Sin Señal: Susurro de Amor.

Capitulo Cero.

Ya han pasado dos años desde que lo vi por última vez, desde que me jure traerlo a casa para devolverle esa libertad que se le fue arrebatada.

Mis investigaciones no han dado frutos, investigue a Rusia desde su surgimiento hasta la última vez que lo vi y no demostró ni una sola vez ser capaz de llegar al extremo de secuestrar a México.

Hablé con sus hermanos para que me contaran más acerca de su infancia y lo único que me dijeron fue que antes de ser secuestrado por Nazi él era muy amable y sobreprotector con ellos, pero que después de eso se volvió frío y no le interesaba nada en específico.

En el tiempo que estuvo con Nazi, debió pasar por algo para llegar a ese cambio repentino.

También trate de recordar alguna señal que lo delatara en su obsesión con México, pero no había ninguna o al menos que yo supiera, revise sin permiso de OMS su historial médico y psicológico, pero no había nada.

En la casa donde mantenía a México, en un cuarto que parecía ser su oficina, sobre el escritorio había una laptop destruida y en uno de los cajones sin batería ni chip estaba el celular de México, pero al ponerlo a funcionar el dispositivo se encontraba formateado por completo y el número había sido dado de baja.

Con permiso del gobierno mexicano pude examinar el hogar de México, una hacienda que lleva años de antigüedad, fue algo difícil debido a lo grande que era, pero del lugar pude tomar la laptop de México, más no logré dar con algo relevante para la investigación.

En ese momento mi frustración creció, deje de dormir durante mucho tiempo, la cafeína se volvió mi adicción al igual que el tequila, el mismo que le gustaba a México, bebía tanto que terminaba ebrio, alucinaba con él y al final terminaba llorando recordando viejos momentos.

Momentos cuando éramos pareja, como muchas veces lo hacía llorar, enojar y frustrarse, me sentía una mierda quería enmendar mis errores del pasado buscándolo y se que a pesar de lo que pasamos, si yo hubiese desaparecido, él me buscaría.

Hace unos meses me llamo el cargado de arreglar la laptop que encontré en casa de Rusia, lograron extraer de ella archivos, su historial de búsqueda y aplicaciones, fue muy descuidado o tal vez lo hizo para jugar conmigo pero me da igual si logro descubrir algo será suficiente para mí.

— ¡Señor América! —FBI me recibió en las puertas del elevador, no me agrada tenerlo cerca, porque se la pasa pegado a Perú, me jure dejar cualquier emoción hasta recuperar a México ya que de momento es mi única prioridad, aún que es algo difícil.

Lo pase de largo e ingresé al elevador donde presione la plata menos cinco, las puertas se cerraron y yo estaba listo para aceptar cualquier cosas que estuviera guardada en ese dispositivo.

Al llegar a mi destino todos me recibieron con respeto yo solo les de volvía el saludo un poco cortante, debido a que no tenía tiempo para eso, necesitaba llegar a ver los secretos de Rusia.

— Señor América, es un gusto tenerlo aquí —el encargado me saludo cortésmente.

— Gracias, es bueno verlo, ¿Tienen todo listo? —el hombre asintió la cabeza y me guío hasta un cuarto reservado solo para la laptop.

— Llevo algo de tiempo pero al fin pudimos recuperar toda la información sin dañar nada —retiro los seguros y al abrir la puerta me dejo entrar primero, donde a primera vista estaba un escritorio largo del lado derecho la laptop reparado y del otro una completa—. Nadie a visto nada, será el primero en ver, lo dejo solo.

— Si está bien —esa fue una orden que especifique, nadie podrá ver lo que contenga la laptop solo yo, ONU e INTERPOL, claramente deje de lado a FBI.

Me senté en el banquillo de metal que había enfrente y comencé a mirar cada carpeta, fotos, videos, mayormente todo era de México o de sus hermanos, información demasiado personal, horarios, fechas importantes, lugares de trabajo, casas de vacaciones, etc.

Busque direcciones que se hayan buscado pero todos son lugares que ya había revisado, aún que había una ubicación que llamo mi atención y que había sido un lugar que al parecer visitaba con frecuencia con alguien más, no creo que se enconda ahí, sería demasiado obvio, pero no descartare nada.

Pero también debía ser discreto y precavido, me levanté y saque mi celular, debía llamar a alguien óptimo para esta trabajando.

(...)

La fría lluvia golpeaba mi cara y el aire congelaba mi garganta al igual que todo mi cuerpo, corría por el extenso jardín lleno de arboles de la enorme casa a la que me trajo en contra de mi voluntad, pero desde ese día no he dejado de pelear para tener mi libertad de vuelta.

Ya había trazado un plan de salida hace poco menos de una semana y era llegar hasta los limites del jardín, escalar el muro de ladrillos y correr, era algo simple y a la vez absurdo pero era una de las posibilidad para lograr salir, cada insignificante oportunidad debía ser aprovechada.

Tenia que ser rápido pues los hombres de Rusia se habían dado cuenta de mi ausencia y muy probablemente ya le habían llamado, aún que la lluvia, el lodo y la oscuridad que hacían los arboles, era algo con lo que no contaba, solo esperaba a que todo saliera bien.

— ¡México! —el grito de Rusia hizo eco en el lugar acompañado de un fuerte trueno que ademas ilumino momentáneamente el lugar, incluso me hizo paralizarme en donde estaba pero reaccione a tiempo y seguí corriendo.

Para mi suerte logre llegar al muro, era bastante alto casi igual que los arboles pero con un buen impulso de mi alas podría llegar sin problemas, se que no son capaces de alzarme demasiado pero si unos cuantos metros del suelo.

Con un poco de concentración logre que salieran, dolían un poco pero no tenia tiempo para pensar en eso así que observe con cuidado el muro, di unos cuantos pasos atrás, corrí y me di impulso para saltar, pero de repente sentí que alguien tomaba mi tobillo con fuerza al mirar hacia bajo pude ver que era Rusia.

— ¡Tu no puedes dejarme! —jalo con fuerza haciendo que regresara a tierra, caí con demasiada fuerza a tierra pero no me dolió el golpe debía ser por la adrenalina del momento—. ¿¡En que estabas pensando?!, ¡no puedes irte, que parte de que eres mio no has entendido!

Me levante con mucho cuidado, estaba cubierto de lodo y mis brazos temblaban, de repente sentí algo cálido recorrer mi cara, no podía ver que era pero al llegar a mi boca pude detectar rápidamente que era sangre debí haberme golpeado con algo, me siento mareado.

— ¡Estoy harto de que quieras escapar! —seguía gritándome pero realmente no le prestaba mucha atención—. Quiero darte lo mejor, pero tú simplemente quieres volver a esa horrenda vida que tenías, pero no será posible porque tú me perteneces.

Pude sentir su mano fría en mi hombro, gire mi cabeza para verlo pero veia distorsionado el lugar, fue cuando ya no pude más y lentamente caí inconsciente.