Capítulo XII/ La primera cita

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Capítulo Doce.

La primera cita.

Ema.

Después de hablar con Alexa, Rene me fue a buscar, le conté todo, ella se puso demasiado feliz.

Le conté todo, estaba demasiado feliz, sería mi primera cita, esperaba y fuera muy especial, Dylan es un chico demasiado lindo, sé que él me hará feliz, es todo lo que necesito.

— Ema.

— ¿Dime?

— Ven acá por favor.

— Voy.

Salgo de la habitación, y camino hacia la sala, Rene estaba sentada en el mueble, me hizo un gesto para que me sentara.

— ¿Ya sabes que te pondrás para la cita?

— Alexa, dijo que me prestaría ropa, ¿por qué?

— Para que vayamos de compras, ¿qué te parece?

— Obvio sí.

— Vale, cuando llegues del instituto vamos.

— ¿No iras hoy a la universidad?

— No tengo clases, el profesor que tocaba hoy no va a ir.

— Ah okay, nos vemos más tarde.

— Que tengas lindo día.

— Igual, te quiero mucho.

— Yo más.

Salgo de la casa, ya estaba lista para irme al instituto, sería un día muy interesante, estaba muy emocionada por hoy en la noche, me sentía nerviosa, pero eso no cambia lo feliz que me siento.

Hoy me tocaba ir en bus, ya que a Rene se le olvidó darme plata para el taxi y se lo gasto todo.

Estaba esperando el bus, con mis audífonos puestos, hoy me atrevería a escuchar la banda que le gusta a Dylan, Morat se llamaban, tenían canciones muy lindas, estaba escuchando, "Cuando nadie ve" es muy linda.

Pasaron unos minutos y llego el bus, subí y le pagué al conductor, me senté junto a una señora, la señora iba al lado de la ventana, ya tenía mucha edad.

Llegué al instituto, Mateo estaba afuera, cuando me vio me sonrió, ¿Mateo sonriéndome sin ninguna razón? ¿Qué estará pasando?

— ¿Qué está pasando?

— ¿Por?

— Me estás sonriendo sin ninguna razón.

— Solo me alegra verte.

— Eso es raro, muy raro, ¿de cuándo acá tu feliz de verme?

— Desde siempre tonta.

— ¿Yo soy la tonta aquí?

— Si, por hacer esas preguntas estúpidas.

— No querido amigo, usted es el que está cucú no yo.

— Solamente ven aquí.

Me acerco a él, y me abrazo, sus abrazos eran uno de los mejores, Mateo era mi mejor amigo, él era como mi hermano, siempre hemos estado juntos.

— Te extrañé— susurra.

— Yo también, nunca te vayas.

— Nunca lo haré.

Seguimos así hasta que él me suelta y entramos, no quise ir a la cafetería, tenía que terminar unos trabajos, así que preferí ir al aula que estar en la cafetería.

Ilusamente enamorada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora