Venezuela, 2016
Al bajar del avión Nora y Nissa se dirigieron directo a la sala de espera para encontrarse con Sebastian, se suponía que debería estarles esperando en la cafetería, pero no fue así, después de casi media hora de buscar resignadas se dirigieron a la sala de espera, una hermana al lado de la otra tomaron asiento; Nora, leyendo su ya gastado libro "Obras Completas de Charles Dickens" y Nissa su copia nueva de "Cumbres Borrascosas". Y esperaron.
Por si se preguntaban, Sebastian, era el chico que meses atrás había conocido Nora por role play; y si, por si lo pensaban, acertaron, jugaba role play en Facebook, podía no ser la mejor y más confiable forma de conocer a alguien, pero después de un año de hablar diario, estar uno con el otro cuando tenían problemas, de pasar de solo rolear a platicar como amigos y más adelante abrirse como algo más sin serlo, Nora y Sebastian se enamoraron, sin embargo, nunca llegaron a decirlo en concreto, eso era parte del porque Sebastian le había convencido de ser ella la primera en hacer la visita. Meses atrás ellos habían hecho un trato, ella lo visitaría (desde México) y más adelante él le visitaría (desde Venezuela), después de horas de rogar y en complicidad con Nissa, Sebastian había logrado que ella fuera la primera en viajar, él quería estar en su zona de confort al pedirle a Nora, por fin ser su novia, algo que había estado esperando ya desde hace mucho.
Cuando habían pasado cerca de cinco minutos Nora sintió unas manos cubriendo sus ojos, sin pensarlo dos veces, supo quién era, si no ¿Quién más podría ser?
-Sebastian Leblanc, vas a correr mi delineador- dijo Nora con su voz suave y levemente cantarina. Sintió las manos retirarse y al momento se puso de pié para girarse y ver de frente a Sebastian, más ya no estaba ahí, vio a su derecha, no estaba, luego a su izquierda y se encontró con la figura alta, esbelta y fornida que ya conocía, esos ojos miel verdosos de perdición, ese cabello al que no encontrabas un color exacto, entre castaño claro y rubio, era un sueño verle por fin. Apenada, Nora le sonrió y se le abalanzo abrazándolo. Por supuesto que Sebastian no rechazaría un abrazo del amor de su vida, la estrecho en brazos, sin palabra alguna que le pareciera correcta para la ocasión. Tantas veces soñando con ese momento, tantas cosas que quería decirle, y nada salía de su boca, lo único bueno que pudo hacer fue abrazarle y enterrar la cabeza en su cabello inhalando el delicioso olor a canela que había imaginado que tendría.
- Venga, ¿Qué los han pegado con adhesivo industrial?- dijo Nissa en tono burlón, al momento, Sebastian y Nora se separaron.
- Perdón, Ni.- dijo Sebastian rodando los ojos y negando ligeramente con la cabeza, a veces Nissa podía llegar a ser molesta, pero era agradable. La voz de Sebastian resultaba aún más seductora de lo que Nora recordaba, que sin saber porque le hacía imaginar a una mañana fría, suave pero gruesa a la vez. - Bienvenidas Venezuela, chicas Walker- presentó haciendo un teatral movimiento con los brazos.
Nora, que reía, le abrazo por un costado- Gracias por la bienvenida, pero vamos muero de hambre- dicho esto empezaron la marcha a la salida. Sebastian se ofreció a cargar una de las maletas de Nora y una de Nissa, al llegar al estacionamiento Sebastian se adelantó para pulsar el botón de seguridad de su Corvette, abrió el maletero y depositaron las valijas dentro. Sebastian y Nora subieron en los asientos de piloto y copiloto, respectivamente y Nissa en el asiento trasero.
-¿Qué tal el viaje?- preguntó Sebastian después de cerca de dos minutos de silencio.
-Cansado, aunque, si te duermes todo el viaje, debes estar activa, ¿no crees Nissa?- preguntó Nora, esperando respuesta de su hermana, aunque lo único que escuchó fue silencio, giro para ver al asiento trasero y encontró a Nissa completamente dormida, a lo cual Nora rodó los ojos soltando un bufido y regreso a su posición inicial, no le gustaba el sueño pesado de su hermana.
-¿Siempre se duerme tan fácil?- preguntó Sebastian riendo ligeramente tratando de observar de reojo a Nora sin despegar tanto la vista del frente; lo poco que alcanzaba a ver le enamoraba más, su cabello castaño largo flotando con el aire que se colaba por la ventanilla abierta, sus manos de visible suave textura, el color dorado de su piel reflejaba un brillar con el sol, era simplemente hermosa.
