° Darkness °

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Quizás me volví tan mundana que perdí el don de las palabras, si es que alguna vez lo tuve, aun así confieso sentir algo de placer deslizando mis dígitos sobre el teclado, una pequeña distracción en medio de este infierno de mediocridad humana. No el de los demás, no soy tan egocéntrica, o al menos ya no, mi propia mediocridad es la que me ahoga y sumerge en un lago de frias mentiras, que se regodean y sonríen sardónicamente a costillas de mi primer y único intento de autoestima y autenticidad, supongo que esa porquería de la paz mental está muy sobrevalorada o quizás solo a mí no me duró nada. Podría fingir como todos los demás que es perfectamente funcional, supongo que en cierto punto lo empiezas a creer, la mente no es tan compleja, o algunas no lo son, así que sigo suponiendo que la estabilidad no es tan difícil de alcanzar,  podría torturar así a una mente que no deja de pensar y se empeña en alumbrar las verdades más lamentables incluso en los momentos menos introspectivos. O simplemente podría aceptar de una maldita vez que la tristeza y la visión lúgubre y aterradoramente dramática del mundo es una prisión más que una opción, una brillante, debo decir, no dejemos que muera el ego, pero irónicamente de nada sirve que sea un maldito prisma filosófico jodidamente realista si toda la crudeza y gelidez de la infame realidad viene a dar al espacio hueco entre pecho y espalda. Podría aceptarlo, tomarlo y abrazarlo, ungirme con las lágrimas acumuladas y bailar sobre la tumba de la felicidad de la mano de la soledad, quizás hasta escupirla si le doy alas de más a la fantasía irreverente. Podría parar de decir que podría como si tuviera una opción y no tuviera que finalmente mirar a los ojos a la soledad, ese maldito monstruo que se arrastra en sus cuatro extremidades a medias luces hacia la versión más patética de mi ser, el cobarde y escurridizo yo, que se ocultó ya durante bastante tiempo de la desgracia entre desgracias lastimeras. Puede que me arrepienta de esto, pero tengo un gran consuelo y es la cantidad de arrepentimientos que tengo y no me permito sentir porque mi orgullo no me deja, para ni hablar del ego que susurra como un pequeño demonio en mi oído que tenía que suceder para aprender, igualmente ya será demasiado tarde para arrepentirse, así que aunque esté a dos pasos de la tumba buscaré una buena excusa para cubrir la gran ruina de mi vida con una compleja moraleja filosófica muy probablemente decadente, pero será suficiente para ese momento. Voy a explotar, como una bomba, y después de eso voy a bailar con el monstruo en la oscuridad, voy a llorar hasta caer desmayada, como acostumbro hacer, aún presa de las fantasías ingenuas o tétricamente sádicas donde devoro a un alma y la consumo en el caos, como un cáncer en fase terminal, acto seguido voy a recordar y repasar con alivio el concepto de fantasía y eso nada más, para sonreír ampliamente, porque no voy a lastimar a quien amo con la culpa de mi miseria, con el odio y el asco hacia cada centímetro de mi piel, no romperé sus ilusiones o añadiré mil toneladas de titanio al baúl donde cargan las culpas, no me alimentaré de sus matices oscuros para sentirme un poco menos demente, no voy a arrebatar su cordura ni chupar como un desalmado vampiro sus esfuerzos traumáticos de bondad , volveré a mi capullo de los horrores y me marchitaré en silencio,  brindaré una última vez con la soledad, por la felicidad, la dicha y la mentira alada que pueden contemplar con orgullo y tranquilidad. Supongo que no es tan presumido decir que es una genialidad, no compartir la miseria, proteger la felicidad, no luchar batallas perdidas y no delatar jamás que la sublime mariposa vivaz, es una sombra de un espejismo que se ahogó en la oscuridad.

El Nombre De La Poesía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora