"¿Puedes pasarme el cargador?"
Ninguno de los dos apartamos la mirada del otro. Un duelo constante desde hace varios minutos, en completo silencio, intentando saber quién gana esta vez el duelo de miradas. Obviamente a él no le importa mucho, tampoco tiene nada interesante que hacer, pero yo si tenía planes. Tenía.
"Si no te hubieses roto la pierna podrías conseguirlo por ti mismo." Entrecierro los ojos esperando su reacción. Su nariz se dilata cuando inspira fuerte.
"¡Joder, June!" Exclama llevando la mirada al techo. Já. "No tengo batería desde hace dos horas, y no eres una buena acompañante. Me aburro."
"Para empezar, no es mi problema la batería de tu teléfono." Miro mis viejas converse algo sucias, encima de la mesa portátil que usa mi hermano para comer.
¿Antihiegiénico?, me da igual.
"Y si tan mal acompañante soy, debería irme."
"Sí, deberías." Sonrío de manera sarcástica cuando su grande boca habla antes de registrar sus palabras. "¡Vale, lo siento!"
Decido si seguir riéndome de él o no. Sólo se quedará por unos días más, o los días necesarios hasta que pueda viajar de vuelta a España.
Lo tenía todo perfectamente planeado. Mi padre y mi hermano querían venir a visitarme, y yo quería hacer todo un tour por Alemania, o al menos por los lugares más míticos y turísticos durante la semana que se iban a quedar. Llevo dos meses en Dortmund y no conozco nada más que la calle en la que vivo, y la universidad. Y ahora el hospital.
Mi miedo a perderme y el no conocer el idioma me ha mantenido en mi zona de confort durante dos meses. Sí, sé que la mayoría de la gente tiene un nivel decente en inglés, pero el ir a la aventura sin saber si podré comunicarme con alguien me genera mucha ansiedad. No estoy en la capital vasca. Es todo muy diferente en Alemania. Por eso quería esperar su visita para hacer turismo, si me pierdo, al menos tengo a mi padre y a mi hermano.
Pero el muy inútil tenía que partirse la pierna nada más aterrizar el avión.
Hoy tendríamos que estar visitando Buchenwald.
"June, de verdad que me aburro mucho..."
Miro el cargador que está encima de mi chaqueta, en el pequeño escalón de la ventana.
"Se lo diré a papá cuando vuelva..." Ruedo los ojos. Justamente lo que diría un manipulador de trece años.
Bajo las piernas de la mesa, y me levanto para coger su cargador. ¿Debería hacerle sufrir más?, le miro. Está realmente aburrido. Hace media hora que se nos acabó el dinero para encender la televisión, y no pienso bajar de nuevo a la planta baja y sacar otro ticket. Y mucho menos pagarlo yo.
"Toma, inútil." Le tiro el cargador justo sobre el estómago. "No te perdonaré esto nunca, Jon."
"No te he pedido perdón por romperme la pierna, June."
"Deberías."
Sin poder evitarlo antes de volver a mi sitio, la silla incómoda junto a la ventana, me acerco a su pierna vendada y escayolada desde la ingle hasta los dedos que asoman por el borde. Con mi índice y pulgar aprieto fuerte su dedo gordo. El grito de sorpresa de Jon me saca una carcajada mientras me alejo.
"¡Joder June!, ¡que duele!"
Me sigo riendo por lo sensible que es. Venga ya, si casi ni le he tocado.
"¡Hola!" La puerta de la habitación se abre cuando entra la única enfermera de todo el hospital que sabe hablar inglés fluido. "¿Cómo te encuentras?"
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LAS REGLAS DEL JUEGO | Jude Bellingham
Teen FictionNo apago el motor del coche, esperando que el futbolista no tarde mucho en bajarse. La atmósfera que nos envuelve es incómoda, al menos para mi. Después de lo que pasó anoche, y las reglas que yo misma me he saltado, pensé en una conversación. Pero...