con su propio malestar.

La noche anterior había tenido una reunión muy complicada del consejo infernal, en donde los príncipes del anillo de la envidia y la avaricia habían solicitado una separación oficial del gobierno del infierno. Afortunadamente, los señores de la ira, la lujuria y pereza se mantuvieron del lado de su reinado, pero eso no era suficiente cuando todavía el anillo del orgullo seguía sin un gobernante de facto aparte de ella, y el anillo de la gula parecía encontrarse en conversaciones para unirse a los anillos disidentes. Entonces, sumado a su terrible papeleo, las cada vez más aparatosas disputas territoriales y la preparación de las escuadras demoniacas en caso de un posible conflicto armado contra Seviathan y su grupo, Vaggie había tomado una actitud que solo término de empeorar el mal humor de Charlie.

Estaba haciendo todo lo que estaba en su mano para sobrellevar todo el asunto gubernamental, las disputas y su propia inestabilidad emocional, que aun pasado un año y medio de la muerte de sus padres, seguía pesando en su corazón como si los hubiera perdido apenas ayer. Entendía lo que pedía, la estaba dejando de lado, no tenían momentos intimas juntas y sobre todo, discutían cada vez que podían por las constantes tendencias sobreprotectoras que tenia sobre ella, como si no fuera capaz de hacer las cosas ahora que era la reina.

Por eso y mucho más, estaba cansada.

Cansada de ser critica, de ser desestimada, de ser vista como alguien incapaz de cuidarse por si misma y todo ese cumulo de cosas exploto una noche en la que cruzo la raya con el demonio de la radio.

Desde ese momento las cosas habían escalado medianamente, ya eran casuales y constantes los encuentros que tenían detrás de vestidores, al culminar una reunión demasiado estresante o al simplemente sentir que no valía para nada.

Sabía que la infidelidad no era la solución, que no era correcto hacerle esto y que si sentía de ese modo debía terminar la relación, pero aquel sentimiento que la unía junto a la culpa, no la dejaban terminar aquello. Sin embargo, cuando estaba entre los brazos seguros y fornidos de Alastor, podía encontrar todo lo que no lograba encontrar en Vaggie.

Con disimulo, su vista se enfoco que en la figura de Alastor. Aunque al principio cuando llego al Hotel lo había considerado como un bicho raro que tenia intensiones nada claras, conforme pasaba el tiempo descubría un encanto singular que hacía que uno estuviera al pendiente de él, comportándose como un caballero de alta clase y su forma tan curiosa de ser hacía que uno no pudiera quitarle los ojos de encima. Incluso ahora, pasado todo lo que habían pasado, el tenia esa forma de ser que dejaba embrujado a quien le viera, y Charlie había vuelto a caer en ese embrujo, haciéndola incapaz de dejar de mirarlo, de esperar la cercanía de su presencia y el desesperado toque de sus manos, lo sensual de su voz sobre su oído susurrando las palabras que buscaba escuchar, haciendo su pesar cada vez más ligero hasta eliminarlo por completo.

Con el rostro enrojecido por la vergüenza, podía recordar como la noche anterior terminaron en encendido encuentro carnal cuando se encontraron solos en la biblioteca del castillo. Inicialmente esa no había sido su intensión, entraron buscando los registros imperiales sobre la creación y consolidación del círculo de la envidia, en un intento de encontrar si su padre había tomado la previsión de protegerse con información sobre la familia Von Eldrich. No obstante, no encontraron nada que pudiera servirles para algo.

Ante su búsqueda sin resultados, el ánimo de Charlie se descompuso muy rápido, sintiéndose terriblemente enojada y frustrada con eso, se afianzaron en una esperanza ante la amenaza de una guerra dentro del mismísimo infierno, pero al final, todo fue en vano. Entonces, de repente el wendigo la llevó a un espacio alejado de la biblioteca, sus cuestionamientos se disiparon cuando noto que este estaba tomado provecho de la situación, sujetándola de ambas manos y sosteniéndola con fuerza contra uno de los estantes.

The demon QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora