UN AYUDANTE EN MI MISIÓN

12 3 0
                                    

Por otro lado, pasé bastante tiempo con Castro, admito que me lo pasaba mejor con él, si no tuviera tanta curiosidad por el caso de Diego, solo pasaría tiempo con Castro como antes de iniciar el curso. Pensar tantas veces esto, fue lo que me hizo contarle a Castro lo que estaba haciendo, y de paso contarle los dos sucesos que me habían ocurrido ya, y pedirle consejo. Así que eso fue lo que hice, quedé con él el jueves de esa misma semana, a contarle todo.

-Castro, ya te dije de lo que quería hablar.

-Si- Contestó de forma seca, odiaba tener que hablar de Diego, odiaba a Diego.

-Bien, yo estoy encantado de pasar todo el tiempo contigo, me he dado cuenta de que me lo paso mejor y de que estoy más feliz estando contigo, pero hay un motivo que me impide despegarme de él.-Castro murmuró algo que no logré captar, así que proseguí.

-Quiero descubrir que es Diego, quiero descubrir porque Valentín y él se llevan tan mal, ¿tendrán algo que ver y por eso Valentín nos advertía que nos separasemos de él o será puro odio?-Castro se empezaba a interesar.

-Ya te he dicho muchas veces que me da igual que estés con él, Jaime.-Hizo una pausa.

-Aunque eso último, eso sí que me interesa, ¿crees que Valentín tiene algo que ver?

-No lo sé, por eso quiero descubrirlo, pero no tiene pinta de que vaya a ser fácil, ya me ha "atacado" en dos ocasiones.

-¿Te ha atacado?-Preguntó, cada vez estaba más interesado en lo que le estaba contando.

-La primera fue la semana pasada, de repente desapareció y vi sombras moverse a toda velocidad, para que después me diera un susto de muerte. La segunda fue hace un par de días, estábamos en la panadería y vi que los dependientes tenían la cara de Diego, y el dependiente acuchillaba a su compañera que en vez de sangre tenía el mismo líquido que tú cuando saliste del baño de la discoteca.-Castro ya tenía los ojos como platos.

-¿Estás de coña no?

-No, aunque la segunda vez me desperté después por un desmayo y sin ninguna mancha. No sé si me desperté por un desmayo por la tensión y el cague del momento o por un bajón de azúcar, quiero pensar que la segunda.-Castro tenía una expresión entre enfadado e intrigado.

-Jaime, haz lo que puedas, yo te voy a vigilar siempre que me digas que vas a hacer algo con él, ¿vale?. Tu vas a ser el suicida y yo tu escolta. Vamos a ver que coño es ese monstruo y que tiene que ver con Valentín, ¿tienes alguna idea?

No sé porque, pero me sorprendió su interés, me esperaba un respuesta más seca como "vale, experimenta" pero no, Castro tenía también mucha intriga, y más al saber lo que me pasó con él.

-Sí, sí tengo alguna idea, ¿no crees que si le meto en mi casa, cuando este vacía, será el escenario perfecto para que esa bestia me destruya la vida por completo?¿Es una buena idea meterle en casa?

-¡Excelente idea!-Exclamó Castro.-Pongamos el plan en marcha, dile de ir un rato a jugar a la play o algo este finde. ¡Vamos! ¡Vamos!

-Está bien, está bien, pero escóltame bien, no quiero que me vomite slime.

-Es lo peor que te puede pasar, que asco, sigo sin superarlo.

El día siguiente le dije a Diego la propuesta que tenía para él, de venir el sábado a jugar a la consola un rato, que nos lo pasaríamos genial y que además al día siguiente podríamos volver a quedar para eso.

-Encantado, siempre que haya comida de por medio, eso sí, ¿no tienes miedo de que te humille en el Call of Duty?

-Eso te crees tú, siempre gano yo y lo sabes.

TRAZANDO LA ECUACIÓN DEL MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora