21. Una existencia solitaria

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La noche avanzó inadvertida gracias a la charla animada, incluso para Iori.

Los miembros de su banda y los amigos de Kyo habían congeniado de maravilla, y los temas de conversación fluían, variados e ininterrumpidos.

Rokku y Shingo habían hablado sobre la vida estudiantil y lo difícil que era dedicarse a una pasión como la música o las artes marciales sin que esto afectara sus calificaciones. Suzumi y Benimaru habían charlado sobre moda y modelaje, mientras que Kohi finalmente había entrado en confianza y le había hecho algunas preguntas a Kyo sobre el KOF. En particular, si las llamas de fuego que se veían durante las peleas eran efectos especiales.

Iori no intervino, porque quería saber qué tipo de respuesta daría Kyo. En conversaciones anteriores con su banda, Iori no había explicado que el fuego era algo que Kyo y él podían invocar, pero tampoco había mentido diciendo que era un efecto producido en tiempo real para la transmisión del torneo. Ésa era una conclusión a la que los otros músicos habían llegado por sí mismos, y que Iori no había corregido.

Kyo rio al oír la pregunta y lo miró a él de reojo por medio segundo, como buscando asegurarse de que podía responder a eso como quisiera. Iori le devolvió una mirada inexpresiva, indicándole que su respuesta le traía sin cuidado.

—¿Tú qué opinas? ¿Se ve lo suficientemente real? —preguntó Kyo, encendiendo una pequeña flama anaranjada en la punta de su dedo índice, que mostró a Kohi con la sonrisa medio provocadora que usaba en los torneos.

Los miembros de Sviesulys asintieron simultáneamente, maravillados.

—Pero entonces... —dijo Rokku—, ¿Iori puede usar fuego púrpura de verdad? ¿Eso también es real?

Kyo miró a Iori, sin saber si éste iba a contestar.

—Lo es —admitió Iori, y su expresión no cambió.

A diferencia de Kyo, Iori no dio una muestra de su poder. Sus dedos continuaron alrededor del vaso de whisky que tenía delante de él.

—¡Queremos ver! —dijo Rokku.

—No es algo que uses a la ligera, ¿no, Yagami? —preguntó Kyo un poco abruptamente, aunque sin dejar de sonreír.

Iori hizo un sonido afirmativo que no llegó a ser una palabra. Kyo seguía sonriendo, pero, a pesar de eso, Iori supo con claridad que el joven no quería que él invocara su fuego, para evitar el riesgo de que éste desencadenara un ataque de tos.

—Los poderes eléctricos de Benimaru también son reales —dijo Kyo, desviando la atención de los músicos hacia Benimaru sin ningún esfuerzo. El rubio, encantado de tener audiencia, hizo destellar una corriente azulada entre sus dedos.

—¿Y tú Shingo?, ¿qué puedes hacer? —preguntó Rokku, mirando al muchacho con ojos expectantes.

—Eh... Bueno, pues, yo estoy entrenando con Kusanagi-san y espero algún día poder...

Iori bebió un sorbo del whisky mientras Shingo hablaba sobre el tutelaje de Kyo y también el entrenamiento que recibía de Saisyu Kusanagi.

Días atrás, Kyo había dicho que el fuego era algo que ellos habían heredado de sus clanes, algo que llevaban «en la sangre», por lo que Iori no comprendía por qué había un par de Kusanagi entrenando a un muchacho común y corriente en las artes de la familia.

Sin embargo, como aquél no era un tema que considerara importante, Iori solamente aceptó las cosas como eran, tal como había aceptado el contradictorio hecho de que Kyo albergaba a uno de sus clones bajo su techo.

En silencio, Iori estudió a Kyo y su comportamiento cuando interactuaba con personas que no eran él.

Lo había estado observando desde el concierto, y se había alegrado de que Kyo asistiera acompañado por otros participantes del KOF. El propósito de Iori al regalarle las entradas había sido no sólo compartir la música de su banda con él, sino crear una oportunidad para conocerlo mejor por medio de las amistades que el joven trajera al evento.

Forsaken Memories (IorixKyo) [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora