1. Prólogo - Proteger lo que es suyo

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El estadio donde se celebraría la final del King of Fighters de ese año estaba lleno a reventar. Miles de entusiastas aficionados coreaban el nombre de Antonov, el ruso que organizaba el evento, sin apartar la vista del escenario instalado en el extremo de la cancha.

El logo del torneo apareció en una docena de pantallas gigantes instaladas alrededor de la explanada, claramente visible contra un fondo rojizo que palpitaba lentamente y que, de algún modo, consiguió intensificar la expectativa de la multitud.

—Demasiado escándalo por nada... —murmuró Kusanagi Kyo, observando la escena desde un palco privado, varios metros por encima de las tribunas.

El joven castaño estaba de pie a solas, frente a la baranda del balcón, con las manos hundidas en los bolsillos de sus jeans azulinos. Sus ojos oscuros recorrieron a la audiencia y se detuvieron en el ostentoso escenario, que permanecía vacío. La decoración se le antojó demasiado teatral e innecesaria, como tantas otras cosas durante esa iteración del torneo. ¿Qué se suponía que representaba? Tenía la apariencia de un arco griego (¿o era romano?), con gruesas e imponentes columnas estriadas y largas escaleras, y estaba conectada por un largo sendero alfombrado con un área circular en medio de la cancha, donde se llevarían a cabo los enfrentamientos.

El estadio sólo estaba parcialmente techado, y el sol caía a plomo en la zona central. El cielo en lo alto era de un color celeste intenso, salpicado por unas pocas nubes.

La inauguración del torneo también se había llevado a cabo ahí, varias semanas atrás.

Una desconocida energía oscura se había manifestado durante el enfrentamiento de apertura, pero ésta no había vuelto a aparecer, y el torneo había continuado sin más contratiempos. Sin embargo, los participantes —en su mayoría veteranos del KOF— habían notado la presencia de esa entidad y habían permanecido alertas, sabiendo que no debían bajar la guardia.

Kyo en particular tenía un motivo para mantenerse vigilante. La energía oscura había irrumpido en el torneo durante la pelea inaugural, cuando él estaba enfrentando a Yagami Iori, su rival de toda una vida. Sin encontrar resistencia, la energía había poseído a Iori, y había tomado control sobre su cuerpo y sobre sus actos.

Pero eso había durado sólo unos minutos, porque Kyo había conseguido hacer que Yagami reaccionara. Había recibido algunos arañazos en el proceso, pero por lo demás estaba bien.

Quien le preocupaba era Yagami. La posesión había sido repentina y absoluta. El pelirrojo no había tenido oportunidad de resistirse.

Kyo no estaba seguro de qué habría pasado si él no hubiese estado ahí para llamar su nombre. Para hacerlo volver en sí.

Un imperceptible ruido a su espalda interrumpió sus pensamientos.

—Pensé que te habías ido a casa, como los otros descalificados —comentó Kyo con una sonrisa desdeñosa.

—Tengo asuntos pendientes aquí.

La voz era profunda y baja, pero audible a pesar del griterío de la multitud en el estadio. Su tono era ligeramente despectivo y malhumorado.

Kyo se volvió y echó una mirada sobre su hombro. Iori estaba saliendo al balcón, con el rostro serio e imposible de leer. Vestía una larga gabardina de color vino, cuya manga derecha estaba quemada y desgarrada. Aquello era un recuerdo de su enfrentamiento, y Kyo llevaba una marca idéntica en la manga de su chaqueta blanca.

Iori caminó hacia él y Kyo por reflejo se puso en guardia, listo para desviar algún repentino ataque.

Sin embargo, el pelirrojo se detuvo junto a la baranda y contempló el estadio, tal como Kyo había estado haciendo segundos atrás.

Forsaken Memories (IorixKyo) [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora