✩•̩̩˚⁺Us - Ruikasa⁺˚•✩

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Un par de días después, Rui y Tsukasa tuvieron un día libre de su apretada agenda y decidieron pasarlo en un parque de diversiones cercano. Subieron montañas rusas, probaron algunos juegos del carnaval y disfrutaron de todas sus delicias favoritas.

Mientras caminaban, Tsukasa vio una cabina de fotos y sugirió que se tomaran algunas juntos. Rui estuvo de acuerdo, y se metieron dentro de la cabina, la cortina se cerró detrás de ellos.

Posaron para la cámara, haciendo muecas y riéndose de las payasadas del otro. Cuando las imágenes comenzaron a imprimirse, Rui no pudo evitar sentirse feliz. Nunca antes se había sentido tan cómodo con nadie, y sabía que Tsukasa sentía lo mismo.

Cuando salieron de la cabina, Rui notó un animal de peluche que colgaba de uno de los puestos de juegos cercanos. Era un conejito lindo y esponjoso, y sabía que a Tsukasa le encantaría.

— Oye, Tsukasa, vuelvo enseguida. —dijo, corriendo hacia el puesto.

Tsukasa vio como Rui ganó el conejito al primer intento, sus ojos se abrieron con asombro.— Wow, Rui, eres tan talentoso. —dijo, abrazando al conejito cerca de su pecho.

Rui se rió.— Solo tuve suerte, eso es todo. Pero me alegro de que te guste.

Mientras caminaban por el parque, Tsukasa sostuvo al conejito cerca y Rui no pudo evitar sentir orgullo. Le encantaba hacer feliz a Tsukasa y sabía que el conejito siempre le recordaría su día en el parque de diversiones.

Cuando el sol comenzó a ponerse, encontraron un lugar tranquilo en el parque y se sentaron juntos. Tsukasa apoyó la cabeza en el hombro de Rui y vieron cómo el cielo se volvía de tonos anaranjados y rosados.

— Me encanta pasar tiempo contigo, Rui. —dijo Tsukasa, rompiendo el cómodo silencio.

Rui se volvió hacia él, con una sonrisa en los labios. — También me encanta pasar tiempo contigo, Tsukasa. Haces que todo sea mejor.

Tsukasa se inclinó y lo besó, sus labios se encontraron en un suave y tierno beso. Se abrazaron el uno al otro, deleitándose en la calidez del abrazo del otro.

Cuando el parque comenzó a cerrarse y regresaron a su departamento, Rui sintió que lo invadía una sensación de satisfacción. Sabía que la vida como ídolo podía ser agitada y exigente, pero con Tsukasa a su lado, sabía que todo estaría bien.