-Siempre, aunque si le pones chocolate o palomitas de maíz en frente, se despierta como perrito- respondió Nora antes de soltar una risotada, Bastian sonrió con una propuesta en la mirada.
-Me gustaría experimentar con ello, vamos a la tienda cerca de mi casa, que las preparen y la despertamos al llegar al apartamento, ¿sí?- preguntó Bastian travieso, de reojo pudo ver como Nora asentía, y así lo hicieron, antes de llegar al edificio donde Bastian vivía se bajaron a comprar las palomitas preparadas, al regresar al auto Bastian se dispuso a grabar mientras Nora abría las palomitas lo suficientemente cerca de su hermana para que el aroma le llegara, a lo cual segundos después la nariz de Ni empezó a inhalar visiblemente y abrió los ojos de poco en poco, viendo las palomitas su mirada viajó a su hermana y a Sebastian que se partían de risa.
-¿Qué es tan divertido?- preguntó Nissa frotándose los ojos al incorporarse; pesar de ser la hermana mayor, a veces se comportaba más pequeña que Nora y exactamente cada vez que se despertaba después de la siesta, se veía más joven aún, no aparentaba sus 25 años.
-Tú, eres como perrito al despertar- dijo Bastian entre risas frotando su estómago como si pudiese controlar el retorcijón en este. Ante la respuesta de Sebastian, Nissa frunció el ceño, sabía que era cierto más le daba poca risa ser comparada con un perro, aunque fuesen lindos.
-Son un fastidio- dijo Ni antes de tomar las palomitas, aún en las manos de su hermana, y acomodarse echa bolita para comer.
-Vamos chicas, tenemos que desempacar antes de dormir- dijo Bastian saliendo del auto, tenía razón, eran las 7:00pm y el sol empezaba su crepúsculo, de mala gana Ni y Nora se pusieron de pié saliendo del auto, bajaron sus valijas del maletero y se encaminaron al edificio, con Sebastian encabezando la marcha. Pasaron por un elegante recibidor de color crema con muebles color caoba, se dirigieron a un pasillo un poco más oscuro y subieron al elevador que ahí se situaba, ya en el elevador Bastian pulsó el botón al penthouse, antes de que las puertas se abrieran en el teclado junto a la puerta Bastian metió unos números que abrieron las puertas- Vamos, bienvenidas a la residencia Leblanc, habitantes, dos.- presentó. Antes de que Nissa pudiese preguntar a quiénes se refería con dos habitantes, escucho el chillido de Nora.
-¡Moke!- Nora se abalanzó tomando en brazos al pequeño gato café lechoso que caminaba a Sebastian.- Te ves más guapo en persona que en fotos- siguió diciendo mientras acariciaba entre sus orejitas, el gato, feliz de los arrumacos, cerró los ojos disfrutando de las caricias.
-Basta, lo mal acostumbraras a tu cariño.- dijo Sebastian en tono ofendido, como si el gato tuviera mejor recibimiento que él, pero no era consiente que Nora estaba tan encantada de verlo que se apenaba solo de verle.
-Vamos a cenar- dijo Nissa con la boca llena de palomitas, metiendo más a su boca por cada bocado que tragaba.
-¿Cómo es que te mantienes en forma si comes tanto?- preguntó Sebastian moviendo la cabeza de un lado a otro negando, pero con una sonrisa en los labios.
-Tengo entrenamientos que ni tu aguantarías y buen metabolismo- le atajó Nissa con el ceño fruncido, sin dejar de mascar. Y era verdad, Sebastian era fornido de nacimiento, había hecho un poco de basquetbol en la secundaria pero lejos de eso, no había usado tenis deportivos más que para aparentar su ejercicio, en cambio Nissa y Nora llevaban un entrenamiento especial, puesto que ellas trabajaban en la unidad de investigación en Nueva York, si, a sus 21 y 25 años, Nora y Nissa trabajaban y escribían en Role Play, cuando tenían tiempo libre, que no era mucho. De vez en cuando Sebastian se sentía denigrado e intimidado por ellas, ambas habían obtenido beca y se habían graduado con honores en la universidad de Brimingham en Reino Unido, aunque Nora había destacado más, ella se había graduado dos años antes de lo debido e inmediatamente había contado con el empleo en la unidad, cosa que a Nissa le había tomado un par de meses más. Ellas eran de las detectives más destacadas.
-De acuerdo, pero no me lo eches en cara- dijo Sebastian, en respuesta a Nissa, con un ligero puchero cruzando por su labio inferior.
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Letras de amor
Teen FictionHistoria que narra el drama en la vida de las hermanas Walker, dos excelentes criminólogas en NY, ellas en sus pocos tiempos libres realizan Role Play donde conocen a personas que darán un giro increíble en su vida. Obra ORIGINAL.