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28 de octubre. Dos días antes del esperado día. Las chicas están relajadas. Por la tarde, casi todas salieron a hacer las compras correspondientes a la festividad que se aproximaba, como si fuera solo un día más, porque así lo era, menos para una de las chicas, exacto, para Jeongyeon.

Su oído se había agudizado exageradamente, ya hasta le molestaba el sonido del reloj que colgaba de su pared, al lado de la televisión, la cual estaba prendida.

Se levantó a paso lento, casi arrastrándose, fue hasta el control y la apagó, el noticiero ya le resultaba molesto.

Ni siquiera se preocupo en sentarse en el sofá, solo hizo lugar en el suelo y se recostó allí, tapo sus oídos con sus palmas agarrando parte de su rubio y sedoso cabello, todo parecía molestarle, estaba agobiada, y todo culpa de su maldita empresa, la cual la sobrecargaba con trabajos Estodos los putos días de su vida, la cual la hizo madurar a una edad temprana, la cual odiaba con cada parte de su ser.

Su corazón bombeaba cada vez más fuerte y rápido, la rubia ya no podía diferenciar entre un paro cardíaco o un ataque de pánico.

Parecía enloquecer, y pues eso hacia.

Su mente empezó a crear escenarios muy fuera de la realidad y su vista cada vez se nublaba mas, ¿Cuando había empezado a llorar?

Con algo de suerte y algunos tropezones se levantó del suelo en busca de un vaso de agua esperando que eso calme su nuevo ataque -nuevo, ya que debía de tener unos dos al día, ya era una rutina para ella, una rutina poco habitual- logró lo que se propuso y bebió su vaso de agua sin lograr muchas mejoras.

Estaba sola en casa, ninguna de sus amigas se encontraba allí.

El aire le faltaba, cada vez se le hacía más difícil respirar, como si fuera una tarea imposible, puso una de sus manos sobre su pecho, queriendo calmarse -otra vez-

Caminó rápidamente, ida y vuelta entre el living y la cocina, ahogó un grito en un intento de no asustar a sus vecinos y luego tener que dar explicaciones.

Se sentó en el suelo otra vez y empezó a respirar profundamente, algo parecía calmarse al hacer eso, se quedó así un par de minutos

El timbre sonó, ¡Que suerte para Jeongyeon! Limpio sus lágrimas como pudo e intentó arreglar su cabello en un intento de parecer estar bien, intento calmarse en un par de segundos, cosa que no funcionó, sin embargo, abrió la puerta.

Como ya lo esperaba sus amigas se encontraban en la puerta con calabazas y decoraciones de Halloween.

- ¡Hola, Jeong! - Saludó Nayeon, seguido de un cálido abrazo que pareció reconfortar a la menor.

- ¡Hola, Nay! Emm, las compras, ¿Todo bien?

- Uhm, si, todo perfecto, compramos las golosinas, las calabazas, palomitas, y unos pedazos de madera porque Sana quiere hacer unas calaveras con eso, no le entendí mucho -rio la mayor.

Todas entraron y de sentaron en el sofá de la sala, hablaban de los preparativos y todo ese tipo de cosas.

Jeongyeon, aún intranquila, jugaba con sus dedos, haciéndolos sonar y estirandolos para así sentir un leve dolor y así concentrarse en eso.

- Jeong, ¿Te encuentras bien? - Jihyo rompió el silencio.

- Oh, si, todo bien - respondió la chica algo nerviosa.

Jihyo asintió desconfiada.

Cada una subió a sus respectivas habitaciones y siguieron el día con normalidad, Chaeyoung y Dahyun salieron a caminar, por la noche todas se sentaron al rededor de la mesa a comer algo que Jihyo preparó y hablar sobre su día, para luego ir a dormir

Pero Jeongyeon no durmió, ella solo lloró.

29 de octubre. Al otro día todas despertaron temprano, salvo Jeongyeon y Dahyun, que despertaron casi en la tarde, cómo de costumbre. Las chicas las habían esperado para recordar la casa de Halloween. Las dos bajaron y se encontraron con todas en el sofá viendo la televisión.

- ¡Buenas noches! - bromeó Nayeon

- ¡Que divertida eres, Nayeon! - dijo irónicamente Dahyun

Todas rieron.

- Las estuvimos esperando para decorar todo, pensábamos hacerlo por la mañana, pero bueno - río Jihyo

- ¿Empezamos? - propuso Chaeyoung

Las chicas se pararon y comenzaron a darle una vibra tétrica al lugar. Telarañas falsas en las esquinas le daban un aspecto abandonado y sucio a la sala, falsas manchas de sangre le daban color a la cocina, esqueletos de plástico adornaban las escaleras, calabazas preparadas sobre la mesa con un destino asegurado, ser cortadas con formas graciosas al dia siguiente.

Al terminar, todas fueron a hacer sus cosas, cómo de costumbre.

Pero Jeongyeon solo tenía el tercer ataque del día, sola en su habitación, todo por qué su empresa había llamado, para agregarle más trabajo, justo en el día de Halloween, ella solo gritó al teléfono, rechazo todos los trabajos y colgó.

Su respiración se agitó exageradamente y su oído volvió a agudizarce, haciendo que todo vuelva a molestarle, pero está vez, prefirió agarrar el reloj que tanto ruido estaba haciendo, y estrellarlo con la pared, haciendo que partes del reloj terminen por toda su habitación y el vidrio vuele por doquier.

Gritó.

Nayeon abrió la puerta sin tocar al escuchar el grito, ella se asustó, pero no debió entrar.

- Jeong, ¿Todo bien? - preguntó preocupada la chica, asomando la cabeza dentro de la habitación

- ¿Que mierda querés, Nayeon? ¡Vete! - ordenó Jeongyeon

- ¡¿Que carajo pasa contigo?! Venía a ayudarte nada más, mierda - cerró la puerta con fuerza.

La rubia solo se limitó a tirarse en el suelo, sin importar las cortadas que quedaban en su piel, debido al vidrio que estaba esparcido por todo el suelo.

Family﹕ | Twice ﹗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora