𝑻𝑻𝑫𝑺 ; max verstappen fanfiction.
❛❛Es un deporte lleno de
testosterona y... ¿recuerdas
nuestro viaje a África? sí,
bueno la formula uno es igual
pero aquí tienes diecinueve
leones en un mismo territorio,
pelea...
09 ❜ ⌗ TTDS ⌗ ❜ i can take care of you || ailicec.
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ITALIA. SEPTIEMBRE 03, 2020.
Giorgia.
Desinfecté mis manos con gel antibacterial antes de quitarme la mascarilla, suspiré sonoramente y llamé a Callum al mismo tiempo que encendía el auto, estaba conectado al Bluetooth por lo que no necesitaba tener mi celular en las manos mientras conducía.
—Recién iba a llamarte, linda. —me dice el actor.
—Hola.
—¿Qué tal te fue con Verstappen el otro día?
—¿De verdad quieres saberlo? —mi voz salió tan amarga apenas recordé su mirada pidiéndome que los niños viajaran con él— ¿Cómo se le ocurre pensar si quiera en que los dejaré viajar a solas con él o que los cuatro iremos juntos? ¡No los conoce!
—Oh vamos, quiere ser parte de la linda familia feliz. —se burla mi mejor amigo, quien ríe al escuchar un risa molesta de mi parte.
—¡Que le jodan! Él cree que la paternidad es solo jugar con los niños y hacer las cosas divertidas. Pero qué hay de ser padre cuando están enfermos, cuando pelean entre ellos o hacen algo que se supone que no debían hacer. ¡Les gritó a los niños por haber roto una estúpida foto en su casa! —exclamé molesta— Han pasado dos meses desde que conoce a los niños y yo... ¡Carajo! Y ahora quiere que mañana por la noche vayamos a cenar con sus padres y su hermana para que conozcan a Leah y a Ryan.
—Irá aprendiendo, linda. Max necesita tiempo para adaptarse mejor y tú debes darle un poco más de libertad con los chicos, es su papá. —me dice y yo solo bufo— ¿Has hablado ya con Christian?
—Cal, no te llamé para que defiendas a Max y me digas qué hacer. Y no, no he hablado con mi papá. —le respondí mientras me estacionaba en el supermercado— Sigo sin saber qué hacer, esto es lo que siempre quise, pero ahora es todo lo que más me estresa.
—Tú no querías hijos al ser tan joven y mírate ahora, darías absolutamente todo por esos dos adorables engendros. La vida cambia, Gia.
—No les digas engendros a mis hijos, idiota. Y esto es diferente. —reclamé sosteniendo mi teléfono entre mi hombro y mi oreja mientras leía la etiqueta de una caja de barritas frutales que les gustaban a los niños.
—¿En qué podría ser diferente? —contraatacó Callum.
¿Por qué no solo podía decir que sí a lo que yo dijera? ¿Por qué tenía que llevarme siempre la contraria?
