Ilusamente enamorada [EN EDICIÓN]

Capítulo XIII/ La entrega del trabajo

Capítulo Trece.

La entrega del trabajo.

Ema.

Después de la cita con Dylan, el me trajo a casa, le conté todo a Rene, y me puse hacer el trabajo, todavía no lo terminaba, pero solo me faltaban algunas cosas.

— ¡Ema!

— ¿Dime?

— Vamos pues.

— Ya voy.

Estaba agarrando mis cosas, ya quería ver a Alexa y contarle todo, me siento tan feliz.

Salgo de la habitación, Rene me estaba esperando, hoy me iba a llevar al instituto, últimamente ha estado muy a pendiente de mí, no sé porque, pero me alegro de que de me un poco de atención.

— Ahora sí, vamos.

— Ya es un poco tarde, ¿te dejarán pasar?

— Obviamente, si, yo hablaré con la profesora.

— Está bien, salgamos.

Salimos y esperamos el taxi, el taxi llego y subimos.

— Hoy tenías que entregar un trabajo, ¿lo hiciste?— la miro extrañada.

— ¿Cómo sabes?

— Estuve revisando las cosas sobre tus trabajos.

— Okay, si lo hice.

— Vale.

Llegamos al instituto, ella se despidió de mí con un abrazo, baje y camine a la entrada, alguien me abraza por detrás.

— Hola mi Solecito.

— Me asustaste.

— Lo siento.

— Tranquilo.

— ¿Y mi beso?

— ¿Por qué debería de darte un beso?

— Por qué yo quiero un beso.

— No te daré un beso.

— Ya veremos.

Se pone delante de mí y me besa, me tomó desprevenida, por lo visto él no acepta un no por respuesta, me separo de él.

— Por lo visto no aceptas un no por respuesta.

— No me querías dar el beso, tuve que hacerlo.

— Solo es un beso Dylan.

— Pero no me lo querías dar.

— Nosotros no somos novios para yo estarte dando besos.

— Pronto lo seremos.

— No cantes victoria antes de tiempo.

— Yo sé que te mueres por mí.

— ¿Tienes fiebre? Porque estás delirando.

— No te hagas querida, yo lo sé.

— No diré nada.

— Y eso me lo confirma.

— Deja de ser tan tonto.

— Nunca, tonto nací, tonto moriré.

— Ven vamos.

Empiezo a caminar y él me sigue.

— ¿Hiciste el trabajo?

— Sí, ¿y tú?

— Sí.