Primera Entrada: Desembarco Emergente

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Había estado esperado este momento durante toda mi vida, ese momento en el que finalmente comenzaría mi aventura, mi viaje para el cual me había preparado con tanto esmero, después de tanto entrenamiento y tantas dificultades, lo conseguí finalmente. No había sido sencillo, pero logre convencer al gremio de que me hicieran un espacio en lo que era la comisión de investigación, para ser mas exactos, pedí que me dejaran unirme a la quinta flota para la expedición al nuevo mundo, el sueño de todo cazador deseoso de explorar los confines de lo desconocido.

Las historias que se habían escuchado del nuevo mundo, de la migración de los dragones ancianos, y todos esos misteriosos lugares por explorar, por conocer, pero sobre todo, la oportunidad para hacer leyenda, eso era justamente lo que hacia soñar a un joven ambicioso como yo que había pasado su vida entera atado a la sombra de una gran leyenda en el continente, donde todos me llamaban como el simple hijo de mi padre, por lo que finalmente decidí abandonar mi nombre cuando me uní al gremio y me hice llamar simplemente "Crow". Un nombre apropiado para alguien como yo, mis cabellos negros y erizados eran brillantes, parecían la corona de un Rathalos, mis ojos eran igual de oscuros pero con un amenazante rasgo que me hacia involuntariamente repelente a la amistad con otros, mi rostro serio y expresión disgustada herencia de mi padre, no era lo único, después de todo siempre fui un chico aventurero e intrépido, eso me costo unas terribles marcas en mi niñez que me acompañaron el resto de mi vida y me dieron ese aire ciertamente amenazante, con las claras tajadas de garras que me grabaron en mi mentón y cuello, y otras mas de mi labio inferior hasta mi cien y junto a mi barbilla, esas eran las mas visibles, aunque me cargaba otras debajo de mi armadura de cuero. Por esa misma razón me encontré al llegar al navío completamente solo, y como siempre me sucedía, termine sin compañero. Aunque lo normal hubiera sido que en el transcurso del viaje hiciera amistad con alguien, algunos incluso ya estaban hermanados desde antes de zarpar, pero no sucedió, quisiera haber tenido un poco de mas suerte, o carisma, quizá si no tuviera estas cicatrices, o un mejor perfil la cosa hubiera sido distinta, aunque en ese momento habían otros a los que le sobraba la atención.

Siempre que aparecía de entre los camarotes, todos los cazadores se volvían locos y revoloteaban a su alrededor, como si fueran lumiarañas en rededor de un Zinogre, y no era para menos, después de todo era muy raro mirar a un cazador Wyverian, pero mas aun lo era mirar a una joven cazador de aquella raza. Es verdad, cuando la vi por primera vez al sentarme en la cantina del barco, y ella entro con esa aura mística de superioridad, yo tampoco pude evitar quedar simplemente fascinado, sabia que su raza era mucho mas longeva que la nuestra, así que aunque se miraba apenas en floreciente juventud, sus brillantes ojos de un tono ligeramente malva denotaban una presencia mucho mayor de lo que aparentaba, ellos me miraron y fue como si dijera "¿Quien rayos es este girón de persona?" Aunque no me hizo ninguna seña de desagrado, ella se volvió de inmediato al recibir la atención de los mas extrovertidos que deseaban conocerla. Ella era menuda y esbelta, parecía un poco frágil, pero no la juzgaba, había escuchado historias de ellos, aunque solo conocí a una anciana en mi presentación al gremio, era obvio que todo lo que se decía sobre ellos era verdad, en realidad era muy hermosa, su piel era ligeramente rosada como un melocotón, y sus largas orejas sobresalían de su melena cana de un brillante blanco nevado, era demasiado para un cazador solitario como yo, así que decidí simplemente no molestarla, después de todo siempre tenia un sequito junto a ella, creo que incluso uno de los cazadores que le frecuentaba era de rango alto, un tal Belkan, un experto con el martillo según escuche, atractivo, además de que tenia cierto renombre en el continente por haber derrotado a una Rathian, aunque eso parecía no impresionar a la joven Wyverian, quien simplemente desairaba todos sus intentos por agregarla a su grupo, que convenientemente eran puras jóvenes, seguro ese tipo era la clase de persona que solo busca hacerse su harem.

Suspire y bebí mi cerveza, estaba inspirado y completamente centrado en mis asuntos, no necesitaba andar cotilleando entre los demás, prefería que fuera así, por lo que cuando aquella joven apareció como siempre por la noche, y el tumulto comenzó, yo me aparte y me salí a cubierta para admirar la noche en medio del oleaje, algo que aprendí a disfrutar bastante en aquel lugar. En donde crecí no había océano, algunos lagos si, pero la inmensidad de el mar era otra cosa completamente diferente, me hacia preguntarme que clase de criaturas podrían andar debajo de nosotros ahora mismo.

Diario de un CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora