{ 𝟝 }

215 8 0
                                    

La lluvia caía con fuerza e impactaba sobre nuestros cuerpos entallados en trajes de superhéroes. Mi compañero clava sus rodillas en el asfalto y lanza un puñetazo al suelo con rabia. Su cabello caía sobre sus ojos y parecía realmente frustrado. Yo estoy unos pasos detrás de él, mirando como su espalda sube y baja por su respiración acelerada.

     —La próxima vez lo atraparemos.

     —¿Cuándo? —pregunta él, dejando ver un poco de su fruncido ceño—. Nunca hemos estado tan cerca de hacerlo, y aun así se ha vuelto a ir. Si no hubiera sido porque Mayura ha aparecido en el último momento...

     —Lo sé. Es muy frustrante.

     —¿De verdad? Porque yo no te veo tan mal.

Sentí aquellas palabras como si se me helara un poco el cuerpo, y no era por la fría lluvia. Apreté mis puños sobre mi pecho y tras algunos segundos, me acerqué y me puse a su altura.

     —Si los dos nos derrumbamos, ¿quién nos va a animar? El maestro ya no está con nosotros.

     —Lo dices como si estuviera muerto...

     —La versión que conocíamos de él lo está. Tampoco están los demás portadores. Ahora solo estamos tú y yo.

Dirigí mi vista al asfalto. Veía nuestros reflejos en un charco. Era el reflejo de dos personas muy jóvenes que luchaban por el futuro de París, una responsabilidad demasiado grande hasta para mí, y ya estaba cansada. Shadow Moth había descubierto las identidades de todos los portadores menos la mía y la de Chat Noir. Yo me había convertido en la nueva guardiana y había descubierto un gran secreto que se suponía que no debía descubrir.

Tenía miedo. Shadow Moth cada vez estaba apareciendo más en público, y cada vez se nos hacía más difícil luchar contra él. Tras indagar en el grimorio llegué a crear magical charms para la gente, pero Shadow Moth se las arregla para akumatizar a la gente que todavía no tiene uno, así que igualmente hay enfrentamientos todas las semanas.

     —Al llegar a mi casa seguiré investigando sobre quién puede ser Shadow Moth. Solo dame tiempo, lo descubriré —dije, levantándome del suelo.

     —Lo siento mucho —responde él, enderezándose también y dándome un apretado abrazo—. He sido muy borde contigo. Siempre trabajas tanto, y además cuidas a los kwamis... Y yo no hago nada.

     —No es verdad.

     —Déjame ir a tu casa, quiero ayudarte a descubrir quién es Shadow Moth —me dice, deshaciendo el abrazo.

     —¿Venir a mi casa? Así sabrías quién soy, y sabes que eso está prohibido, gatito.

     —Ah... Claro.

Dijo aquello algo serio, desviando la mirada. No le di más importancia y me despedí de él con un beso en los labios. Ambos volvimos a nuestros hogares. Ya estaba en mi cuarto, destrasformada, con Tikki a mi lado. Mi cabeza estaba hundida en mis brazos. Necesitaba descansar un poco.

     —¿Te pasa algo? Normalmente estás más alegre. Si es por lo de hoy...

     —Todo ha sido culpa mía, Tikki. Chat ha dicho que ha sido porque Mayura ha aparecido, pero en realidad hemos perdido por mi culpa. Por culpa de mi torpeza. Cuando estaba a punto de atrapar a Mayura con mi yoyó, me resbalé por la maldita lluvia y me caí. Chat vino a ayudarme y fue entonces cuando aprovecharon para escapar. Si no hubiera sido por ese fallo tan tonto podríamos haber recuperado ambos prodigios. Soy una pésima Ladybug.

     —¡No es verdad!

     —Sí que lo es. Esta no ha sido la única vez que pasa algo así. ¿Cuántas veces he cometido errores? ¿Cuántas veces me he quedado congelada sin saber qué hacer? ¿Cuántas veces he puesto a Chat Noir en peligro? Y por mi culpa el maestro tuvo que renunciar a ser guardián... Siempre es todo culpa mía.

「Oneshots Chat Noir y tú」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora