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La situación parecía haberse calmado, eran pocas las noticias negativas, la mayoría de soldados suponían que el fin de la guerra estaba cerca, esa fue la sensación más placentera de todas sus vidas.. Finalmente podrían volver a sus hogares, junto a sus familias, claro, siempre guardando memoria a todos los hombres valientes que dieron sus vidas por el bienestar de su nación, de su patria, dieron todo lo mejor de ellos por un mejor futuro para sus hijos, para sus familias, para sus compatriotas, dieron todo en el campo de batalla, pues, dicen que aquellas personas no luchan por exterminar lo que hay en su delante, sino, buscan defender lo que se encuentra detrás de ellos.
Ah, ¿qué clase de cuento de hadas es este? Los grandes líderes, siempre diciendo que todo estará bien, sus repugnantes discursos, demostrando una vez más que la humanidad está sumergida en el egoísmo, el placer de tener todo a nuestros pies, y es que el mundo está arruinado, vidas pérdidas de personas inocentes, y no hablo solo por los civiles, alzo la voz en nombre de los soldados, quiénes tienen los mismos derechos que tú o yo, muchos dirán que no es así, algunos tendrán la valentía de decir: "¡Son criminales, asesinos, no merecen vivir!" pero, alguna vez has pensando, ¿quiénes somos nosotros para decidir quién vive y quién no? ¿Acaso nosotros somos puros e inocentes?, ¿es por eso que, erróneamente, creemos que nosotros sí merecemos una vida en el paraíso? Y, lo más sorprendente, es que estas palabras son dichas mayormente por grupos cristianos, grupos de personas que aseguran la existencia de un dios, el creador de todo el universo y vida en este planeta.
Oh, ¿no es ese ser divino y extraordinario quién asesinó sin piedad a miles de personas? Muchos argumentan que fue un mal necesario, entonces, yo podría decir que la guerra también es un mal necesario, ¿o es que tanto yo como la persona cristiana estamos equivocados? Somos nosotros, los seres humanos, quienes decidimos nombrar ciertas actitudes o acciones como "buenas" o "malas"

A su alrededor solo se podían apreciar árboles talados, tierra por doquier y un gran desmonte de basura, el camino se le hacía algo familiar a Corea, en todo su ser podía sentir que el lugar le era familiar, esa sensación que uno tiene al mirar una imágen de una fábrica abandonada, pero con un cuarto llamativo y nostálgico, la sensación de que ya hemos estado en ese lugar antes, sin embargo, no es una sensación emocionante o placentera, es algo más terrible, se puede sentir incomodidad y en ciertos casos; miedo. Corea es una persona realmente sensible, en lo que nosotros llamamos la "dimensión espiritual", mientras más pasos daba, adentrándose en aquel lugar, más fuerte era la pesadez en su cuerpo, como si manos de desconocidos lo sujetaran de su pierna y lo obliguen a caer rendido en el frío pavimento, podía escuchar a personas murmurar, tristeza e ira de ajenos, era terrible para él, solo deseaba llegar a su destino y descansar aunque sea unos minutos, su energía se acaba, como si de un robot se tratara.

- Impery, este lugar no es.. ¿Dónde mantienes a tus prisioneros y enemigos capturados?, ¿cuál es el motivo por el cuál estamos aquí? No, en realidad, ¿por qué tengo que estar yo aquí? Me juraste que nunca más volverías a traerme a esta.. prisión. - frenó repentinamente su paso, sujetando sus cosas mientras sus ojos trataban de no mirar a su pareja, se sentía decepcionado, guarda en su mente una finita cantidad de recuerdos trágicos en esas habitaciones oscuras y heladas, desearía poder borrar su memoria y olvidar todo eso

- No estamos aquí para hacerte sentir mal a ti, Corea, queremos hacer sentir mal a tus antiguos colegas y amigos. Bueno, es prácticamente lo mismo.. ¡No te preocupes! No dormirás en esas asquerosas habitaciones, la prisión queda en el sótano, todos nosotros, incluido tú, dormiremos en el primer piso, donde nos recibirá un ayudante privado, un buffet de lujo y unas amplias y cómodas camas, todo el primer piso tiene agua y luz. - exclamó el italiano, estirando su mano para poder tomar el brazo del coreano y así llevarlo, en contra de su voluntad, hasta la puerta de la gran casa, a simple vista, se ve linda y tranquila, una casa abandonada con una infraestructura llamativa, debajo de esta se encuentra el mismo infierno, pensar que solo los separa unos pedazos de metal pesado.

꒦꒷ ˓ ʄƖourɪsh𖥔 . ֺ ָ ֙⋆ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora