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Ya me han informado que tu novio es un insípido aburrido, que le gusta salir de noche, pasarse de copas y perderse por la gran ciudad, que no le importa si lo buscas desesperadamente y que tan solo le importas si tu esbelta figura no está a su lado, yo sé que el no te merece.

No te merece tanto como yo te merezco

En la oficina se rumorea que tu no lo quieres y lo sé porque ese rumor lo inventé yo, porque sé que es real.

Por las mañanas te encuentro merodeando por la oficina como el buen secretario que eres entregando papeles con esa sonrisa deslumbrante y tus ojos negro oscuro junto al tintineo de tus aretes, te veo demasiado cuando en un reflejo de ansiedad pasas la lengua por tus labios y como ligeramente curvas tu boca ante el maltrato de algun cliente, tambien noto como tu voz ligeramente aguda en la mañana se va tornando mas neutra y oscura a medida que pasa el tiempo y tu cansancio reflota, te observo demasiado Taeyong porque eres precioso.

Lo que no hallo precioso en ti es cuando expectante golpeas ese anillo de tu anular contra la mesada de tu escritorio o cuando veo que te despides de el todas las mañanas con una corta mirada que no deberia ser apto él de contemplarla, eso no me parece precioso, al contrario, me enerva la sangre.

Porque tu marido, el insípido aburrido de tu marido, Kim Doyoung, no te merece, en cambio yo si.

Lunes por la mañana, 8:20, como todos los cinco dias de la semana, arranque mi auto camino a la oficina.

La lluvia era intensa y empapaba los vidrios del carro pero estos eran sucumbidos por el parabrisas, frustrado por no haber llevado un paraguas estacioné y corri hacia las puertas de la empresa, con un pequeño saludo a Seulgi, me adentré al ascensor.

Antes de que el ascensor cerrara pude observar a Taeyong con el cabello mojado saliendo de aquel auto azul oscuro y lo esperé.

Supe que él seguia adentro del coche gozando de la calefacción y que no te acompañaría hacia el piso de la oficina porque probablemente no quiera mojar aquel traje caro y de mal gusto que siempre llevaba, yo en cambio, hubiese dado todos mis sacos con tal de que una gota no toque a Taeyong.

Pero por otro lado le agradecí al idiota, Taeyong se veia perfecto con las gotas recorriendo su rostro, pero ¿porque habia gotas brotando de sus ojos?

-Buen día Jaehyun- dijo con la mirada baja

-Buen día Taeyong- dudé en preguntarle- ¿te encuentras bien?-

Me miró a los ojos y sonrio levemente, tal vez por ansiedad, tenia los ojos levemente rojos, unas ojeras debajo de estos y las mejillas algo rojizas, tenía ganas de acunarlo.

-Bien, bien, solo que... sabes con esto de la boda- claro, Taeyong estaba preparando su boda con el idiota- los preparativos y todo... me genera mucho estres- Le entregue una mirada de pena porque sabia que no era tan solo eso, llevaba discutiendo con su novio todas las mañanas.-Perdón no te quiero molestar con esto, ya es mucho con todos los problemas de la oficina-

No dudé y lo rodee con mis brazos, el se apoyó en mi pechó y yo le acaricie sus cabellos humedos y algo rizados en las puntas.

En el silencio del elevador escuché su suspiro.

Taeyong era un chico joven de unos veintitres años que llego a la oficina como un reemplazo del antiguo secretario pero gustó tanto que llego para quedarse, era carismatico y sensible y, a la vez tan organizado que se ganó el puesto facilmente, desde la primera vez que conoci a Taeyong pude reconocer que las sonrisas que el me regalaba eran diferentes, siempre crei que estaba algo loco y todo era producto de una ilusión pero los demas chicos del trabajo tambien lo notaron, nos sorprendió mucho cuando nos dijo que tenia un novio desde los dieciocho y que estaban planeando casarse.

Eres mio - JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora