Capitulo Cinco.

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— ¡Perú, por favor espera! —chile iba detrás de mi, preocupado.

— Tengo que buscar información, si no lo hago ahora, me ataran las manos —no puedo dejar que pase más tiempo.

— ¡No entiendo de lo que hablas! —se puso frente a mi—, pero estás actuando de manera precipitada, apenas conoces el lugar al que vas.

— México necesita nuestra ayuda y no podemos perder tiempo en fiestas que no sirven para nada —lo aparte y continúe con mi camino hacia el avión.

— ¡Perú, no te estoy pidiendo que asistas a la fiesta! —me tomo de la muñeca mientras seguía gritando—, solo quiero que no actúes de manera imprudente, no me digas a donde vas, pero quiero que me jures que ese lugar tan importante es seguro.

— Te juro que ese lugar es seguro, Ucrania ya ha estado ahí, no nos pasará nada —No dijo nada, estaba seguro de mis palabras, pase mi mano suavemente por su mejilla—, volveré sano y salvo, además te mandaré mensaje de lo que encuentre.

Me acerqué a él y lo abrace con fuerza, correspondió el gesto, así duramos un largo rato, los abrazos son para nosotros los latinos algo muy valioso y ya no recuerdo cuando fue el último que le di a México.

— Nos vemos pronto —me separé y lo mire a los ojos, asintió con un gesto de querer llorar pero se estaba aguantando—. No llegaré con las manos vacías, lo prometo.

Lo solté, subí las escaleras y antes de entrar me despedí una última vez con la mano, aborde el avión que no tardó en despegar directamente a la nación de Ucrania.

Después de unas largas horas de vuelo, por fin llegamos a Kiev, el lugar donde se encontraba el antiguo hogar de URSS era un recóndito bosque que se encuentra protegido por el gobierno, al llegar se podía apreciar el deterioro del lugar.

— Pensé que estaría bien cuidado —como Rusia tenía el otro hogar en mejores condiciones pensé que tal vez Ucrania también lo haría.

— Jamás tuve un apego a este lugar, así que no me interesa mantenerlo en orden, mi gobierno es el que cuida el lugar —retiro el candado junto a las cadenas y abrió el portón que era de barrotes—. Eso me recuerda, ten mucho cuidado por donde pisa, llueve demasiado por este lugar.

— Entendido —hubiera traído algo de protección, pero ya no importa solo seré cuidadoso.

Mientras más nos acercábamos al lugar más escalofríos me daban, el ambiente en ese lugar no era para nada agradable, se notaba que entraba poca luz, por suerte llevaba mi celular con eso podré iluminarme en caso de necesitarlo.

Ucrania abrió la puerta, entrando primero revisando que el piso se encontrara estable, después entre yo mirando el lugar, había escombros en algunas partes del lugar, todo los muebles se encontraban ahí pero llenos de moho, telarañas y demasiado polvo.

— Bien, ¿que te parece si revisas aquí mientras yo voy arriba? —me pregunto Ucrania, se que lo hacía para que no me pasará nada pero me molestaba un poco que me tomara como alguien frágil.

— De acuerdo —pero accedí solo porque teníamos prisa, pues yo debía ir al primer punto de búsqueda al siguiente día.

Ucrania subió las escaleras con mucho cuidado, mientras yo caminé por un pasillo con varias puertas, fui a la primera del lado derecho, era una oficina abrí los cajones pero contenían información sobre política y planes viejos, nada de experimentos.

Pase a la siguiente habitación y tampoco, después de un rato llegue a la última que se encontraba del lado izquierdo, pero tenía seguro, estoy seguro de que a Ucrania no le molestaría que rompiera el cerrojo, busco por el lugar una palanca o algún otro tipo de herramienta, pero llama mi atención una puerta entre abierta.

Sin Señal: Susurro de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora