CHAPTER 5

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Mi sangre muy caliente hace un minuto, parece congelarse en mis venas.

Los ojos de Pablo recorren mi cuerpo y soy consciente de lo que llevo puesto.

-Eh...no es...Estoy....

Pablo suelta una risa divertida.

-No tienes que darme explicaciones.

Me reprimo de cruzar los brazos sobre mi pecho.

Tiene razón, no tengo que darle explicaciones.

Pero no puedo evitar sentirme ligeramente avergonzada de que Pablo me vea con este atuendo.

-Te ves bien. -Parpadeo sorprendida cuando baja la voz. -Sinceramente, siempre te he considerado guapa, pero es bueno ver que también escondes algunos secretos.

¿" también"?

Los rumores sobre su lado travieso deben ser ciertos.

-En fin, en realidad te estaba buscando. - dice Pablo.

- ¿sí?

Cuando dice eso, las fantasías mas salvajes pasan por mi cabeza, hasta que Pablo levanta el libro que lleva y me lo muestra.

-Estoy estudiando Administración Financiera, pero es una materia difícil. Y... escuche que eres la mejor.

- ¿Administración Financiera? Cierto, la aprobé el año pasado, no entiendo por que hice esa asignatura si no tiene nada que ver con magisterio. Pero sin duda alguna, fue una de mis materias favoritas.

- ¿Te importaría compartir algo de ese conocimiento?, me vendría bien un poco de ayuda para estudiar.

- ¡Por supuesto! -Intento disimular la felicidad en mi voz cuando Pablo sonríe. -Sera un placer.

-perfecto, tu pones el cerebro y yo el café.

-Me parece genial.

Pablo me pasa su teléfono para que guarde mi numero y lo tecleo con dedos temblorosos.

-Nos vemos mañana.

Entonces se voltea y se dirige a la escalera.

Espera un momento.

Cuando lo pierdo de vista, la bruma de atracción que nubla mi mente se disipa.

¿vino a este pasillo solo para buscarme?

Ni siquiera vive en esta residencia.

o... ¿visito primero a alguien mas

los pasos de Pablo en las escaleras retumban en el pasillo vacío.

Supongo que esa es una pregunta para otro momento.

Cuando llego a la habitación, suspiro aliviada.

Esperaba la oscuridad total en la que a Sira le gusta dormir, pero en cambio, todas las luces estaban encendidas.

El trasero de Sira se asoma por debajo de la cama.

-eh... ¿Sira? ¿estas atascada?

Sira emerge con un gruñido, sonriendo triunfalmente con un par de tacones en la mano.

- ¡No!, solo intentaba encontrar a estos bebes. -Me mira y hace una pausa mientras se queda boquiabierta. -No puede ser.

- ¿Qué?

-no finjas que no lo sabes. -Me agarra por los hombros y me hace voltear para que me vea enfrente al espejo. -mírate. -Tengo las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes y mi cabello esta despeinado gracias a Enzo. -Tuviste algo de acción, ¿Verdad?

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