Control.

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Y el estúpido tiene una estúpida sonrisa cuadrada que brilla más que el jodido sol, y unos pequeños ojos sugestivos a juego con sus manos toscas. Maldita sea, el imbécil debe llevar el infierno en el movimiento de sus caderas, al menos me consta que lo lleva en la mente. Ese hombre es mi pecado y mi culpa, mi lujuria y mi hambre, mi desdicha y mi perdición. Dicen que un hombre así imprime una marca en el corazón, igualmente, no le daré la satisfacción, aunque tristemente no podemos escapar de los pecados que ignoramos.

                                          —Control.

El Nombre De La Poesía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora