✩•̩̩˚⁺Us - Ruikasa⁺˚•✩

5

La semana siguiente, Rui y Tsukasa tuvieron un desacuerdo por un asunto pequeño, y rápidamente se convirtió en una acalorada discusión. Rui salió furioso de su apartamento, cerrando la puerta detrás de él.

Horas más tarde, Rui regresó al apartamento sintiéndose culpable y arrepentido. Sabía que había reaccionado de forma exagerada y quería compensar a Tsukasa.

Rui había ido a su restaurante favorito y había pedido el plato favorito de Tsukasa, cerdo frito con jengibre. Tenía la esperanza de que el gesto mostraría a Tsukasa que lo sentía y que quería hacer las cosas bien.

Mientras entraba a su apartamento, vio a Tsukasa acostado en el sofá con los ojos cerrados, aparentemente dormido. Rui sabía que estaba fingiendo, pero no quería denunciarlo.

Se acercó al sillón y sacudió suavemente el hombro de Tsukasa com suavidad.— Oye, Tsukasa, despierta. Te traje algo.

Tsukasa no se movió.

Rui suspiró, sintiéndose derrotado.— Lo siento. No debí haber actuado como lo hice. Lo eres todo para mí, y no quiero perderte por algo tan estúpido como esto.

Rui sintió que se le encogía el corazón, pero sabía que tenía que seguir intentándolo. Se sentó en el borde del sofá y comenzó a hablar desde su corazón, diciéndole a Tsukasa todas las cosas que amaba de él y cuánto significaba para él.

Tsukasa se giró lentamente con una mirada de falsa molestia, un leve sonrojo se extendía por sus mejillas.— ¿De verdad lo dices en serio? —preguntó, su voz apenas por encima de un susurro.

Rui asintió, tomando la mano de Tsukasa entre las suyas.— Por supuesto que sí. Eres la persona más importante en mi vida y no quiero perderte. Prometo compensarte y haré cualquier cosa para arreglar las cosas entre nosotros.

La expresión de Tsukasa se suavizó y le dio a Rui una pequeña sonrisa.— Está bien, Rui. Te perdono. Y gracias por el cerdo frito con jengibre. Es mi favorito.

Rui sonrió, sintiéndose aliviado.— Me alegra que te haya gustado. Comamos juntos y hablemos más sobre cómo podemos mejorar las cosas.

Se sentaron juntos y disfrutaron de su comida, riendo y bromeando como siempre. Hablaron sobre sus planes futuros y cómo podrían apoyarse mutuamente como ídolos.

Cuando terminaron su comida, Tsukasa se acercó y tomó la mano de Rui entre las suyas.— Yo también lo siento, Rui. Reaccioné de forma exagerada. Sé que ambos nos preocupamos el uno por el otro, y no quiero dejar que algo así se interponga entre nosotros.

Rui sonrió, sintiéndose agradecido por la comprensión de Tsukasa.— Gracias, Tsukasa. Me alegro de que pudiéramos hablar y llegar a un entendimiento. Te amo.

— También te amo, Rui –respondió Tsukasa, inclinándose para darle un beso. Se fueron a dormir esa noche, abrazados, sintiéndose más enamorados que nunca.