Un mes después:
¡Divertido! Es lo que era el baloncesto con ese chico, completamente divertido. Su pierna no estaba recuperada del todo pero era verdad que gracias a los ejercicios que Aomine le dio para su rehabilitación, sentía su pierna mucho más fuerte, tanto como para no llevar ya las muletas y estar practicando con él.
‒ Ey, con calma – sonrió Aomine cuando al dar un paso hacia delante para ir a canasta, observó a Kagami acercarse a gran velocidad para cortarle el paso y poner todo su peso sobre la rodilla mala – no fuerces.
‒ Me encuentro bien – sonrió Kagami al ver que Aomine retrocedía un paso y sonreía antes de pensar la jugada.
‒ ¿En serio? ¿Tanto como para seguir mis jugadas?
‒ Empiezo a conocer tus jugadas.
‒ No tienes ni idea de mis jugadas, sólo has visto las más básicas.
‒ ¿Te contienes jugando conmigo?
‒ Claro que me contengo, no estás a mi nivel ahora mismo.
‒ Te recuerdo que soy yo el que juega en la NBA.
‒ Y yo te recuerdo que tu pierna sigue lesionada aunque ahora te encuentres mucho mejor. No puedes seguir mi ritmo ahora mismo si jugase en serio.
‒ Me da la sensación de que te lo crees demasiado.
‒ "Sólo yo puedo vencerme a mí mismo" – dijo Aomine con una gran sonrisa confiada.
Esa frase a Kagami no le dijo realmente nada, sin embargo, los niños que miraban el partido de esos dos completamente anonadados se quedaron absortos unos segundos al escucharla y luego, sonrieron. Conocían a ese Aomine de los partidos universitarios. Sus padres a veces les llevaban a algunos partidos a la ciudad cuando era la ciudad vecina para que animasen a sus compañeros más mayores o hermanos. Todos en ese pueblo conocían la frase de Aomine y sobre todo, la forma juguetona en la que solía decirla cuando jugaba con Momoi antes de que ésta tuviera el accidente.
Kai se entristeció un segundo y luego, al escuchar el bullicio del resto de sus compañeros al ver la canasta limpia de Aomine, él también se unió a festejar junto a ellos, aunque, pudo ver el rostro de su hermano mirarle como si hubiera captado ese instante suyo de indecisión, aun así, Kai sonrió para que no se preocupase.
De camino a casa, ambos hermanos mantenían el silencio. Les gustaba el baloncesto y solían practicar juntos de vuelta a casa, pero hoy, sólo caminaban.
‒ ¿Ha ocurrido algo antes? – preguntó entonces Kagami queriendo saber qué había sido esa mirada en su hermanito, esa melancólica pero a la vez... casi esperanzadora. Contradictoria, una tan contradictoria que él no podía entenderla.
‒ No ha sido nada. Sólo... un recuerdo.
‒ ¿Un recuerdo? ¿De qué?
‒ De Aomine cuando jugaba al baloncesto en la facultad.
‒ ¿Le viste jugar?
‒ Mi mejor amigo tiene un hermano de la edad de Aomine, jugaban en la misma facultad, mismo equipo, así que algunas veces, cuando el equipo universitario jugaba cerca de casa, iba a ver sus partidos. Me invitaban a ir con ellos, a mí y a otros chicos de la escuela.
‒ Él dice que no está jugando en serio.
‒ Y no lo está – sonrió su hermanito – le vi jugar y esto que practica contigo no es ni una cuarta parte de su potencial pero... está aflorando algo – comentó el niño – o eso creo. Hace muchos años que él ya no jugaba al baloncesto como antes. Le gusta, nos entrena pero... no lo disfrutaba como tal, sólo... lo hacía por inercia, supongo.
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El templo de la serenidad (Kuroko: Ao-kaga-Ao)
FanficAl regresar a su ciudad natal tras años viviendo en EEUU, Kagami sólo buscaba un poco de paz, pero lo que encontró fue el amor más puro que jamás pudo encontrar. Sólo era un joven que cuidaba el templo Rinno-ji, un joven que entrenaba a niños de su...